En artículos anteriores decíamos que para profundizar la democracia, se hacía imprescindible profundizar la democratización en las FF.AA, purificándolas de todos los elementos fascistas que siguen apegados a la Doctrina de la Seguridad Nacional –DSN-; doctrina impuesta durante la Guerra Fría – 30 años finalizada- por EE.UU.

Por eso entre otros elementos, decíamos en el artículo de la semana pasada que EE.UU, es el principal peligro para la soberanía de nuestro país. Y coincidíamos con el general Óscar Petrides que “el punto de partida ineludible de toda temática militar es la fijación de una hipótesis de conflicto correcta. Es decir en el campo de la defensa, que es el único que puede optar nuestro país, la agresión, militar posible, probable o inminente…”

El General Óscar Petrides que estuvo nueve años, un mes y un día en prisión durante la dictadura cívico-militar fascista, en el libro de la editorial Rumbo escrito por su hija, Giselle Petrides; dice criticando a la doctrina de guerra de la DSN, “que podrá ser muy buena para los intereses imperiales de los EE.UU pero que poco o nada tiene que ver con los intereses defensivos de nuestra nación.”

La vigencia disfrazada “de la maldita Doctrina de Seguridad Nacional. Base teórica de origen norteamericano…no promueve de ningún modo la reintegración de las fuerzas armadas a la sociedad uruguaya.”

Esta doctrina sigue estando presente en varias leyes de la época dictatorial, que entran en contradicción con la Ley Marco de Defensa Nacional.

Petrides profundizando en el análisis, propone explicar “qué es una doctrina militar y para qué sirve además de aclarar cómo llegó y quien la trajo a nuestras playas”. “Pensamos que: -una doctrina militar es un conjunto sistemático, aceptado por un lapso determinado, de puntos de vista sobre la esencia, objetivos, carácter probable de una guerra futura, preparación bélica del país y sus FF.AA y modo de conducción de las operaciones de guerra. Sintetiza dos partes dialécticamente condicionadas, la política y la técnica militar con primacía indudable de la primera. Sus elementos están condicionados siempre por el régimen económico del Estado que la aplica, del nivel de desarrollo de su economía e industria y la situación geopolítica propia y la de los probables enemigos. La expresión militar de la doctrina se conoce con el nombre de “Estrategia General” “Gran Estrategia” o para los EE.UU “Estrategia de Seguridad Nacional”.

La Doctrina domina mientras están vigentes la totalidad de los temas y hechos militares de una nación.

La Doctrina de Seguridad Nacional la trajo EE.UU. Es un producto imperial importado que sirve a los intereses del imperialismo yanqui. Plantea que el enemigo es interno y no externo. Dice Petrides: “Es decir los enemigos están dentro de nuestro país y no fuera y es contra ese agresor que nuestras fuerzas militares y policiales deberán librar una guerra no convencional. Esa guerra fue librada contra la población nacional como se hizo durante el período dictatorial. Además esta Doctrina nos prepara para prestar los apoyos en guerras semejantes que el imperio disponga en otros territorios. Por último también recibiremos los esfuerzos en inteligencia ya sea en forma de comando y/o en materiales que se considere necesario.”

Esta Doctrina anacrónica se impuso durante la Guerra Fría y se acentuó durante la dictadura terrorista entre 1973-1985. Por eso hay que desterrar de las filas castrenses a los que sigan apegados a esta doctrina antipatriótica e imperialista.

La nueva doctrina de defensa debe adecuarse a lo que dice la Ley Marco de Defensa Nº 18.650, para que se cumplan los dos primeros artículos de la misma. Se necesita elaborar con participación de especialistas y del pueblo la hipótesis esencial de conflicto, a partir de una doctrina de defensa distinta.

Esto sigue.

Autor: Pablo Reveca

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