Junta Departamental de Maldonado

Reconocimiento al trabajo social de la Pastoral de Piriápolis.

EDIL BILLAR (Nicolás).- Gracias, presidente.

 

Monseñor Miltón Tróccoli ‒ Obispo de Maldonado, Punta del Este, Minas y Rocha‒, es un placer que este aquí con nosotros, también el presbítero Francisco Gordalina ‒cura párroco de Piriápolis‒, para nosotros el querido padre Paco.

Padre, hoy en público vuelvo a decir lo que le dije un día en privado en la parroquia cuando lo conocí: “Discúlpenos, no sabíamos lo que hacíamos”.

Saludamos especialmente también y es un honor que estén aquí con nosotros, a Carmen, Gabriela, Delia, Eliana, Cindy, Nancy, Ana, Andrea y Soledad; público en general, compañeros ediles y compañeras edilas.

Cuando este humilde tribuno comunista en la sesión de la madrugada del 13 de julio solicitara fecha para realizar este reconocimiento, se generó algún grado de sorpresa en la sala; sorpresa tan entendible como injustificada, que esperamos se disperse con las siguientes lineas.

El día que tuvimos la suerte de conocer la labor social de la parroquia de Piriápolis vinimos con el alma encendida; no hacia falta decir demasiado, constatar que la lucha convive entre todos los revolucionarios: los de la fe, los de la justicia social, entre hombres y mujeres entregados a las causas del pueblo que hoy también es el más oprimido. No es poca cosa en tiempos de crueldad e indiferencia. Conocimos a un grupo humano maravilloso que a lo largo de 13 años ha cumplido y cumple con enorme responsabilidad y respeto una tarea que nosotros calificamos de revolucionaria: el accionar de la parroquia de Piriápolis. Dentro de las distintas áreas de trabajo que desarrollan se encuentra la labor de la pastoral social.

Cuando los visitamos, el local estaba vació, pero es de esos lugares que uno puede imaginarlos con facilidad en funcionamiento, como pasa con los que contienen en el día a día mucho trabajo y movimiento: aún vacíos, uno puede ver la vida latir en ellos. El local donde funciona la pastoral social es un salón muy grande con varias secciones: en una parte se reciben las donaciones, en otra se clasifican, a otro espacio va el abrigo y la ropa ya clasificada ‒si es para el invierno o para el verano, para niños o adultos; la ropa de bebes, los pañales‒, todo meticulosamente ordenado y doblado en repisas. También se arman canastas, por lo tanto se reciben productos: se ordenan, se confeccionan las canastas.

Era emocionante ver como esa dedicación se materializaba, tan solo señalare un detalle que me llamo la atención, en un papelito que tenían pegados los productos, donde decía la fecha de su vencimiento. No eran dos o tres cajas de pulpa de tomate: eran muchos productos con un papelito pegado con cinta avisando su vencimiento. Ese papelito daba cuenta de lo meticuloso del trabajo, del amor con que se hace y, sobre todo, de que nada se puede perder porque todo ayuda.

Cuando pregunte por esa tarea tan puntillosa, me dijeron quien la realizaba. No voy a identificarlo, porque todo es parte de un trabajo colectivo, pero me lo imaginé con esa paciencia que lo caracteriza, a veces acompañado, a veces solo, aprovechando un rato libre revisando las cajas y pegando con mucho amor esos papelitos. La pastoral atiende 149 niños, 43 adolescentes, 120 adultos, 24 adultos solos. En total: 110 familias y 336 personas.

En la parroquia también funciona un merendero que brinda a más de 70 niños una taza de cocoa caliente a veces acompañada con tortas, bizcochos, pan, pizzas u otras cosas ricas que elaboran o consiguen las compañeras que lo atienden. Con la pandemia se tuvieron que reinventar y empezaron a fraccionar los alimentos para que las familias los pudieran ir a buscar.

Dentro del trabajo social que se realiza en la parroquia de Piriápolis también esta la olla popular Manos Abiertas, que tuve la posibilidad y la suerte de conocer. La olla atiende a más de 100 personas. Es un proceso hermoso de mujeres que, mientras se reconstruyen, acompañan, sostienen, ríen y ayudan, van creando comunidad y empoderamiento. La olla popular, que iniciaba hace 5 años con Soledad y un grupo de jóvenes de la parroquia, hace 2 años que es atendida por la propia comunidad que en torno a “la ollita de la parroquia” ‒como la llamaban‒ se fue creando.

