Entrevista de CounterSpin a Christine Hong sobre la historia entre Estados Unidos y Corea.

Por Janine Jackson (directora de programas de FAIR y productora y conductora del programa de radio semanal CounterSpin de FAIR. Contribuye con el boletín Extra! de FAIR, y es coeditora de The FAIR Reader: An Extra! Review of Press and Politics in the '90s (Westview Press). Ha aparecido en Nightline de la ABC y en CNN Headline News, entre otros medios, y ha testificado ante el Subcomité de Comunicaciones del Senado sobre la reautorización del presupuesto para la Corporación para la Difusión Pública. Sus artículos han aparecido en varias publicaciones, como In These Times y Solidarity de la UAW, y sus libros como el Civil Rights Since 1787 (New York University Press) y Stop the Next War Now: Effective Response to Violence and Terrorism (New World Library). Jackson es licenciada del Sarah Lawrence College y tiene una Maestría en sociología de la New School for Social Research) - 2018

 

FAIR - https://fair.org/home/the-united-states-is-driving-a-wedge-between-the-two-koreas/

 

Traducción al español: Gonzalo Scarpa Landoni

Janine Jackson entrevistó a Christine Hong sobre la historia entre Estados Unidos y Corea para el episodio de CounterSpin del 16 de febrero de 2018. Esta es una transcripción ligeramente editada.

 

Janine Jackson: Muchos se conmovieron al ver a los atletas norcoreanos y surcoreanos desfilando juntos en la ceremonia de apertura de las Olimpiadas de Invierno en Pyeongchang, y esto es un gran problema, dice el vicepresidente Mike Pence, quien declaró, para el aplauso de algunos medios, que “aprovechará cada oportunidad” para impedir que Corea del Norte utilice los juegos como una oportunidad para hacer propaganda.

Hay algo curioso sobre denunciar la propaganda nacionalista en las Olimpiadas, pero la cobertura que hacen los medios de comunicación corporativos sobre Corea es curiosa en muchos sentidos. Cuando el Washington Post escribe charlatanerías sobre el plan de Pence para “combatir la propaganda con su propio sentido común”, se corresponde con la cobertura en la que Corea del Norte y Kim Jong-un son demonios caricaturizados: la definición de un enemigo oficial. Todo esto tiene sentido para quienes necesitan a ese enemigo, pero, ¿qué pasa con los que no vendemos armas ni apreciamos la amenaza de una guerra nuclear?

Para hablar de todo esto tenemos a Christine Hong, profesora asociada a la Universidad de California, Santa Cruza y miembro ejecutivo del consejo del Instituto Político de Corea. La tenemos ahora por teléfono desde Santa Cruz. Christine Hong, bienvenida a CounterSpin.

Christine Hong: Gracias por tenerme, Janine.

JJ: Es bizarro escuchar a Mike Pence decir que Corea del Norte tiene que “terminar con las provocaciones y las amenazas”, que no se puede permitir distraerse de su historial en materia de derechos humanos o de la construcción de armas. Me pregunto cómo reaccionas a esas declaraciones. Y luego es importante centrarse en lo que hace Estados Unidos en la península coreana, ¿no es así?, tanto como lo que Pence u otros funcionarios puedan decir.

CH: Absolutamente. Es decir, mencionaste varias cosas que creo que son importantes resaltar en este momento en particular. Que Mike Pence haya negado a sus anfitriones surcoreanos la cortesía de ponerse de pie cuando las dos Coreas marcharon juntas bajo una bandera unificada, fue de un revisionismo histórico tal, como el del periodista de la NBC, Josh Cooper Ramo, que fue despedido por hacer comentarios sobre cómo Corea del Sur tomaba a Japón como un ejemplo a seguir, cuando en realidad fue un ocupante colonial en Corea.

Y lo que quiero decir es que esa bandera particular, que mostró a toda la península coreana sin división alguna, representaba a la península coreana sin interferencia estadounidense. Si nos remontamos a las segunda mitad del siglo XX, fue Estados Unidos bajo el gobierno de Truman, y fue Truman, quien tres días después del bombardeó atómico a Nagasaki, nombró a dos militares subalternos que no tenían ningún tipo de conocimiento sobre la historia coreana, que no se habían molestado en consultar con ningún coreano y que luego dividieron Corea en dos zonas de ocupación en el paralelo 38, quien precipitó una catástrofe total y luego una brutal guerra nacional de reunificación. Así que fue Estados Unidos, en primer lugar, quien efectivamente sentó las condiciones estructurales para la Guerra de Corea, la cual nunca ha terminado.

Entonces, Pence, al declarar en las Olimpiadas que no hay separación entre Estados Unidos y sus Estados clientes históricos y aliados estratégicos dentro de la región, Japón y Corea del Sur, en términos de una postura común en contra de Corea del Norte, lo que estaba afirmando era absolutamente al revés. No es Corea del Norte la que está jugando a abrir una brecha y dividiendo a socios supuestamente naturales, Estados Unidos y Corea del Sur. Es Estados Unidos el que está abriendo una brecha entre las dos Coreas, y lo ha hecho históricamente.

