Los hechos hablan por sí solos. Manini Ríos dijo una cosa sobre los ofensivos y reaccionarios dichos del subsecretario de Defensa, Rivera Elgue; pero lo mantienen en el cargo, junto con el presidente Luis Lacalle Pou. Los integrantes de la coalición de derecha, que se llenan la boca con la democracia, ponen en el ministerio de Defensa a un fascista confeso, que considera que la dictadura mató y desapareció a poca gente.
Ante las preguntas de los periodistas, Guido Manini Ríos, hablando en un tono demasiado duro, les dijo que no quiere hablar del pasado. No quiere hablar de la dictadura y del terrorismo de estado.
Además no le gusta que lo anden acusando de nazi y fascista. Dijo: “Rechazo completamente los calificativos de fascista, de nazi, de extrema derecha, de partido militar”. Lo que se desprende que, sí es de derecha. Esta bueno que se reconozca de derechas, porque hay muchos que son y actúan como de derecha, pero se hacen los ofendidos cuando les dicen que son, lo que son: de derecha. Todos los politólogos sin excepción hablan de la coalición de derecha que gobierna, la coalición tirando a marrón.
Guido Manini Ríos dice:”Cabildo Abierto es un partido artiguista, preocupado por los más frágiles.” Está haciendo referencia al pasado.
El general no estaría de acuerdo con una derecha liberal, aunque está aliado al Presidente y al Canciller, que son neoliberales. Como que es un poco contradictorio. Él representa la derecha que quiere el orden por encima de todo.
En la campaña electoral manifestó que sus referentes son Artigas y Nardone.
Benito Nardone, conocido por “Chicotazo” era muy de derechas. Por ahora no voy hablar de los cabildos coloniales, de los cabildos en el período Artiguista o de los que convocaba Nardone. Pero a manera de adelanto entre cabildo y asamblea me quedo con la segunda. Los cabildos era para poquitos y las asambleas daban lugar a los más frágiles. Prefiero el Artigas de la asamblea de la Quinta de la Paraguaya, o de la asamblea de la Panadería Vidal o la del Paso de la Arena. Entre poquitos y el pueblo reunido y armado, prefiero lo segundo. El general prefiere el monopolio de las armas y al pueblo lejos, muy lejos de ellas.
Por eso en un artículo anterior decía que no tiene una verdadera doctrina de la defensa nacional. Se pasa por alto la misión fundamental.
Guido Manini Ríos es de derecha. Pero hay distintas derechas, que tienen como factor común el unirse siempre en reacción a factores que ven como amenazas. No es monolítica la derecha. En momentos de temor ante la pérdida de poder y privilegios, los representantes de las derechas adoptan en sus discursos un lenguaje cada vez más radical y antidemocrático.
Según el historiador Pierre Bourdieu, las derechas forman un campo ideológico, integrado por movimientos político-sociales con distintas tradiciones y compuestos por agentes con discursos propios, pero con una gramática compartida. Llega un momento que dentro de las derechas se produce una hegemonía de una de ellas, según cómo evolucione el contexto.
Según, -este sí que historiador de verdad- José Pedro Barrán, la reformas del primer batllismo, durante la segunda presidencia de José Batlle y Ordóñez, generaron la primera reacción organizada de las clases conservadoras en el siglo XX. Reaccionaron porque el batllismo cuestionó valores y principios de las clases altas, porque cuestionó a la Iglesia Católica como institución y frenó a la oposición política del Partido Nacional.
En el año 1913 Pedro Manini Ríos –representante de la derecha conservadora- rompe con el batllismo y forma el Partido Colorado General Fructuoso Rivera. Al general no le sirve hablar del pasado.
El siguiente paso de la reacción conservadora es en el año 1915, con la creación de la Federación Rural, que promovió la unión de todos los empresarios para detener el reformismo batllista. El gremio ruralista contó con el apoyo de Luis Alberto de Herrera y Pedro Manini Ríos. Por eso que no quiere que se hable del pasado.
El bloque conservador logró su gran triunfo en las elecciones del 30 de julio de 1916, donde derrotaron al batllismo, lo que se tradujo en el alto a las reformas del presidente Feliciano Viera. Surgió lo que Gerardo Caetano denomina la República Conservadora.
Ese bloque empresarial-político es el que pide y apoya el golpe de Estado del 31 de marzo de 1933, llevado adelante por el presidente Gabriel Terra. O sea, que el primer golpe de Estado contra la democracia fue apoyado por los sectores conservadores del Partido Colorado, el Herrerismo y los principales sectores empresariales aglutinados en el “Comité Nacional de Vigilancia Económica”.
¡Desde ahí vienen las derechas conservadoras!
En aquella coalición marrón, había un poquito de simpatía por el falangismo - fascismo español-, el fascismo italiano y el nazismo. No se ponían colorados por recibir condecoraciones o por convenios para hacer la primera represa en el Río Negro. Con Hitler no tenían problema. Y con Mussolini, menos. La dictadura de Terra con esos apoyos rompió relaciones con la República Española en 1936. O sea, que franquistas a morir. De ahí vienen las derechas uruguayas, también.
Luis Alberto de Herrera fue miembro de Falange Española en Uruguay y en un viaje en 1937 a Italia, elogió los logros del fascismo de Benito Mussolini.
Entre los dirigentes políticos del terrismo surgieron varias simpatías hacia los regímenes de Italia y Alemania y con los golpistas españoles. El historiador Juan Antonio Oddone plantea la tesis de las simpatías fascistas del elenco terrista y sus aliados herreristas. Que las simpatías de Gabriel Terra, como de dirigentes políticos y funcionarios de la dictadura fueron muy comentadas en los informes diplomáticos ingleses y estadounidenses de la época. Está comprobado que Terra a la hora de los ascensos en las FF.AA, eligió a simpatizantes fascistas. Tal vez por esto, el general no quiere hablar del pasado.