Voy a usar palabras de Eliana, porque no hay mejor forma de describir lo que allí se respira: “No es solo cocinar para que se lleven un plato de comida: es la escucha, a veces contener, es el cálido abrazo, la palabra de aliento que te ayuda a seguir adelante. Ser parte de este colectivo es un aprendizaje constante; sonrisas y palabras de gratitud, las que guardamos como nuestra mayor recompensas. Es dar pero también recibir, y no hablo de cosas materiales: es saber que día tras días vamos aprendiendo algo nuevo y sabiendo que por un momento le cambiaste la vida a alguien”. Y concluye Eliana: “Ojala algún día estos espacios sean movidos simplemente por las ganas del encuentro y no por la necesidad de tanta gente”.

No hay mucho mas para agregar. Solo saludar a la olla feminista Manos Abiertas, donde un grupo de mujeres comparten y luchan todos los días por pan, techo y trabajo.

Nuestro reconocimiento a esta institución religiosa no pretender ser confesional sino de profunda reflexión hacia las causas que nos unen. El cristianismo tiene un mensaje concreto de la espiritualidad humana que tiene que ver con la construcción de un proyecto civilizatorio de solidaridad y no de competitividad. Esa es la lectura que hacemos de Jesus, líder revolucionario, prisionero político, torturado por dos poderes políticos y condenado a la muerte por haber anunciado un reino de Dios frente al reino del Cesar. El discurso y la practica de Jesus fue muy clara, oponiéndose al templo como el centro del poder político y económico en el que el gran sacerdote era el jefe político nombrado por los romanos, frente a una población empobrecida por los impuestos del imperio y la extracción del sobre producto local.

No hace falta recordar que la condena al capitalismo como sistema de generación de injusticias y desigualdades también ha sido realizada por la iglesia de forma expresa. “La causa de la injusticia del mundo de hoy es el sistema capitalista", expresaba el Papa Francisco en numerosas recorridas, con el afán de que la Iglesia sea mas un templo espiritual identificado con los valores que profeso y realizo Jesus que con una iglesia triunfalista. Una iglesia mas cerca del pueblo, participando en la lucha por la justicia y en pro de la paz, es también para nosotros revolucionario. Servir a los pequeños, a los más pobres, a los olvidados, a los enfermos, a los que no tienen voz y luchar por una vida digna para todos, esa era la propuesta de Jesus y es la del socialismo.

Evidentemente, la historia no supo recoger el mensaje de Jesus, que era mucho más universal y fundamental, y que criticó todos los poderes que oprimen al pueblo. Frei Betto, fraile dominico brasileño, teólogo de la liberación y autor de más de 50 libros de diversos géneros literarios y temas religiosos, nos recordaba que hubo dos hitos en la historia institucional de la lglesia que representaron un cambio de visión y que son recogidos por la teología de la liberación: el Concilio Vaticano II de 1963 a 1965, convocado por Juan XXIII, y la Conferencia de Medellín de 1968, cuya idea fundamental era abrir la Iglesia al mundo moderno, que es el mundo de los pobres.

Algunos principios que se encuentran en la teología de la liberación, entre otros, fueron: 1) que la Iglesia debe abrirse al mundo de los pobres; 2) un profundo repudio social y moral al capitalismo como sistema injusto e inaceptable; 3) la consideración de que el marxismo es la teoría explicativa de los conflictos sociales mas avanzada de la época para entender las contradicciones del capitalismo y la lucha de clases, la opción preferencia por los pobres y la solidaridad por aquellos que luchan por su liberación.

Entonces decimos: ¿la fe cristiana puede ser inspiración para el compromiso revolucionario? Claro que si. Y el compromiso revolucionario para nosotros es transformar la realidad, que es causa de injusticias, discriminación, segregación racial, expulsión de migrantes y un largo etcétera por causa del capitalismo. Esto que el propio papa denunciaba, que el dinero esta por encima de los derechos humanos.

