Una vez más se pone en duda la credibilidad del gobierno.

Primero cuando le entregaron a pedido y a medida un pasaporte a Sebastián Marset, un narcotraficante que estaba preso en Dubái, por tener un pasaporte paraguayo falso.

Ahora, por el funcionamiento en el mismo edificio donde trabaja el Presidente y donde está la Secretaría de Inteligencia Estratégica del Estado, de una banda de delincuentes que vendía pasaportes originales pero con datos falsos a ciudadanos rusos. La banda operativa estaba comandada por Alejandro Astesiano, alias el “Fibra”, jefe de la custodia presidencial, con una amistad de más de 20 años con Lacalle Pou. Según este último, se conocían desde 1999 –cuando trabajaba para su padre- y militaba en el Partido Nacional. Astesiano anduvo con Luis Lacalle Pou en 2014 y 2019 “ocupándose” de su seguridad.

El Uruguay en pocos meses pasó de ser un ejemplo de seriedad, a darle pasaporte a un narco pesado y acusado de asesinato, con el cual se pudo fugar; de un país con un presidente como Tabaré Vázquez considerado como un héroe de la salud por su política antitabaco, a un país que la OPS no votó por su ministro de salud, precisamente por cambiar favores con la industria tabacalera; y ahora somos noticia mundial por el escándalo, de que funcionaba una asociación para delinquir en la mismísima Torre Ejecutiva.

Estos tres temas juntos son un retroceso gigantesco del punto de vista estratégico, que debilitan su posicionamiento internacional. Dejando en evidencia que la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, es puro verso made in USA.

¿Una puesta en escena?

El presidente se fue de vacaciones con sus hijos y con su jefe de custodia, en lugar de intervenir en la ONU. ¿Ya sabía en qué andaba su fiel custodio?

Cuesta creer que no supiera nada, cuando los antecedentes de Astesiano habían sido difundidos en la prensa escrita y radial en 2020 y 2021.

Al presidente todas las mañanas le entregan las noticias y un informe de inteligencia. Tiene 70 periodistas y 3 estudios de grabación y unas cuantas computadoras, más la parte que dirige Álvaro Garcé, que tiene buenas relaciones con varias de las agencias de inteligencias más importantes del mundo.

Cuesta creer que se sorprendiera el presidente de su retorno desde Costa Rica. Más, cuando parecería que desde la policía, los amigos del malandro le habían avisado que lo “tenían”.

¿Nadie le dijo nada? ¿Por qué al llegar al aeropuerto de Carrasco se “negoció” la detención de Astesiano? ¿Para qué? ¿Por el celular?

Lacalle Pou dice que se vio sorprendido cuando lo detuvieron en la residencia de Suárez.

Ante el hecho consumado e inevitable, ¿no fue una puesta en escena, para decir luego que en Uruguay se respetan los poderes y la justicia? Y hacer la del tero, para en este caso, restarle gravedad a semejante desquicio.

Le dieron un pasaporte a un narco y dicen que no sabían… Y ahora dicen que no sabían que Astesiano había sido procesado en 2002 sin prisión y en 2013 con prisión.

Si uno mira de nuevo los dichos del presidente del lunes y el martes, se contradice. El lunes dijo que no sabía que Astesiano tenía anotaciones policiales “porque no figuraban en el legajo” y de que tenía una foja de servicio excelente. Y el martes se contradice, reconociendo que varias personas allegadas le habían alertado sobre ese pasado de su empleado: “No recuerdo si me lo dijo Larrañaga, pero sí otras personas.” ¿Cómo que no recuerda? No mienta.

¿No será que usted sabía mucho más de lo que dice no saber? Los presidentes son los que están más informados. ¿Usted sabía todo? Me cuesta creer que inteligencia policial investigue a su fiel custodia y el ministro del ramo, que se conocen de toda la vida política, que usted lo designó, me cuesta creer, que no le haya avisado. Y que Bustillos tampoco le avisara.

Ahora no saben cómo salir del escándalo. Un día dice que Astesiano no tenía antecedentes, pero éste en sede judicial dice que sí las tenía. ¿Si dos veces pidieron antecedentes, no se les ocurrió pedir los papeles en el sistema físico? ¿No se les ocurrió pedir los datos al Poder Judicial? Usted cuando hizo campaña y perdió con Tabaré en 2014, tenía como su custodio, quien hacía unos meses había salido de la cárcel de Las Rosas en Maldonado. ¿Si lo conocía de tanto tiempo y le tenía confianza, por qué no le preguntó la razón de que lo hubieran procesado con prisión? ¿Está tan desesperado que cree que la gente es tonta? El gobierno y los medios concentrados, salen a decir lo mismo e instalar que: el presidente fue engañado…Saben más de lo que dicen y se hacen los enojados.

Usted tenía un jefe de custodia que tenía demasiadas propiedades, entre ellas un prostíbulo. ¿Y usted no sabía nada? Garcé tiene que saber todo, porque si no lo tiene que echar. La CIA, que sabe casi todo, ¿no les avisó? De ingenuidad no hablemos.

Lo peor que le puede pasar a un país, es que la gente no le crea a su presidente.

Y eso no tiene retorno. Y empiezan las suspicacias. Lo de que la fruta podrida cae cerca del árbol. Y las comparaciones entre los gobierno de los Lacalle. En cualquier país serio del mundo, por mucho menos, se producen renuncias de ministros. Y usted sigue respaldando a dos de ellos. Y los pasaportes en el medio. ¡Pobre de los uruguayos cuando viajen por el mundo! De la confianza en el país a la desconfianza, con lo que ha costado ganarse la confianza.

Usted presidente, sabe que el nombramiento de Alejandro Astesiano no cumple con el artículo 4º del decreto 16/006 del 16 de enero de 2006. ¿Debe haber una razón muy grande para que usted lo designara como jefe de custodia presidencial y mantenerlo, cuando se sabía que no era trigo limpio? Está difícil para creerle a un gobierno que dice que lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado y el lavado de activos, cuando el olor aumenta y llega a las alturas… Y de la ciberseguridad ni hablemos, cuando hackearon y se robaron en febrero de 2021, datos de 84.000 pasaportes, incluidas huellas digitales. ¿No era que el MDN tenía operativo un comando de ciberseguridad? ¿Y la Secretaría de Inteligencia Estratégica del Estado? Por lo menos ineficientes y negligentes…

Autor: Pablo Reveca

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