“Despertar y desarrollar la inventiva del alumno por medio del proyecto y de la crítica, basado fundamentalmente en un propósito de adecuación productiva…”
En esta oportunidad compartimos la segunda parte de la charla sobre Pedro Figari. En dicha instancia participaron la Prof. María Luisa Battegazzore y la Mtra. Nancy Carbajal. Esta segunda parte concentra -principalmente- los aportes realizados por la Mtra. Nancy Carbajal.
Al tomar la palabra Nancy comenzó señalando: “…Quiero agradecer esta invitación, me parece una inquietud muy importante en este momento… y les cuento que cuando supe que tenía que venir acá a charlar sobre nuestro admirado Figari, encontré entre las páginas de este libro una carta de Chichita Méndez, que la traje para leérselas, porque realmente no me acordaba y en ese momento me emocionó bastante…”.
Y de inmediato comienza a leer la carta de Chichita:
“Querida Nancy:
Así como me gusta hacerlo, sobre las rodillas y con el moderno sustituto de la pluma de ganso, sin pensarlo mucho, con la primera impresión del impacto de tu trabajo sobre Figari, siento necesidad de escribirte mis propios descubrimientos.
He tratado de leer interactuando con el texto, tus conocimientos y afectividades explícitas en el texto, mi ignorancia casi total de la vida y obra de Figari.
Con el correr de las páginas descubrí que además había una “postura” en la interpretación de la frustración pedagógica que motivó el fin del proyecto de Educación Integral, que tú denuncias con mucha prudencia y que comparto totalmente.
Si el propósito que te llevó a este trabajo serio, pensado y fundamentado, fue hacer conocer un intento de cambio educativo tan poco frecuentado por los docentes, creo que el libro lo logrará, a menos que la lectura del mismo se haga con ojos abúlicos o muy sectarios. A mí me produjo una curiosidad en ascenso a medida que pasaba las páginas, la suficiente curiosidad para querer transformarlo en saber. Ahora necesito leer al propio Figari, para integrar las citas en todo su contexto, para poder interactuar mejor, tus ideas, con las mías, pedagógicamente y políticamente.
Porque este es el otro punto. El pintor a quien admiraba, a quien sólo conocía por la alegría visual que son sus cuadros, de pronto se vuelve mi prójimo - próximo, colocándose conmigo en la vereda por donde hemos caminado, tropezando, sufriendo, esperanzados, los que hemos rebotado con nuestras propuestas de cambio.
Este descubrimiento personal es obra de tu libro. Todos los que hemos trabajado en la educación, jugándonos al cambio de las sociedades hacia etapas más humanas, y, por lo tanto, más felices, nos sentimos mejor cuando podemos entender por qué han fracasado -aparentemente- nuestros esfuerzos. Y eso nos renueva los deseos.
Con experiencia de Maestra, me hiciste ver que a principios del SXX, y a finales del SXX los intereses de la clase dominante se defienden con la misma fuerza, cuando se sienten tocados.
La educación es estratégica, y los docentes - docentes subversivos.
¡Qué felicidad me da integrar a la columna un subversivo más! Gracias Nancy.
Con respeto, admiración y mucho cariño
Chichita”.
Todavía emocionada, luego de leer la carta, expresa: “¡Esta era Chichita! Y estoy segura que estaría muy contenta que este grupo de maestros haya resuelto ponerle a este espacio su nombre. Porque ella estuvo siempre luchando, no solamente a partir del aula, sino también a partir del sindicato, y hasta último momento ella estuvo acá1. Fue la última dirigente del magisterio cuando la dictadura, porque ya todos los otros compañeros habían tenido que irse al exilio, o estaban presos, o estaban en la clandestinidad, y Chichita fue la que se quedó…”.
