Mientras que el Club de Golf, el Presidente, alentaba a los empresarios agrupados en la Confederación de Cámaras Empresariales a avanzar sobre el gobierno1 le recordaba a la central sindical que no eran cogobierno dejando bien claro para qué clase gobierna.

Días después el ministro de transporte dijo que el oído del gobierno siempre va a estar con los empresarios.

A su vez la Ministra de economía en una reunión convocada por esta Confederación en el Hyatt les recordaba a los empresarios que la regla fiscal era un reclamo que estos habían realizado y que el gobierno había cumplido con celeridad, conminó a los mismos a utilizar el descuelgue en los consejos de salario anticipando que el gobierno va a apoyar esta iniciativa.

Por otra parte Rodolfo Saldain, artífice de la reforma jubilatoria, sostiene sin ambigüedades que si un trabajador quiere jubilarse y aún vivir 20 o 25 años esa mochila la van a pagar los niños. Y amenaza al Frente Amplio con que no se la va a llevar gratis si no la vota.

Desde el exterior el nuevo analista principal de Fitch Ratings, reclama desde New York, que se debe avanzar en la reforma jubilatoria para reducir los gastos en pensiones en el corto plazo y demostrar solidez institucional, elementos importantes para la calificación de deuda "soberana".

Es decir que en pocas noticias relacionadas fundamentalmente con la reforma jubilatoria y las políticas hacia la negociación colectiva, el gobierno actual muestra claramente su contenido de clase y su sumisión al capital financiero internacional.

Estos son los principales enemigos de la pública felicidad y se constituyen en una verdadera traba para el desarrollo del país, en ese sentido es que en la declaración programática de 1958 el PCU define la necesidad de avanzar en una revolución democrática agraria antimperialista la cual es una fase que se solapa con la revolución socialista.

Sin embargo vemos que parte de la izquierda no asume esta lucha con perspectiva transformadora y busca construir un sueño irracional de conciliación de clases. Asume las premisas del enemigo y trata de construir conclusiones diferentes, por lo cual falla.

Esto tampoco es nuevo, Arismendi en problemas de una revolución continental abordaba el mismo problema, sobre el que opinaban que para esa parte de la izquierda: "sustituyen el método marxista, en cuanto a estima las fuerzas de la revolución, por una lente deformadora; no valoran el contenido de clase y el programa de cada sector político, miran el grado de histeria que éste provoca en el imperialismo y en la reacción entreguista. El limbo es para los ilusos".

Lamentablemente este limbo está de moda nuevamente y va desde el discurso de una oposición responsable supra clasista que no genere grietas, hasta la búsqueda de un nuevo sujeto social diferente a la clase obrera de forma tan desenfrenada como irreal.

En este contexto es necesario poner el debate ideológico al servicio de la unidad, pero ello no significa sumergirnos en el limbo postmoderno de los agentes contingentes "vacíos" que disputan un discurso indeterminado que puede constituir una cadena equivalencial no antagónica resignificando el concepto de pueblo en su acepción diversa e interseccional pero que renuncia al concepto de lucha de clases y con ello a la necesidad de superar el capitalismo.

El capitalismo es el régimen del capital y el capital no es una cosa, no es dinero, no son fábricas, ni campo. "El capital no es una cosa, sino determinada relación social de producción perteneciente a determinada formación histórico-social y que se representa en una cosa y le confiere a ésta un carácter específicamente social" sostiene Marx en El Capital y sostiene en la misma obra que esa relación social permite que surja “una nueva relación de hegemonía y subordinación, que a su vez produce sus expresiones políticas”.

Desde este punto de vista es imposible plantear una lucha cultural anticapitalista sin arremeter contra la propiedad privada de los medios de producción y la necesidad de una nueva organización del trabajo que desarrolle la actividad productiva con un sentido antagónico a la acumulación del capital, superando las relaciones de producción capitalista y aún cuando esto no se haga mediante un asalto al cielo es necesario avanzar en democracia pero en este sentido.

Y esto tiene que ver con el tema en discusión y la pregunta que debería ser la premisa para discutir la reforma jubilatoria: ¿Es admisible obligar a los trabajadores del Uruguay a trabajar 5 años más para garantizar más superganancias a la Rosca empresarial nacional y el capital internacional? No es imprescindible, por el contrario, una reforma antagónica a la actual para avanzar sobre los intereses del capital y mejorar la vida del conjunto de los sectores más postergados.

 

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1 https://www.busqueda.com.uy/Secciones/En-reunion-privada-con-el-equipo-economico-cupula-empresarial-expreso-alegria-por-ver-al-gobierno-alineado-con-sus-planteos-uc53172

Autor: Diego Alonso

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