Su pedagogía, es una pedagogía de la resistencia…

Compartimos la entrevista que mantuvimos con la Maestra Susana Bonillai, con la intención de rescatar las ideas fundamentales de la metodología de Cledia de Mello y acercar lo máximo posible, algunas certezas y algunas interrogantes; rescatar parte de nuestra pedagogía nacional para seguir pensando nuestras prácticas cotidianas en las aulas.

Jimena: Sabemos que Cledia de Mello comenzó su carrera como maestra rural, y que allí fue descubriendo las contradicciones del sistema educativo y sintió la necesidad de grandes cambios ¿de qué manera logra sistematizar sus ideas? 

Susana: En realidad, Cledia llega a la escuela rural antes de ser Maestra, en la década del 50. Una escuelita rural de Rivera, la única en muchos kilómetros a la redonda, estaba sin maestra desde el inicio del año escolar, y un Inspector, en una práctica que hoy no se admite en el sistema educativo, le pidió a esa joven estudiante que cubriera la vacante.
Cledia misma, en un reportaje realizado por la periodista Cinthia Soca, y publicado en el semanario Brecha en 2009, relata esta primera experiencia en la escuela rural Los Tres Cerros.

La vacante fue una emergencia, o la cubría una estudiante que cumpliera con ciertos requisitos educativos o esos niños se quedaban sin maestra y punto. Para mí fue de sopetón, como ni base teórica tenía, empecé a observar, a trabajar con los niños de manera muy intuitiva y me fui fogueando. Ellos venían desde lejos, a caballo, a pie, como podían. Llegaban a las diez de la mañana, almorzaban y volvían a sus ranchos a las tres de la tarde. Me daba pena verlos venir con tanto esfuerzo y me preocupaba que se fueran con tan poquita cosa. Los pequeños se llevaban una letra o un número para repetirlo y aprender a escribirlo, y volver al otro día. Y aunque yo no tenía información de cómo se enseñaba, eso me parecía muy pobre. (…) Habrá pasado más de un mes en esa monotonía y pensé: “Así no va, en vez de enseñar de a una letra voy a enseñar de a varias a la vez”. Observé que aprender el conjunto de letras les ayudaba a diferenciar las unas de las otras, y el niño tenía un campo más amplio de comprensión y rápidamente empezaban a escribir. En esta escuela que tomé en suplencia a mitad del año, todos los chiquilines para fin de año ya sabían leer y escribir. Así fue la primera experiencia donde germinó la metodología.”

Al año siguiente Cledia inicia sus estudios magisteriales en Montevideo. Ya en ese tiempo, se muestra muy crítica en cuanto a los planes de estudio en magisterio que, a su entender, dejan poco tiempo para pensar y profundizar.

Como todos los pedagogos uruguayos, Cledia es una gran autodidacta. Era una gran lectora de los pensadores de su época -Dewey, Decroly, Paulo Freire-, y gran conocedora de la obra de Carlos Vaz Ferreira, Clemente Estable y Agustín Ferreiro. Tenía un enorme conocimiento de las experiencias que aisladamente se desarrollaban en nuestro país, y de los grandes debates pedagógicos que se dieron en aquellos años tan fermentales para la educación.

No obstante, en esto de lograr sistematizar sus ideas, ella marca como un hito en su trayectoria profesional el conocimiento de los estudios y aportes realizados por Jean Piaget desde la psicología genética. Este encuentro con la obra de Piaget, Cledia lo ubica en su biografía en los años 60, cuando realiza el curso de Directores en el Instituto Magisterial Superior (I.M.S.). Es en la obra de este autor que ella encuentra el sustento teórico a lo que venía realizando de manera intuitiva. Piaget plantea que el pensamiento es un sistema de operaciones lógicas, la operación constituye su elemento activo, y tiene un carácter reversible. Atendiendo al desarrollo cognitivo de los niños, el tiempo de la escolaridad inicial y primaria corresponde al período de las operaciones concretas. Esto significa que nuestros niños son capaces de clasificar en función de diferentes criterios (la clase), ordenar en el espacio y en el tiempo (la serie), comparar similitudes y diferencias, establecer correspondencias y combinatorias. En esas estructuras lógico-matemáticas, que están en construcción en nuestros niños, que son comunes a todos, se va a apoyar la propuesta de enseñanza de la Metodología

Jimena: Hoy nos encontramos debatiendo sobre la centralidad en el alumno, la necesidad de la mirada docente en el aprendizaje, en desarrollar el potencial de cada individuo... ¿Hacía Cledia referencia a estas cuestiones tantos años atrás?