Después de compartir algunas cualidades de Chichita, se va adentrando en la temática de la charla, y señala: “…El caso Figari es específico y ejemplar en el sentido de una reivindicación de la soberanía pedagógica, nunca mejor que Figari por todo lo que le pasó… Él no era un profesional de la pedagogía… trabajó en la jurisprudencia, en la política, fue un gran periodista, ¡escribía muchísimo! Pero dentro del campo de la pedagogía tuvo una significación sustantiva, porque fue un creador de doctrina pedagógica, a la que en resumidas cuentas le llama educación integral…”.
Nancy continúa y detalla características del nivel académico e intelectual de Figari: “…Era un hombre muy estudioso, y conocía la literatura pedagógica que se estaba publicando en ese momento. A principios de siglo era un momento de gran cambio de la educación tradicional, y en los avances de los conocimientos psicológicos y pedagógicos, que estaban realizándose en Europa… Figari en ese momento -ubíquense en el 1900- había estudiado las experiencias que se estaban haciendo en Europa, de Decroly, de Montessori, había leído -posiblemente- a Dewey, pero además era un momento de una revolución técnica, de transformación industrial, y él estaba también muy al tanto de esto…”.
Profundiza y explica el impacto de las ideas de Figari en materia pedagógica: “…Pero además de creador fue un innovador, porque aplicó esos principios de la llamada Escuela Nueva, en ese momento, en sus direcciones, en su trabajo en la Escuela de Artes y Oficios, pero con un criterio muy original, no solamente de cambio general educativo, de respeto del niño -por lo que se había estudiado en psicología- y de una actitud diferente del docente frente al niño, sino también por sus concepciones relacionadas con el arte y la industria, y sobre todo la jerarquización del trabajo. O sea que fue un creador, un innovador -como vimos-, pero además un precursor, porque estas ideas de la Escuela Nueva empezaron a llegar a acá, a nuestro país recién en los años veinte. Y una muestra de ello es que fue en esos años que se hizo el proyecto de creación de Escuelas Experimentales, se formaron las tres, de Progreso, de Malvín y de Las Piedras. No olvidemos, que también los maestros estaban -en esos momentos- muy entusiasmados con toda esa corriente nueva, que venía -sobre todo- de Europa… En el año 1928 fue cuando Jesualdo inicia su experiencia en Canteras de Riachuelo. Así que empezó a tomar gran medida la preocupación de los maestros por cambiar la situación de la escuela…”.
Nancy narra una anécdota sobre una experiencia escolar de Jesualdo Sosa y señala como esa situación lo marcó en su inclinación para trabajar sobre la expresión creadora de niñas y niños. Luego de eso retoma a Figari y señala: “…Lo que pasa es que Figari -evidentemente- tuvo una inclinación muy temprana por lo que es el arte y la educación… Ya en su tesis para recibirse de abogado le da mucha importancia a todo lo que puede hacer la educación en el campo, para su desarrollo…” Y de inmediato agrega: “…Pero hay un hecho muy importante… en el año 1900 él era diputado por el batllismo, y propone en el parlamento -escribe un proyecto de ley- de creación de una Escuela de Bellas Artes. Eso se encajona, y al tiempo intenta que se trate de nuevo, y la argumentación del proyecto que plantea -minucioso como era para explicar sus ideas y cómo debería organizarse- es increíble todos los detalles que piensa, no solamente cómo debe hacerse la educación en esa Escuela, sino también de cuántos profesores debe haber, cuánto deben ganar, es exhaustivo en los detalles… Y allí están las ideas en germen, que después las va a ir aplicando en la Escuela2”
Continúa explicando las propuestas educativas de Figari, su experiencia en la Escuela Nacional de Artes y Oficios, y expresa: “… La primera vez que es nombrado para el Consejo de la Escuela -como miembro simplemente- en el año 1910, presenta un proyecto, minucioso, argumentado, de cómo tiene que ser la educación, y allí incluso hace las orientaciones para los docentes, de cómo tienen que encarar la educación, que era totalmente distinta. Porque -como ustedes saben- la Escuela de Artes y Oficios que existía en ese momento había sido iniciada como un correccional en la época de Latorre, y seguía, era una escuela-internado donde se les enseñaba oficios de esa manera rutinaria y mecánica, y Figari tenía una idea totalmente distinta. En ese proyecto de transformación de la Escuela escribe unos cuantos preceptos que son válidos hasta ahora…” Nancy comienza a citar: “…Primer precepto, dar instrucción práctica más bien que teórica, adoptando procedimientos experimentales, de modo que el educando consiga por sí mimo la verdad o el resultado que busca. Segundo, educar el criterio dentro de las peculiaridades de la individualidad del alumno, respetando y aun estimulando sus energías modales como una fuerza estimable… Despertar y desarrollar la inventiva del alumno por medio del proyecto y de la crítica, basado fundamentalmente en un propósito de adecuación productiva. En fin, cultivar el espíritu de iniciativa… fomentar el espíritu de asociación y de cooperación, así como los demás factores de sociabilidad y de cultura…”.
