Estamos frente a un gobierno rancio. Si es un gobierno neoliberal, concentrador que responde solo a los intereses de los más privilegiados, conservador, autoritario, genuflexo frente al imperialismo yanqui, que sostiene una concepción restringida de la democracia que se remite a elegir entre elites que gobierne legitimada por su propio elitismo. Es sin duda un gobierno de restauración reaccionaria que viene a ajustar cuentas con los trabajadores y a reinstalar una utopía reaccionaria y regresiva en lo económico. Es también un gobierno de derecha y ultraderecha conservadora que culturalmente quiere negar otras formas de poder entender la realidad, acercándose en la práctica a una concepción  totalitaria de la política con profusos tintes fascistas. O nacional católicos como se definía el proceso franquista en España. pero además y por todo esto anterior es un gobierno rancio, bien representado por la frase del papá del Presidente al referirse al Doctor Tabaré Vazquez “es popular aunque no ordinario” como si esto fuera una excepción a una regla causal, el pueblo es primitivo, inculto, bárbaro… ordinario.

Esta ranciedad como concepción de vida se les escapa a cada paso aun cuando traten de ocultarla, ya sea surfeando en la pandemia, queriendo manejar mamados, negando la posibilidad de aprobar una renta mínima de emergencia, y también cuando la participación política no partidaria de los trabajadores organizados tiene lugar. Peor aún si eso sucede en el ámbito del Estado, el cual en su concepción está naturalmente al servicio de la clase a la que representan y los funcionarios también subordinados a los intereses de la oligarquía dominante, que naturalmente está destinada a ocupar el poder. Si además de esto estos funcionarios pertenecen a la Universidad ya la cosa está descontrolada, el verdadero odio sentido por estos señoritos de facultades privadas, de escuelas de elites que buscan el perfeccionamiento, al modelo de Universidad latinoamericana es notorio. Aún con las falencias que la Universidad pública pueda tener y con algunos retrocesos en sus posiciones comparada con otros períodos de nuestra historia donde la correlación de fuerzas era aún más favorable a la clase obrera a nivel mundial, y donde las ideas de transformación revolucionaria de la sociedad también se expresaban en cátedras y aulas, la Universidad continúa manteniendo una profunda vocación democrática comprometida con un accionar signado por la pertinencia social. Esto lo determinó su historia, las luchas obrero estudiantiles por la autonomía y lo recoge su ley orgánica, particularmente en su Artículo 2.

Este frenesí reaccionario frente a una Universidad vinculada con su pueblo fue lo que llevó al asesinato de los mártires estudiantiles, a la Ley de fascistización de la Educación  elaborada por Sanguinetti y que diera lugar al CONAE y sin dudas en la intervención de la Universidad llevada adelante por la dictadura civicomilitar uruguaya. En su momento la Universidad fue intervenida por “cumplir estrictamente con su deber” como lo expresara el ex decano de la Facultad de Medicina Pablo Carlevaro. Carlevaro sostenía que tomar partido frente a los grandes problemas del país hace a la a la definición de los fines que están en su Ley Orgánica, a la Universidad de la República compete “la enseñanza pública superior en todos los planos de la cultura”, pero también “contribuir al estudio de los problemas de interés general”,dijo. Y continuó: «Quiere decir que no podía ser ajena a lo que estaba pasando en el país, que era un clima político y social tremendamente grave. Pero además la ley encomienda que la Universidad debe “propender a la comprensión pública” [de esos problemas de interés general]   para Carlevaro el artículo sobre los fines de la Universidad termina diciendo que le corresponde “defender los valores morales, los principios de justicia, libertad y bienestar social, los derechos de la persona humana y la forma democrático-republicana de gobierno”. La Universidad está comprometida a hacer lo que hizo no sólo por su sensibilidad, sino también por mandato de la ley». 

Hoy nuevamente  mucho de estos principios son vulnerados, particularmente por la utilización espuria de herramientas legales para imponer un programa reaccionario  y antipopular como el que representan los 135 artículos que se plantea anular y que se aprobaron sin discusión democrática por medio de la utilización de un subterfugio legal , mediante la una LEY de Urgente consideración. Frente a esto el movimiento popular organizado recurre al ejercicio constitucional del poder soberano de forma directa para que sea el pueblo quien decida sobre estos artículos, en uso de su derecho, de su soberanía y de acuerdo a lo que la Constitución prescribe. Claro que a la ranciedad gubernamental esto no le cuadra mucho y aunque muerdan el freno , se les escapa y buscan argumentos ridículos para asimilar el ejercicio de la democracia al proselitismo político.

Este es el fondo del discurso de Lema una terrible reacción cajetilla a que los trabajadores y para peor funcionarios de la Universidad ejerzan su derecho a proponer decidir en las cuestiones que hacen al país de forma directa, en su concepto  de  política esto no tiene  lugar, es sin dudas un exceso de quienes deben dedicarse solo a trabajar al servicio del un estado que naturalmente le pertenece a la clase que Lema representa y defiende, para eso se le compra su fuerza de trabajo y no para que opinen. Hoy como ayer en horas aciagas del país lo que están haciendo los trabajadores de la UTHC  es como expresó Carlevaro : «Si atienden al sentido de la ley es ... cumplir estrictamente con su deber».

Asimismo es muy vigente lo que expresó  el ex rector de la UdelaR, el contador Samuel Lichtensztejn, en la sesión del CDC que frente al golpe de Estado: «(…) Ante esos sucesos, la Universidad de la República expresa serenamente que no medirá sacrificios para dar cumplimiento a sus fines, que la identifican con la felicidad pública y no con la regresión y la barbarie. Por tanto, el CDC exhorta a todos los universitarios cualesquiera sean sus tareas, a luchar conjuntamente con la totalidad del pueblo-organizado en el movimiento sindical, en los partidos políticos y en otras instituciones y agrupaciones sociales sensibles al destino nacional- contra el afianzamiento de la dictadura». Actualmente sería en defensa de la democracia y del derecho del pueblo a decidir, por lo que están luchando los trabajadores del Clinicas.

Por último queremos enviar un saludo de clases a los trabajadores organizados en la UTHC, por defender la democracia, la Universidad pública Estatal y cogobernada lo que les va a seguir granjeando palos por parte de este gobierno rancio, conservador y neoliberal.

Autor: Diego Alonso

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