Prolegómenos:

En la noche del día 23 de marzo y como parte habitual de una liturgia que, cada vez se torna más naturalizada, el Poder Ejecutivo, en la persona de su Presidente acompañado de algunos de sus ministros, informaba a la población sobre la situación de la emergencia sanitaria decretada como consecuencia de la presencia en el país del COVID 19.

La conferencia en cuestión había estado precedida por varias situaciones.

Primero, la pública posición del SMU con relación a avanzar hacia una “cuarentena general” y la reunión que su presidente tuviera, ese mismo día, con el Presidente de la República.

Segundo, los dichos del expresidente Dr. Tabaré Vázquez sobre las acciones que estimaba debían realizarse, dichos que, como es muy fácil comprobar, no antecedieron a lo que ya el SMU declaraba a “grito pelado”, pero que la “magia informativista” se encargó de invertir, en una “suerte de maniobra” cuyo efecto político fue desviar la atención de lo que enfáticamente afirmaba el SMU y otras asociaciones y organizaciones sociales.

Tercero, las declaraciones ambiguas y tramposas de un “trasnochado general”, que ni corto ni perezoso, luego de reunirse con el Presidente de la República, hizo foco en las afirmaciones del expresidente Dr. Tabaré Vázquez, en un vano intento descalificatorio, para pasar a declarar de forma inmediata (¿jugando a ser mandatario?) que estábamos viviendo una situación de “guerra”.

Teatralidad y gestualidades:

En la conferencia de prensa, el escenario se mantuvo invariable con relación a la dinámica que se ha venido estableciendo cuando está presente el Presidente de la República.

Es un escenario repleto de gestualidades, algunas de ellas tan visibles y claras que “rompen los ojos”, como, por ejemplo, las posiciones tipo “estampas” de los ministros de Defensa (quien no paraba de asentir con la cabeza mientras el Presidente hablaba), Interior y Relaciones Exteriores.

O el desespero de un ministro de Salud, de quien se ha dicho había presentado la renuncia, por responder a los periodistas cuando las interrogantes referían directamente a su cartera.

O la propia gestualidad del Presidente de “hacerse cargo” de estas preguntas claramente dirigidas al ministro de Salud, impidiendo a éste que hablara por sí mismo (¿notaron cómo Salinas acomodó el micrófono y cómo el Presidente con la mirada casi que le devuelve el bendito artefacto a la posición anterior?)

Salinas, ministro de Salud y, por lo tanto, supuestamente el más informado sobre la situación, sólo pudo hablar, mínimamente, cuando el Presidente en su exceso de “hacerse cargo”, trastabilló en su respuesta.

A la vista de todos y en un ejercicio improvisado de experto surfista, dejó la tabla unos segundos del lado de Salinas.

Pero todo esto no son más que minucias, la noche tuvo otras gestualidades notables, todas del Presidente que “se hace cargo”.

Gobierno si, política no: un requiém por Norberto Bobbio

“Nosotros no estamos haciendo política, no vamos a hacer política, nosotros estamos gobernando, es una responsabilidad superior”, afirmó.

Explayándose luego acerca de los “fundamentos” para no avanzar hacia una “cuarentena”.

Uno de estos fundamentos, fue sencillamente bochornoso, el Presidente del equipo de gobierno que apenas entrado en funciones, había anunciado un tarifazo para todos los uruguayos, se mostraba como el Quijote de los más vulnerables del país:

“Quien proponga seriamente el aislamiento total debe de saber o debe de estar dispuesto a aplicar las medidas que incluso pueden llevar al delito de desacato, que tiene pena de prisión. ¿Alguien en serio, con responsabilidad, está dispuesto a llevar detenido, a llevar ante un juez, ante un fiscal, a un uruguayo en cualquier lugar del país que está tratando de hacer el peso? No parar la olla de la semana, para el día. ¿En serio, eso es lo que se está proponiendo? Nosotros somos muy responsables y estamos cuidando a los uruguayos (…) Lo nuestro es en serio. Tentaciones para hacer política, muchas. Respuesta, ninguna. Gobierno responsable, y cuidar a los uruguayos es nuestra preocupación”, afirmó.

En su explicación posterior sobre lo que significaría “gobernar” y no hacer “política”, el Presidente fue más claro: acudirá a incrementar la presencia policial para “estimular” que la población respete el autoaislamiento, ello explica la presencia de los ministros de Defensa e Interior, en la mesa de la conferencia de prensa.

Es casi risible, el Presidente flanqueado por sus más verborrágicos ministros, intenta en un desesperado gesto, relocalizar sus dichos con relación al orden social al cual aspiran, ¿o ya hemos olvidado esa otra pobre gestualidad de los anuncios sobre “megaoperativos” sobre los cuales la información sobre su efectividad nos ha sido trampeada?

Casi que, como en un murmullo, se podía escuchar, como música de fondo, los ecos de “autoridad, autoridad” que tantas veces entonaron juntos Larrañaga y García.

Mientras todo esto se afirmaba, se conocía que las solicitudes de paro se habían triplicado y que representaban las cifras más altas de los últimos 17 años.

Sin embargo, la “frutilla de la torta” fue la declaración del Presidente con respecto al número de femicidios: “daño colateral” expresó, afirmación sobre la que, curiosamente, en su edición del 24 de marzo, el diario del gobierno no hizo una sola mención a este punto.

Se vienen reportando, en este peculiar mes de marzo, nueve homicidios de los cuales, cinco son femicidios y quien dice “gobernar” y no hacer “política”, lo simplifica a “daños colaterales”.

Nada, que uno se siente tentado a afirmar que la reunión que había mantenido, ese mismo día, con el ex general dio sus frutos: el Presidente nos está pensando, a nosotros los gobernados, en términos de guerra.

Y ellos se están alucinando como un Estado Mayor al cual ninguno de nosotros pertenecemos, no importa que lo que se decida allí decida el curso de nuestras vidas.

Lloremos, una vez más, a Norberto Bobbio, anoche volvieron a anunciar su muerte, esta vez fue un claro homicidio.

Autor: Rolando Arbesún

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