Nancy sigue analizando aportes y reflexiones de Figari y profundiza en el tema de sus ideas educativas y el vínculo con los conceptos artísticos y estéticos, señala: “…Sus ideas generales de educación, haciendo la valoración artístico-industrial y de la estética, porque realmente… la formación de obreros que él quería era de obreros de pensamiento crítico, no dóciles, ni personas adiestradas para hacer mecánicamente un objeto. La verdad que tiene un capítulo en la que profundiza mucho eso, pero creo que hay una frase en la que explica claramente como quería que se formara ese alumno de la Escuela…”. Y de inmediato cita: “…el obrero debe trabajar pensando y pensar trabajando, desarrollar su manera de pensar, su criterio… ante todo, hay que enseñar a trabajar, nada moraliza tanto como el trabajo, el trabajo forma parte de la vida, la vida es integral…”. Y al respecto reflexiona: “…nosotros sabemos muy bien que el trabajo en realidad tiene bastante mala prensa, desde sus inicios. La palabra trabajo incluso, ustedes saben que la palabra trabajo viene del latín tripaliare, y esta de tripalium, que era un instrumento de tortura, tres palos a los que ataban a las personas… No responde nuestro criterio de trabajo a los orígenes de la palabra. Y para Figari era muy importante integrar lo manual, lo intelectual y lo estético a través del trabajo…”.
Continúa y se refiere a la importancia que tuvo la visita de Figueira3 -amigo de Figari- a Suecia para conocer las experiencias de educación a través del trabajo. Luego de eso se refiere a la cualidad de Figari de definir las palabras que va a utilizar, y comenta: “…Además, tiene algunas palabras a las que le da un sentido muy especial, pero él lo explica… Por ejemplo: al final del libro que escribe junto con su hijo Carlos, explica el significado que tiene para él la palabra industrial, y es muy interesante, porque es una forma de entender mejor lo que él quiere decir con estas palabras…”. Y a continuación cita: “…Según el concepto corriente se da al vocablo industrial una acepción técnica puramente, mientras que según nuestro modo de ver significa: productividad, aptitudes para esgrimir el ingenio práctico, iniciador, creador, ejecutivo, fecundo y ordenador, lo que presupone una instrucción educativa integral…”. Y de inmediato concluye: “…Este es el sentido que él le da, y eso aparece en todo su proyecto…”.
Continúa y se refiere al rápido alejamiento de Figari de la Escuela de Artes y Oficios en esa oportunidad, producto de las discrepancias con las autoridades del momento. También se refiere al viaje que realizó por Europa y los efectos que tuvo sobre sus ideas educativas. Luego comparte las circunstancias que llevan a Figari a volver, esta vez como Director: “…Por esos ires y venires de la política de ese momento, a pesar de que lo habían hecho renunciar la primera vez, en el año 1915 -con esperanzas de poder hacer algo- porque lo nombran Director… vuelve a la Escuela de Artes y Oficios para ver si puede llevar a cabo su proyecto…”.
