La persecución a Cristina Fernández en Argentina bajo la forma de lo que se denomina Lawfare, es un caso paradigmático o en estado “puro”, difícil de ser superado y estudiado por los estrategas de la guerra en sus nuevas formas.

La difamación y la persecución contra CFK empezaron en 2008; pero según la propia Cristina, empezó en el año 2006 cuando ella siendo senadora impulsó la reforma de la Ley del Consejo de la Magistratura, que Héctor Magnetto el principal del grupo Clarin y uno de los más poderosos de la Argentina, no fue de su agrado porque se pretendía sacar al presidente de la Corte Suprema de su doble función, ya que era también el presidente del Consejo de la Magistratura. Si había un litigio entre ambos organismos, no era conveniente que se estuviera de los dos lados del mostrador. La razón de Magnetto era, que era un obstáculo para controlar el Poder Judicial.

Como no pudo controlar a Cristina, Magnetto le hizo la cruz. El principal perseguidor de la ex presidenta y vice presidenta de la Argentina es el Grupo Clarin, porque Magnetto quiere controlar todos los sistemas de decisión argentinos, entre ellos el Poder Judicial.

Y no se puede hablar de Lawfare sin la pata de lo que se denomina Partido Judicial-que es una parte importante del mismo, que domina los resortes fundamentales para realizar una persecución sistemática contra líderes populares como es Cristina Fernández de Kirchner-.

En el año 2007 en el camino hacia las elecciones empezaron los ataques machirulos de los periodistas del Grupo Clarin a los que se sumaron los de La Nación y otros poderes mediáticos concentrados.

En 2008, cuando se produce el enfrentamiento entre el poder concentrado en el campo con el gobierno de Cristina, por la resolución 125; el editorialista -ya fallecido- del diario Clarin, Julio Blanck, reconoció: “Hicimos periodismo de guerra”. O sea que la otra pata de la guerra judicial o Lawfare son los medios de comunicación que hacen de la Argentina, uno de los países del mundo donde están más concentrados. Son los formadores de opinión pública. Antes el poder concentrado se imponía contra las luchas populares y sus dirigentes con soldados y tanques. Ahora los soldados fueron reemplazados por los periodistas pagados por los dueños de los medios de comunicación concentrados, en pocas manos.

La otra pata de este nuevo tipo de guerra, es la política. Cuando se juntaron las tres en el gobierno de Mauricio Macri, la persecución se perfeccionó y llevó a los tribunales a cientos de personas, con el cuento de la corrupción- ellos que son más que la corrupción, son una mafia-y fueron a la cárcel 53 presos políticos, sindicales e incluso empresarios- como los dueños del canal de TV C5N-.

El “fuego” concentrado contra Cristina Fernández de parte del poder político y judicial, fogoneado todos los días con mentiras de los grandes medios, son los verdaderos autores intelectuales del reciente intento de Magnicidio contra la principal líder nacional y popular de la República Argentina.

La primera vez que aparece el término de Lawfare es en 1975, en Australia; John Carlsony Neville Thomas Yeomans consideran que la búsqueda de la verdad había sido sustituida por una especie de “guerra” llevada adelante en los tribunales. Fue lo que acaba de pasar con el juicio de Vialidad o de Obra Pública contra CFK. Al fiscal Luciano -cualquier que se haya tomado el trabajo de seguir el juicio- no le interesaba la verdad, en vez de presentar pruebas serias para luego poder decidir, se dedicó en base a mentiras a crear una ficción de culpabilidad ante la opinión pública, apoyado en una semana de bombardeo mediático. Dicho de otro modo, el principal fiscal acusador no cumplió con el deber de objetividad, porque quedó en evidencia que no coincide lo que dijo con lo que está en el expediente. Beraldi un reconocido abogado y profesor de la Universidad refutó todos los puntos de la falsa acusación.

Teniendo las precauciones de caso, cuando se entra a googlear; se dice que un periodista del Washington Post, un profesor de Harvard y otro de la Universidad de Texas en Austin, habrían iniciado en 2010 con el tan mentado Lawfare. Argentina se les habría adelantado en 2008, porque la persecución hacia la presidenta, empezó en su propio gobierno, con las primeras denuncias judiciales por asociación ilícita. Cristina tiene 5 acusaciones en 5 causas distintas. Las de los Hoteles, la de Dólar Futuro y la del Memorándum con Irán, ya cayeron por falta de pruebas. Pero por lo visto siguen intentando con la guerra judicial para meterla presa 12 años y en el mejor de los casos proscribirla de por vida. Le piden más años que al genocida de Videla.

Ha quedado demostrado una vez más que están usando el Poder Judicial, no para saber la verdad, sino como otro actor político para descalificar y desprestigiar a Cristina Fernández por lo que representa para los sectores populares. Por eso la mentira es todos los días y llevan a cabo un plan sistemático que tiene más de 15 años. Siguen la máxima de Goebbels de que “una mentira repetida mil veces se transforma en verdad” o la de Adolfo Hitler: “Es una verdad por sí misma, que en toda mentira descomunal siempre hay una fuerza de verosimilitud… La calumnia brutal y descarada siempre deja huellas detrás de sí, aún después de que ha sido desenmascarada.” Es el caso de las mentiras contra la compañera Cristina. Es lo que siguen haciendo Clarin y La Nación.

Autor: Gonzalo Alsina

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