Recordemos que en el año 1995 se redactó y se llevó a cabo por parte del gobierno de turno una reforma de la seguridad social la que comenzó el 1º de abril de 1996 (Ley 16.713) que creó un sistema mixto, donde por un lado el Sistema Público (BPS) iba a dar una jubilación y por el otro lado el Sistema de Ahorro Individual Privado (AFAP) iba a dar otra jubilación.

Recordemos también, que en aquel momento nos decían que con aquella gran reforma íbamos a ganar todos, el Estado, l@s trabajador@s y estás empresas privadas que se creaban a partir de la misma, que no había más remedio porque el BPS se iba a fundir y además teníamos que cumplir las recetas que nos exigía el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El principal redactor, impulsor y ejecutor de aquella Reforma en aquel momento fue Rodolfo Saldain quién se desempeñaba como presidente del BPS.

Hoy la historia vuelve a repetirse, los mismos actores políticos y técnicos de aquel momento, son quienes redactaron e impulsan una reforma jubilatoria, con los mismos argumentos, afirmando que nuevamente el BPS está en quiebra y prometiendo, cómo lo hicieron en el 95, que esta reforma es justa, solidaria y redistributiva.

Generando en la opinión pública relatos que son verdades a medias o en definitiva son mentiras, cuándo se dice esta reforma es justa y solidaria por parte del presidente de la República, deberíamos de preguntarnos lo siguiente:

¿Para quién es justa?, ¿Solidaria entre quienes?

Ya que los que más tienen no van a aportar más al sistema, no habiendo redistribución de la riqueza dado que la seguridad social es la herramienta para ello y solo habrá redistribución del ingreso, es decir, repartamos la miseria, repartamos la pobreza.

La solidaridad es un principio de la seguridad social, la misma no descarta a los que más tienen como el gobierno hace con “LOS MAYA ORO”, aplicando claramente un sentido ideológico neoliberal donde se ensancha la brecha de desigualdad y los pobres serán cada vez más pobres y los ricos serán cada vez más ricos. ¿de qué solidaridad nos hablan?

Más nos preocupa cuando sale a la prensa un expresidente de la república como es Julio María Sanguinetti a decir que él es ejemplo de la demografía en el Uruguay y del aumento de la expectativa de vida, tratándonos de ignorantes a toda la sociedad, ya que tod@s sabemos y además hay estudios de las Naciones Unidas en las cuales marca claramente que la expectativa de vida tiene mucho que ver con la calidad de vida que tuvimos los seres humanos desde nuestro nacimiento hasta la muerte. Estuviese muy bueno que todas las uruguayas y uruguayos tengamos la misma calidad de vida que ha tenido el expresidente de la República, pero no es así, porque es una minoría de la población que tienen tales privilegios, estudios recientes en Chile demostraron que la expectativa de vida en un barrio VIP de Santiago con un barrio pobre de la misma ciudad tienen una diferencia de expectativa de vida de más de 18 años.

Nos extraña también, que el contador Rodolfo Saldain impulsor de esta reforma, una y otra vez insista y afirme que la tasa de reemplazo va a ser la misma que tenemos hoy en día de un 45%.

Actualmente con 60 años de edad y 30 años de servicio registrados en el BPS (causal jubilatoria) te retiras con una tasa de reemplazo del 45%, mientras tanto, con el anteproyecto de reforma te vas a retirar a los 65 años de edad y 30 años de servicio con una tasa de reemplazo del 45%, lo que al parecer no se dio cuenta de que vas a postergar el retiro 5 años más, sino que hoy en día si tenés 65 años de edad y 30 años de servicio tenés una tasa de reemplazo del 55%.

Cómo decíamos nos resulta extraño que un contador no se dé cuenta de que un 10% menos de tasa de reemplazo signifique una rebaja jubilatoria.

Y me pregunto si fuese tan buena, justa, solidaria y redistributiva está reforma jubilatoria, porque no nos dicen toda la verdad y dejan intentar engañarnos con relatos qué confunden a toda la población quiénes en definitiva serán l@s afectad@s por dicha reforma.

Autor: Carlos Clavijo

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