“España camisa blanca de la esperanza, la negra pena nos amenaza, la pena deja plomo en las alas…”
¿Cuáles han sido las medidas más utilizadas en España luego de decretada la "cuarentena obligatoria"? ¿Cómo mostrar sus implicaciones políticas y evitar el reduccionismo al que el "sanitarismo" nos convoca?'
España ha sido, en estos largos días de expansión de la pandemia, uno de los principales centros de atención por parte de la prensa internacional y nacional.
Los titulares han estado referidos, directamente, a las formas de expresión del Covid 19, las medidas sanitarias tomadas, la persecución con ello del llamado "aplanamiento de la curva", la explosión de todo el sistema sanitario ante el crecimiento de los contagios y por último, el estallido de sus capacidades funerarias.
De lo que no se ha hablado, por ejemplo, es de las disposiciones dictadas para asegurar el cumplimiento de la "cuarentena obligatoria".
O para decirlo de otra forma, cuáles han sido los mecanismos activados, en el plano sancionatorio, de las violaciones que se detectan.
A la interna de la política española el tema no es menor, el país venía de una larga discusión interna con relación a lo que se denominó "ley Mordaza", una ley aprobada en 2015 con los votos del PP y UPN y que implicó, como resistencia, la presentación por parte de la entonces oposición de un recurso de inconstitucionalidad de la misma.
Denominada oficialmente como Ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana, todo el espectro opositor a la misma (partidos políticos y grupos de DDHH) la bautizó con el nombre de "ley mordaza".
Su nombre indica claramente, su contenido altamente represivo, por lo que no es necesario ampliar en su descripción.
La importancia de referirla radica en que los que ayer eran sus opositores, hoy acompañan las modalidades sancionatorias establecidas para quienes violan la "cuarentena obligatoria".
Un medio español "Kaos en la Red" describe la situación en estos términos: "Quién iba a decirnos que los mayores defensores de la derogación de la Ley Mordaza iban a extenderla a toda la población, a imponer el toque de queda en todo el Estado y a sacar al ejército a patrullar las calles con armamento de guerra incluido. Si tenemos que sacar una lección de estas últimas semanas es que lo que no consigue la crisis económica lo consigue una crisis sanitaria, la aceptación de que existe una represión “por nuestro bien”, por nuestra seguridad. Una represión brutal que hace tan solo unas semanas estábamos denunciando".
En el registro elaborado por este medio, con relación al número y características de las sanciones aplicadas se destaca: "se han puesto 330.000 sanciones, que van desde los 600€ para las leves hasta 30.000€ para las más graves, es decir, 1 multa cada 6 segundos. Se han producido 2.850 detenciones, algunas de ellas acompañadas de actitudes intimidatorias y agresiones. Entre estas se han decretado varios ingresos en prisión acusados de desobediencia grave y atentado contra la autoridad. En total se han practicado más de 3 millones de identificaciones en controles a pie de calle, en controles de tráfico, en autobuses, Metro y Cercanías. Solo en Madrid se han puesto más de 37.500 multas, cerca de 2.400 al día"
Y para remarcar el corte clasista de este celo sancionatorio, "Kaos en la Red" señala: "es que el confinamiento no se lleva de la misma forma en casas amplias con jardín que en pisos patera o con familias numerosas. De entre todos los identificados, sancionados y detenidos ¿Cuántos lo han sido por no tener más remedio que ir a trabajar y no poder justificarlo o por tener que ir a cuidar a algún familiar? En cuanto al trabajo, España es tradicionalmente uno de los países con las cifras de economía sumergida más altas de la UE. Se calcula que 2 millones de trabajadores realizan trabajos en negro, es decir, sin contrato y por tanto sin poder ser justificados. ¿Qué ha sido de todos estos trabajadores que ya no figuran en las listas del paro ni reciben ninguna prestación? ¿En qué situación han quedado? ¿Cuántos de ellos se habrán saltado el confinamiento para tratar de llevar algún ingreso a casa?".
Estas medidas, han suscitado muchas veces, reconoce el medio, muestras de apoyo "popular", apoyo que señala de qué forma lo que es político (el esquema de estructuración de las medidas) ha sido trasmutado, invisibilizado y reducido hasta solo presentarlo como del orden de " lo sanitario": "Lo más preocupante de todo esto ha sido ver como muchas de esas actuaciones policiales han sido jaleadas desde algunos balcones, cuestión sobre la que hay que manifestarse radicalmente en contra. Es más, es nuestra obligación denunciar que no se puede decretar el confinamiento masivo de millones de personas de la noche a la mañana sin haber asegurado antes su sustento. Esto es igual de irresponsable y de criminal que enviar a miles de trabajadores sanitarios a hacer frente a esta crisis sanitaria sin medios de protección, sin personal suficiente y bajo unas condiciones de sobreexplotación insólitas", reflexiona el medio citado.
Se puede pensar, de forma errada que la pandemia no tiene nada que ver con "lo político" y que quienes insisten en señalar su definición como política, son unos irresponsables.
Pero lo que se señala, al menos para el caso español, es que no hay una oposición "per se" al "confinamiento obligatorio" o la "cuarentena", sino, a las formas políticas de concebirlo y controlarlo y es justamente en este punto, donde la pandemia nos recuerda que toda acción sanitaria desplegada desde el Estado, es siempre una acción política que replica todas las inequidades que en nombre de "lo sanitario", hoy pretende ocultarse.
En momentos en que algunos, en nuestro país "urgen" en accionar rápidamente, "lo legislativo" en nombre de la autoridad y el orden, no está nada mal observar hacia dónde ello puede conducirnos.