En el prefacio de su tesis doctoral “Diferencia de la Filosofía de la Naturaleza en Demócrito y en Epicuro” Karl Marx cita las palabras de Prometeo a Hermes (el servidor de los dioses):
“Has de saber que yo no cambiaría
mi mísera suerte por tu servidumbre.
Prefiero seguir a la roca encadenado
antes que ser el criado fiel de Zeus”.
Hoy 14 de marzo en el 138 aniversario de la muerte de Marx y a 36 años de la liberación de las y los últimos presos políticos, me resulta imposible no relacionar estas palabras de Prometeo, a lo que fue la prisión y la tortura sufrida por miles de presas y presos políticos durante la última dictadura civil-militar de nuestro país durante el período del 27 de junio de 1973 y el 1 de marzo de 1985.
Prometeo fue el titán condenado por Zeus por darle el fuego a los seres humanos, en ese fuego estaba la conciencia de la liberación y esto significará siempre el rebelarse al poder que les oprime, en ese caso rebelarse al mandato y voluntad de Zeus y los dioses del Olimpo, en el caso de nuestros presos y presas políticas el rebelarse a una dictadura que respondía al mandato imperialista en el llamado Plan Cóndor, que tenía como objetivo instalar el neoliberalismo y a la vez eliminar todo tipo de organización popular, sobre todo y en especial aquellas de carácter marxista.
El 14 de marzo de 1985 recuperaban la libertad las últimas y últimos de aquellos miles de militantes políticos que no se doblegaron y salieron a luchar en defensa de la democracia, las libertades y los derechos humanos de todo un pueblo, miles que hasta el día de hoy siguen siendo parte fundamental de la lucha contra la impunidad, en la lucha por Verdad y Justicia, pero sobre todo por Nunca Más Terrorismo de Estado, miles que hoy siguen sembrando la memoria, buscando incansablemente a cientos de compañeros y compañeras que aún continúan desaparecidas, presas del silencio de los criminales de lesa humanidad que en muchos casos continúan gozando de libertad o beneficios otorgados por la justicia.
Lamentablemente luego de 15 años han retornado a ser gobierno parte de quienes les cubren, pero esta vez con un nuevo actor que utiliza la tribuna del parlamento para pretender perpetuar la impunidad. Pero que nadie se asuste, que los defensores de la impunidad seguirán encontrando la resistencia en aquellas y aquellos ex presos políticos y de las nuevas generaciones que somos fruto de la cosecha de esa memoria sembrada durante años, esas y esos cientos de miles que inundamos las calles cada 20 de mayo en la Marcha del Silencio año tras año, las mismas y mismos que realizamos las innumerables intervenciones que tuvieron lugar el pasado año cuando las medidas sanitarias por la pandemia no nos permitieron marchar.
Hoy estuve otro año más acompañando a las y los ex presos políticos en el acto que se realizó en el Memorial del Cerro y se sigue viendo en sus ojos el dolor, pero el fuego vivo de la lucha por Verdad y Justicia, de la lucha por cambiar al mundo de base y que podamos vivir todas y todos igualmente libres.
El fuego que aquel Prometeo de Treveris como lo llamaron a Karl Marx nos entregó sigue más vivo que nunca, y más temprano que tarde la humanidad alcanzará su emancipación.