JJ: La Guerra de Corea es como una laguna en el imaginario público y mediático de Estados Unidos, y me enteré por el artículo que escribiste en The Progressive, La larga y sucia historia del belicismo estadounidense contra Corea del Norte, de lo duradero y vivo del impacto de esa guerra, y también de lo importante que fue como el inicio de la gran maquinaria de dinero militar posterior a la Segunda Guerra Mundial que vemos ahora.

CH: Totalmente. Creo que trajiste un tema muy interesante y podemos adelantarnos hasta el presente. La Guerra de Corea está irónicamente conmemorada en Estados Unidos como la “Guerra Olvidada”, pero esta fue una guerra absolutamente crucial en el período posterior a 1945. Recordemos que la economía de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial estaba dirigida hacia la guerra total, y la Guerra de Corea básicamente resucitó una economía que estaba orientada hacia la producción permanente de conflictos bélicos. Fue fundamental para establecer el Estado de Seguridad Nacional; fue absolutamente fundamental para establecer lo que Chalmers Johnson había llamado un “imperio de bases” alrededor del mundo, y colocó a Estados Unidos en permanente pie de guerra.

Si nos adelantamos hasta el momento actual, tenemos a Donald Trump, que afirma tener una política de “Estados Unidos Primero”, y lo que está haciendo ahora mismo, si te fijas en la Revisión de la Postura Nuclear de 2018, está completamente dirigido hacia la renovación del sistema de armas nucleares estadounidense. Y Estados Unidos posee alrededor de 7.000 misiles nucleares─Corea del Norte tiene aproximadamente diez─y aún así afirma que Corea del Norte es una especie de amenaza existencial para Estados Unidos. Y lo cierto es que la renovación de la industria armamentística nuclear, cuando Estados Unidos está, según el NPT (Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares de la ONU), supuestamente empezando a desmantelar su programa nuclear, le va a costar aproximadamente 1.7 billones de dólares─y esto es una estimación baja.

Así, la política “Estados Unidos Primero” de Donald Trump es una verdadera política de “lo militar primero”, y esos 1.7 billones de dólares se quitan de todo tipo de programas sociales del país. En cambio, aunque el padre de Kim Jong-un sí tenía una política con prioridad militar, fue su política songun, la que estaba dirigida a defenderse de Estados Unidos, el mayor poder militar del mundo.

Y como tú dijiste, Pence declarando que Corea del Norte es una amenaza está totalmente equivocado. Desde mediados de siglo XX hasta la actualidad, Estados Unidos ha aumentado los paquetes de sanciones más extremas contra Corea del Norte, que apuntan a castigar colectivamente al pueblo norcoreano. No están dirigidas como un golpe quirúrgico contra la industria armamentística de Corea del Norte ni contra la dirigencia norcoreana; estas sanciones incluyen cosas como equipamiento para hospitales, cualquier tipo de combustibles y están apuntadas a lastimar a la gente común y corriente.

Y la otra cosa que Estados Unidos hace: conduce el mayor ejercicio de guerra del planeta con su aliado surcoreano. Ahora han sido suspendidos dada la actual situación de las próximas Olimpiadas y los Juegos Paralímpicos. Estos simulan la invasión y ocupación de Corea del Norte, la decapitación del líder norcoreano y también simulan y ensayan un primer golpe nuclear contra Corea del Norte. Por lo tanto, Corea del Norte ha estado en el punto de mira de la máquina de guerra estadounidense durante décadas.

Así que el padre de Kim Jong-un tenía una política de prioridad militar que estaba dirigida a defender─a la autodefensa─a la sociedad norcoreana contra Estados Unidos. Lo que es interesante sobre Kim Jong-un, es que esta política, la política byungjin, está dirigida en dos vías simultáneas; una es desarrollar un programa de armas nucleares, pero la otra está dirigida a la economía, y apunta a mejorar los medios de vida del pueblo norcoreano. ¿Podemos decir lo mismo de Donald Trump?

JJ: Frecuentemente noto cómo tragarse la doble vara del excepcionalismo estadounidense es algo así como el precio de admisión para el debate sobre políticas exteriores en los medios estadounidenses, y también hemos notado con que despreocupación los políticos estadounidense pueden llegar a referirse al genocidio en la península coreana sin que a los medios se les mueva un pelo. En setiembre, John McCain le dijo a Jake Tapper de la CNN, “si Kim Jong-un actúa de manera agresiva”─ni siquiera explicó qué significaba eso─“el precio será la extinción”. Y Tapper simplemente siguió como si nada. En tu publicación en The Progressive, dices que este guión demonológico que nos llega desde los medios, básicamente significa, y quiero usar tus palabras, “consentimos la extinción de Corea del Norte por adelantado”. Creo que hay que asimilarlo, y los medios juegan un rol importante en eso.

