Más allá de que vivimos en tiempos de cuestionar lo dicotómico, la dualidad, las miradas de “estas conmigo o sos el enemigo” o elegir entre “blanco o negro”, la realidad es que el sistema se sigue imponiendo y en contadas situaciones nos encontramos en la obligación de por ejemplo responder: “¿si o no?”; como ocurrió en el referéndum convocado por la campaña para anular 135 artículos de la LUC. Referéndum para el cual además la Corte Electoral definió que las papeletas para votar serían celeste para la opción del NO y rosada para la opción del SÍ, más binario que eso imposible.

“Mujeres que vistieron de celeste” es un simple título didáctico para problematizar los discursos que repiten que todas las mujeres somos iguales y pensamos lo mismo. Estos discursos tienen consecuencias como el debate público, fuertemente mediatizado, sobre sí posicionar o no el 8M por la campaña de VOTÁ SÍ, con cuestionamientos que iban desde “no politizar el día de la mujer” hasta “no excluir a las mujeres” de derecha que votaban NO.

Lo que se definía en el referéndum (el 27 de marzo, 19 días después del 8M) era rechazar la forma y contenido de un proyecto propuesto por este gobierno de coalición de derecha y ultraderecha, que finalmente logró instalar un paquete neoliberal de medidas a través del recurso de “urgente consideración”. Y entre estas filas había mujeres muy dispuestas a confundir e incidir en los debates internos del movimiento.

No creo que sea justo decir que los debates del 8M en torno al Referéndum fueron la causa de no lograr los votos suficientes pero sería importante reflexionar sobre el contexto actual y desafíos futuros: ¿Cómo sostener debates internos y públicos sin desgarrarnos?¿Qué alcance buscamos tener como movimiento?¿Qué caminos deberíamos tomar para fortalecer la unidad feminista con otros movimientos?¿Cuáles son las propuestas que hemos producido para enfrentarnos al sistema?

Despertar de “lo político es personal” y retomar que “lo personal es político”

Las mujeres y disidencias que adherimos a los feminismos asumimos un compromiso diario por combatir al sexismo, tanto en lo individual como en lo colectivo. La consigna “lo personal es político” es una propuesta del feminismo radical para problematizar la explicación individual a las experiencias de las mujeres, mostrar el carácter estructural de las violencias vividas y romper con la lógica de un sistema que aísla y condena al sufrimiento en soledad y silencio.

En 2015 bell hooks escribió:“La ética de la sociedad occidental, conformada por el imperialismo y el capitalismo, es personal más que social. Nos enseña que el bien individual es más importante que el bien colectivo y, en consecuencia, que el cambio individual es más significativo que el cambio colectivo.” [1]

Como bien lo explica, el sistema ha sabido adentrarse en nuestra consigna y desviar la propuesta radical, en tanto una tarea revolucionaria, con la práctica de “lo político es personal” lo cual ha llevado a que nos adaptemos y reafirmemos nuevamente en un mismo accionar individualizante.

Mientras posterguemos debates, perpetuemos discusiones, resaltemos diferencias, resolvamos no resolver en colectivo y nos conformemos con dividir y distanciar, el movimiento podrá crecer en cientos de miles pero esa diversidad seguirá multiplicándose hasta ser meramente unipersonal.

Por un feminismo con memoria

“La calidad de los futuros éxitos de este nuevo episodio de lucha dependerá de nuestra capacidad de comprender de dónde viene y en qué consiste esta protesta”.[2]

En las últimas décadas, particularmente desde el 2016, los feminismos han aumentado a escala global la adhesión de millones de mujeres y disidencias, con énfasis en las nuevas generaciones que son quienes históricamente más convocadas se sienten al movimiento. Esta masificación generó una revitalización, nos hizo retomar las calles y las grandes movilizaciones pero al mismo tiempo significó que una gran masa de personas hayamos ingresado a la lucha sin el tiempo suficiente de interiorizar todos los pasos que se han dado. [3]

Durante un gran período de la historia perdimos oportunidades de profundizar en la lucha por reproducir discursos y excluir a compañeras porque “el feminismo es de burguesas”, además de ignorar los grandes aportes de feministas de la clase trabajadora, con propuestas como el 8M - Día Internacional de la Mujer Trabajadora [4]. El señalamiento, real, de que dentro de las diversas filas del movimiento feminista existen algunas mujeres burguesas ha distraído la vista de preocupaciones que requieren de mayor atención y trabajo: la ideología de quienes integran el movimiento.

En la realidad de un sistema capitalista y neoliberal es lógico que una enorme cantidad de mujeres y disidencias feministas se adhieran a las corrientes filosóficas y propuestas más liberales del movimiento. A esto se le suma la alta fragmentación en la historia del feminismo, con disputas como feminismo liberal vs radical, feminismo de la diferencia vs de la igualdad, feminismo por la emancipación vs reformista, feminismo autónomo vs intitucional, etc.

En el 2017 se hizo público el “Manifiesto por un feminismo para el 99%”[5] generado por históricas intelectuales feministas, que hacen un llamado a la unidad del movimiento y a una ampliación de nuestro programa de lucha (contra el racismo, el imperialismo, el sexismo y el neoliberalismo). Esta iniciativa reúne el acumulado de siglos de lucha con la vigente necesidad de unir movimientos sociales y políticos para erradicar a ese 1% (donde también hay mujeres) que acumula, expropia y explota nuestros cuerpos, territorios y derechos.

Todos los esfuerzos en producir material, cifras, estadística, teorías, tesis, herramientas, revistas, webs, etc. necesitan encontrar las vías organizativas y la energía para la acción, de lo contrario quedarán en bibliotecas o archivos para su olvido.

Hoy todavía tenemos las condiciones y la responsabilidad histórica de re-encontrarnos, debatir nuestras diferencias y acordar los objetivos, plazos e iniciativas que nos permitan realizar un ejercicio político común, sin forzar únicas formas de transitar caminos pero con una perspectiva que logre combinar agitación con pensamiento estratégico y nos acerque a nuestra emancipación.

“Sabemos que la lucha es larga porque queremos ir lejos, pero también porque venimos de lejos” [6]

 

Serie “El cuento de la criada” basada en la novela distópica de Margaret Atwood