Nancy avanza y destaca las medias que impulsa en ese proceso: “…Y lo primero que hace es tratar de reformar la planta edilicia, abre ventanas para que entre luz, porque eran lugares inhóspitos, hace retirar máquinas que no servían para nada y que ocupaban espacio, es decir, darle a los alumnos luz y espacios para que trabajaran de una manera mejor. Destierra -por supuesto- esos carteles horrendos que había prohibiendo esto y amenazando aquello. Y sobre todo, hace una cosa muy importante, que es cambiar ese formato de internato de varones, por una matrícula abierta, que es además para niñas, la Escuela recibe a niñas para aprender oficios, porque él considera que la mujer debe aprender oficios -así lo dice expresamente- para lograr mayor independencia… Crea nuevos talleres, por supuesto que le da un valor muy importante a la naturaleza, en el taller de diseño y dibujo, salen los muchachos y las chicas a dibujar, van al zoológico, van a los parques. Y también es importante esos viajes que organiza, con alumnos y con docentes a Buenos Aires, a los museos… él quiere las cosas autóctonas, la naturaleza nuestra, que aparezca en los dibujos, en los objetos que fabrican los muchachos y las muchachas en la Escuela… Su hija Delia dice -justamente- que gracias a su padre entró en la Escuela la flor de ceibo, el ombú…”.
Sigue analizando los impactos de las medidas de Figari en la Escuela de Artes y Oficios, pero también los desafíos y dificultades que van surgiendo: “…No fue fácil para Figari -se pueden imaginar- este cambio, porque había docentes que lo seguían y lo apoyaban, pero había docentes que no. Y aparte de eso -a pesar de que él era el Director- el Consejo no estaba muy de acuerdo con él tampoco… y, por lo tanto, su trabajo se vuelve cada vez más difícil… La polémica que se produjo en el Consejo, con los que no estaban de acuerdo con seguir los cánones de una estética que tuviera referentes indígenas y americanos, en vez de los que venían de Europa y la época colonial, eso fue una polémica que alcanzó la vida pública… Y todo eso lo lleva a renunciar de nuevo en el año 1917, duró apenas dos años, era el Director, pero no pudo… Abandonó todo, absolutamente todo, y a partir de entonces se dedicó a la pintura, no quiso saber más nada. Y eso se mantuvo absolutamente en silencio, ¡es algo increíble!”. Y al respecto cita a Miguel Soler cuando participa de la presentación de su libro:4 “…Nunca en mi vida escuché que Figari hubiera trabajado, hubiera hecho, hubiera tenido esas ideas tan avanzadas en educación, ni siquiera que había trabajado como educador…”. Y comenta con convicción: “…Y esta es una -una sola- de las experiencias truncadas en educación, la de Figari. Por eso es tan importante lo que ustedes están haciendo, porque de esta manera se reivindican experiencias que están olvidadas, o que se conocen poco. Porque no digamos que fue un fracaso, ¡no fue un fracaso, Figari fue derrotado!”.
Y para terminar Nancy realiza una cita del libro El banco fijo y la mesa colectiva de Julio Castro, reafirmando la importancia del estudio minuciosos de las experiencias educativas desarrolladas a lo largo de la historia de la Educación Púbica de nuestro país, y lee: “…Reside en los maestros -comúnmente- la creencia de que lo que es nuevo es nuevo, y no siempre es así, es cierto que actualmente se vive en plena revolución de conceptos, pero estos no han surgido de la nada, los fundamentos de la ciencia pedagógica de hoy están en los atisbos de ayer, y más aún en sus revisiones y modificaciones. Hacer una perspectiva histórica no es hundirse en un proceso ya muerto, sino buscar en muchos aspectos las raíces de la realidad presente…”.
1 Se refiere a la Casa de las Maestras – Sede de la FUM-TEP, AdeMU Montevideo y AFUPRIM.
2 Se refiere a la Escuela Nacional de Artes y Oficios.
3 José H. Figueira (1860 - 1946), fue un antropólogo y educador uruguayo.
4 Pedro Figari: tradición y utopía - María Battegazzore y Nancy Carbajal. Editorial Psicolibros. Montevideo, 2010.