CH: Sí, yo diría, sólo para agregar a eso, que Donald Trump, al hacer sus primeras declaraciones ante las Naciones Unidas, en realidad dijo que estaba dispuesto a “destruir totalmente a Corea del Norte”. Los especialistas en derechos humanos entendieron eso como una declaración de intenciones, lo que es absolutamente esencial para entender el crimen del genocidio. Para Corea del Norte no es nuevo esto de “fuego y furia como nunca se ha visto en el mundo”, y de hecho lo experimentó a manos de Estados Unidos en una guerra de intervención asimétrica a mediados del siglo XX que persiste hasta hoy. Pero esa guerra en realidad se saldó con un estimado de 4 millones de coreanos muertos, de los cuales un 70% eran civiles, y esta es una guerra en la que Estados Unidos tenía el dominio absoluto del espacio aéreo, y contempló la posibilidad de utilizar armas nucleares contra Corea del Norte y China.

Así que lo que estás mencionando ahora es verdaderamente un punto clave. Muchas veces, especialmente los medios corporativos en Occidente, se enfocan en la violación de los derechos humanos en Corea del Norte, y lo hacen de manera muy patriotera, pavimentando el camino para una guerra de intervención humanitaria, la cual, como sabemos, si miramos los casos de Libia e Irak, en realidad simplemente resulta en una catástrofe humanitaria masiva. La narrativa sobre los derechos humanos está distorsionada en contra de Corea del Norte, cuando de hecho, el crimen de los crímenes en Nuremberg fue la guerra agresiva. Fue una guerra contra la paz, y eso es precisamente lo que la administración de Trump se está preparando para hacer contra Corea del Norte, y los pueblos de ambas coreas no se dejan engañar.

Trump sostiene que de alguna manera podría ser una especie de golpe contenido, que este “golpe en la nariz” solamente impactaría a Corea del Norte. Bueno, si tan sólo miramos el mapa, si él se tomase un par de minutos para dejar de tuitear y mirar el mapa, se podría dar cuenta de que en realidad Keimyung está a tan sólo dos horas en auto de Seúl. Entonces, cualquier tipo de acción supuestamente limitada que involucre armas nucleares tácticas, que tienen seis veces la magnitud de las de Hiroshima, al contemplar eso como una posibilidad para Corea del Norte, lo que en realidad también está haciendo Estados Unidos es consintiendo la devastación del pueblo surcoreano, y Corea del Sur es un ostensible aliado de Estados Unidos, por lo que los surcoreanos no se dejan engañar; entienden que la política anti-Corea del Norte de Donald Trump es en realidad una política anti-Corea.

 

JJ: Para terminar, en tu publicación citaste al general James Van Fleet, el oficial al mando de las Fuerzas de la ONU en Corea, que hace décadas dijo, “tenía que haber una Corea, ya fuese aquí o en alguna otra parte del mundo”. El hecho de que lo que es hoy Corea del Norte mañana podría ser Asia del este, me lleva a pensar que por lo que algunas personas están luchando─y tu has estado hablando de esto─es por la guerra en sí misma, y para mí, eso quiere decir que nosotros podemos luchar por la paz en sí misma; incluso por fuera de cualquier conflicto individual, pero ciertamente en este conflicto en particular. ¿Podrías hablar sobre las posibilidades de paz?

CH: Con Estados Unidos en teoría en la mira de Corea del Norte, por primera vez hemos visto, yo creo, un tipo de movilización y una suerte de oleada de activismo por la paz, antibélico, dirigido a evitar que Trump vaya a la guerra con Corea del Norte. Incluso hemos visto a algunas figuras del congreso presentar legislaciones que limitarían la capacidad de Trump para empezar una guerra nuclear unilateralmente.

No es que Trump sea más patriotero que Obama, por ejemplo, pero su retórica lo es. Y creo que lo que es interesante en este momento es el antiliberalismo de Trump─el antiliberalismo puro y duro, el antiliberalismo abierto de sus acciones. Por fin vemos un movimiento que se pone en acción para que Estados Unidos no vaya a la guerra. No es solamente que los coreanos quieren la paz; creo que finalmente, la gente en Estados Unidos─hay muy pocos, con la excepción de figuras como Paul Robeson, que a mediados del siglo XX sostuvo que Estados Unidos no tenía ningún derecho de ir a la guerra en Corea. Y creo que finalmente, ahora, tardíamente, estamos viendo gente que se está movilizando por la posibilidad de paz en Corea, y todo eso es bueno.

JJ: Hemos hablado con Christine Hong de la Universidad de California, Santa Cruz, y del Instituto de Política de Corea. Tienen su sitio en línea kpolicy.org/. Christine Hong, muchas gracias por sumarte a CounterSpin.

CH: Gracias, Janine.

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