Susana: El centro de estas formas de trabajo es, sin lugar a duda, el niño, y la niña en toda su diversidad imaginable. Ella pone la mirada en las formas de aprender, y alerta a los maestros del divorcio que existe muchas veces entre las prácticas de enseñanza, que responden ciertamente a las mejores intenciones, pero que, en lugar de acompañar el aprendizaje natural del niño, introducen artificios que terminan generando obstáculos didácticos para el aprendizaje. A mí siempre me sorprendió el respeto intelectual que mostraba hacia los niños, su confianza absoluta en la capacidad de cada uno, independientemente de su condición física, familiar, socio-económica, cultural.

Es pertinente señalar, porque los compañeros lo desconocen, que, en el año 1979, al momento de cumplir 25 años de trabajo las autoridades educativas de la época, en plena dictadura, le niegan a Cledia de Mello la prórroga para seguirse desempeñando en la Educación Pública. En ese momento, ella era Maestra en la escuela Nº10 de Montevideo, y con tan sólo 49 años, los dictadores la expulsan del aula, como a tantos otros. Eso no impidió que continuara reuniéndose con maestras, compartiendo y fortaleciendo estas formas de trabajo. Fue un grupo de padres, mayoritariamente docentes, que en 1981 retiraron a sus hijos del sistema educativo, y se los “dieron” a Cledia para que pudiera continuar con su experiencia. Así en un apartamento en 18 de julio y Río Negro, con ocho niños, ella y un grupo de maestras continuaron trabajando. Forzadas por las circunstancias fundan un colegio privado (C.E.N.I.). Fue allí donde yo vi, la verdadera inclusión educativa. Niños con discapacidades físicas de la más diversa índole, niños con dificultades emocionales, o niños que habitualmente catalogamos de “educación común”, todos simple y grandiosamente niños, aprendiendo unos de otros, todos constructores de sus aprendizajes.

Jimena: Es la creadora de la Metodología Natural Integral... ¿Por qué es Natural? Y ¿Por qué es Integral?

Susana: En primer lugar, he de decir que a Cledia y al colectivo de Maestras que trabajaban con ella, les llevó mucho tiempo “nombrar” a la Metodología. Tengo recuerdo de esas discusiones. No es que un día Cledia se levantó y dijo: “voy a crear la Metodología Natural e Integral”. Como espero vaya quedando claro, estos son procesos en los que incidieron obviamente elementos biográficos de la propia Cledia, pero también procesos individuales y colectivos sustentados en una rica experiencia a lo largo de su trayectoria docente.

En el reportaje antes citado, Cledia expresa: “Natural” porque se basa en la propia experiencia del niño e “Integral” porque es un sistema de relaciones, donde los conceptos se integran, no se abordan por separado.

Jimena: ¿Cuáles fueron los cambios, esas ideas movilizadoras que proponía su metodología?

Susana: Me gusta en esta pregunta la expresión “ideas movilizadoras” porque si algo provocaba Cledia en todos quienes la escuchábamos, docentes y familias, era darnos vuelta la cabeza. Ya previo a la dictadura, en la década del 60, a instancias muchas veces de inspectores comprometidos en los cambios que la educación siempre exige, Cledia comenzó a ofrecer sus “charlas” a colegas de su propia Jurisdicción y de otros departamentos. En dictadura, algunos maestros, que siempre hemos sido especialistas en “pasarnos la voz” se acercaron y siguieron reuniéndose, pensando y trabajando juntos.

