Entre 1921 y 1941 Alexei Tolstoi escribió su novela " Tinieblas y amanecer de Rusia", el título en ruso sería algo así como " Marcha por los caminos del dolor" o sufrimiento. Ediciones Pueblos Unidos publicó la novela, 3 tomos, por allá en la década del 40. También está la versión de Editorial Progreso. Lamentablemente las editoriales no la reeditan, apuestan a escritores rusos más conocidos y hacer una inversión de una novela de 1300 páginas de un Tolstoi que no es León les resultaría una locura. De esa manera opera el silencio y por lo tanto el olvido. Si no se publica los lectores no la conocen y está estupenda obra pasa al olvido en la lengua española. La novela trata sobre 4 personas, dos hermanas y sus correspondientes maridos, que se verán sometidos a terribles sufrimientos en los contextos de la primera guerra mundial, la revolución rusa y la guerra civil. Pero a pesar del insoportable dolor, la esperanza y el deseo de la conquista de la felicidad están ahí en las retinas de los protagonistas. En la década del 70 se hizo una adaptación soviética de 13 episodios, de factura excelente. En el año 2017 se hizo otra versión, pésima, donde la acción sustituye a la introspección, quedando así incomprensible la trama. Voy a compartir un fragmento, disculpen la extensión, pero la vale la pena leerlo. Habla Teleguin, uno de los principales personajes:
“Iván Ilich estaba seguro sólo de una cosa: su amor a Dasha, el encanto de Dasha y la jubilosa sensación de sí mismo que había experimentado entonces junto a la ventanilla del vagón, sabiéndose amado por Dasha, eran todo lo bueno que había en el mundo. El acogedor, viejo y quizás un tanto estrecho, pero maravilloso templo de la vida se había estremecido y crujía bajo los golpes de la guerra, vacilaban las columnas, se había cuarteado la cúpula, se venían abajo las viejas piedras, pero en medio del polvo que volaba y del estruendo del templo que caía, dos personas, Dasha y él, sumidos en la jubilosa demencia del amor, deseaban ser felices a despecho de todo. ¿Era aquello atinado?
"Escrutando la sombría oscuridad y las titilantes luces y escuchando la tristeza desgarradora con que silboteaba el viento, Iván Ilich pensaba: “¿Para qué ocultarse que no hay nada por encima del deseo de ser feliz? Quiero serlo a despecho de todo. ¿Puedo yo acabar con las colas, dar de comer a los hambrientos y poner fin a la guerra? No. Pero, si no puedo, ¿debo también desaparecer en las tinieblas, renunciar a la felicidad? No, no debo. Pero ¿ puedo ser feliz?, ¿ lo seré?...”
"Iván Ilich cruzó el puente y, sin fijarse ya adónde iba, siguió por el malecón. Allí alumbraban con luz vivas farolas eléctricas agitadas por el viento. Por las desnudas losas volaba con seco susurro el polvo de nieve. Las ventanas del Palacio de Invierno estaban oscuras y muertas. Junto a una garita se alzaba sobre un montón de nieve un gigantesco centinela, que vestía un abrigo de piel de carnero y apretaba el fusil contra su pecho.
Iván Ilich se detuvo de pronto, miró hacia las ventanas y, luego, prosiguió su camino, apretando el paso, al principio luchando contra el viento, y, después empujado ya por él. Le parecía que podría decir a todos, a todos los hombres, una verdad clara y sencilla, en la que creerían. Diría: “Ya veis que no se puede seguir viviendo así: los Estados se basan en el odio, el odio es lo que ha tendido las fronteras, y cada uno de vosotros (ovillo de odio) es una fortaleza con los cañones apuntando en todas direcciones. Vivir así es penoso y terrible. Todo el mundo se ahoga de odio, los hombres se matan unos a otros, y fluyen ríos de sangre. ¿Os parece poco? ¿Todavía no habéis abierto los ojos? ¿Queréis que aquí, en cada casa, el hombre extermine al hombre? ¡Recobrad la razón, arrojad las armas, borrad las fronteras, abrid las puertas y las ventanas a la vida!… Hay mucha tierra para sembrar trigo, muchos pastizales para el ganado, muchas vertientes montañosas para los viñedos...Las entrañas de la tierra son inagotables, hay sitio para todos...¿Acaso no veis que somos todavía prisioneros de las tinieblas de los siglos idos?…"
Alexei Tolstoi, “Tinieblas y amanecer de Rusia. Libro 1. Las hermanas.” 1921