Quienes profesan una fe religiosa dirán que no se puede disociar a Jesus de esta cruenta realidad. Compartimos esa visión. Para los teólogos de la liberación, el objetivo para Jesus era liberarse de la opresión política, económica, cultural y religiosa. Hoy, en un mundo tan complejo como aterrador por los niveles de pobreza y desigualdad, provocada por una economía globalizada y una concentración de la riqueza a escalas inimaginables, nos sigue urgiendo encontrar un método de análisis para estudiar la realidad y transformarla. Y así como el Evangelio nos pide usar un instrumento que se corresponda con los ojos de los oprimidos, también lo hace nuestro método, el cual corresponde a un punto de vistacientífico y sociológico, que es el de las contradicciones de clases. Por eso decimos que el método marxista es el instrumento mas adecuado para leer la realidad social, también desde los ojos de los oprimidos.

Freí Betto nos recordaba que el papa Francisco en su encíclica sobre el impacto ambiental usa las categorías marxistas de forma indirecta. El texto descubre que de las causas de la degradación medioambiental sus principales victimas son los pobres. Acaso no vemos que la actividad humana orientada por la lógica del mercado esta destruyendo el planeta en función de la lógica de la acumulación de la riqueza?

Francois Houtart, sacerdote católico, teólogo, sociólogo marxista belga, fallecido en 2017, señalaba que la identificación por la lucha de los pobres nos exige indefectiblemente un instrumento de análisis. decía que es el método marxista el que nos permite tener un mejor conocimiento de los mecanismos sociales que construyen la opresión y los mecanismos que ayudan a la liberación, liberación ‒decía el‒ que es esencialmente de inspiración cristiana. Vaya si tendremos cosas en común. El marxismo es un método y un postulado programático de transformación social para entender las causas de la pobreza, las contradicciones del capitalismo y la lucha de clases, la opción preferencial por los pobres y la solidaridad por aquellos que luchan por su liberación.

Para aquellos defensores del sistema capitalista que hoy piensan mitigar los impactos devastadores en la sociedad con alternativas sistémicas, nosotros concluimos que no es posible un capitalismo social, porque la propia lógica del sistema es la de construir clases sociales de tipo antagónico que es, justamente, lo que entendemos debemos condenar.

Los pobres y los marginados, los olvidados, fueron los preferidos del Jesus del Evangelio y por ellos dio la vida. Frente a ellos: los ricos, los poderosos, los que se creen los buenos y cumplidores de la fe judía son los que no solo no lo entendieron, sino que son los que precisamente lo asesinaron. Todos los poderes se pusieron de acuerdo para condenar a Jesus. ¿Por que? Porque su mensaje era subversivo e iba mas allá. Pero el pueblo termina abandonándolo y eligiendo a Barrabas, aun ese pueblo integrado mayoritariamente por los mismos pobres por los que Jesus luchaba.

Un comunista leyendo la Biblia encuentra pasajes como estos: “Aun te falta una cosa”, le dijo Jesus a un joven rico que pretendía acompañar la palabra de Dios. Lucas 18.22. Le dice: “Vende todo lo que tienes y dalo a los pobres y tendrás tesoro en el cielo. Ven, sígueme”. Entonces, el joven rico oyendo esto se puso muy triste, pues era muy rico. Al ver Jesus que se había entristecido mucho, dijo: “Cuan difícilmente entraran en el reino de Dios los que tienen riquezas, porque es mas fácil pasar un camello por el ojo de una aguja que entrar un rico al reino de Dios”.

Luego, en el Libro de Hechos de los Apóstoles, cuando estaban organizando la Iglesia después de la muerte de Jesus, dice: “Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y señales que realizaban los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas y vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos, según la necesidad de cada uno y preservando unánimes cada día en el templo y repartiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón”.

Y en el Libro de los Hechos, capitulo 4, versículo 32 en adelante, dice: “Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma, y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común”. Y con gran poder los apóstoles daban el testimonio de la resurrección del señor Jesus y abundante gracia era sobre todos ellos”. Así que no había entre ellos ninguna necesidad, ni un necesitado, porque todos los que poseían casas las vendían y traían el precio de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles y se repartía a cada uno, según su necesidad.

Conmovido por el invalorable trabajo social que desarrolla la parroquia de Piriápolis, comprometidos con la lucha por la igualdad y la justicia social, termino con la conclusión a la que llego en palabras de un revolucionario cubano formado en la escuela de Jesuitas: “Se puede ser marxista sin dejar de ser cristiano”.

Gracias.

Autor: Nico Billar

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