Con el retorno de la democracia, Cledia recorrió el país, a instancias de compañeros que la convocaban para escucharla. Siempre ofreció su trabajo en forma generosa, motivada por la fuerte convicción que todos los niños tenían derecho a aprender de una forma que acompañara su desarrollo natural, y que los maestros tenían derecho a trabajar en forma “más científica”. Fue una gran defensora de la profesionalidad de los docentes, reclamó siempre estudio y coherencia, y un estricto respeto a la autonomía técnica de los docentes, lo que muchas veces le hizo ganarse el enojo de alguna “autoridad”.

A modo de inventario señalo algunas de esas ideas que caracterizan la Metodología:

    • El involucramiento del cuerpo del niño en todo su proceso de aprendizaje. El aprendizaje pasa por el cuerpo.

    • La relevancia de su propia experiencia, y las tomas de conciencia que sobre ella debe hacer con la intervención docente.

    • La importancia de la grupalidad y la interacción con los pares en los aprendizajes.

    • El lugar de la conversación y el diálogo grupal en el aula. La circulación del conocimiento en un enfoque integral.

    • El abordaje sistémico de la enseñanza.

    • La incorporación de la perspectiva antropológica en la producción del conocimiento. La importancia de la vida y del ser humano como transformador de la realidad.

    • La inclusión educativa en su más amplia acepción.

    • La defensa de la autonomía técnica de los docentes.

    • La permanente apuesta a la excelencia.

Jimena: Para terminar, ¿crees que su metodología puede o debe estar presente en las prácticas docentes hoy? 

Susana: Creo que esta pregunta se contesta sola, al leer las anteriores. Pero en estos momentos, en los que se señala a la educación como la madre de todos los males, y se pretende llevar adelante, a los ponchazos, una “transformación educativa” de papel, es imprescindible conocer y difundir la rica historia de la pedagogía nacional. Lo que se pretende mostrar como novedad, quizás no sea tal.
Esta Metodología nació en tiempos de debates y cuestionamientos, atravesó los años negros de la dictadura pasando de voz en voz. Con el advenimiento de la democracia, miles se acercaron, algunos la hicieron suya, otros se llevaron algunas respuestas y otras preguntas. Y de eso se trata.

En 2011 un grupo de jóvenes maestras, quisieron saber más de estas formas de trabajo, movilizadas por los magros resultados que veían en los aprendizajes de los niños, fundamentalmente en lectura y escritura. Conscientes que en su formación profesional no habían recibido las suficientes herramientas para enseñar a “niños reales en escuelas reales”, generaron un espacio de formación en AdeMU Montevideo que se ha sostenido todos estos años. En 2017, gracias a la perseverancia de nuestra compañera Lucía Forteza, publicamos el libro “La potencia de una Metodología”ii que recoge las claves de identidad de esta experiencia de formación en ejercicio.

En este momento estamos realizando un ciclo de difusión desde el sindicato, al que se han inscripto seiscientos cincuenta maestros de todo el país. Ese número por sí solo, evidencia que los maestros sienten que necesitan otros conocimientos para enseñar, y habla una vez más del compromiso de los docentes con los aprendizajes de los niños. Cledia tenía una enorme confianza en el magisterio. ¡Y no se equivocaba! Su pedagogía, es una pedagogía de la resistencia. Por eso, ella decía que quienes la hacían suya, eran “maestras de lomo duro”.


 


Mtra. Jimena Ansín


 

i Susana Bonilla en su trayectoria docente se desempeñó como Maestra de aula por diecisiete años, Directora efectiva de escuela común (2007), Directora efectiva de escuelas de Práctica (2008-2014), Inspectora de Zona (2015-2021), Inspectora Departamental de Maldonado (2022). Miembro de la A.T.D Nacional por veinte años. Militante de la F.U.M-TEP e integrante del Secretariado Ejecutivo de AdeMU Montevideo en varios períodos.

ii La potencia de una Metodología - Compilación: Lucía Forteza. Editorial: Un colectivo docente en movimiento.

Autora: Jimena Ansín

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