Explicación preliminar
El último domingo del mes de octubre de 2019, mientras se desarrollaba la primera vuelta de las elecciones nacionales y por la radio se emitían noticias sobre supuestos disturbios en las calles de Montevideo, maduró definitivamente el artículo “¿Qué es Cabildo Abierto?”; en ese momento, después de escuchar días anteriores mensajes fascistoides transmitidos por medios informáticos a los que se sumaban estos extraños y supuestos disturbios en el tradicional y apacible clima electoral uruguayo, llevaron a que lo escribiera de un tirón, si bien ya pensado anteriormente en los sustancial.
“¿Qué es “Cabildo Abierto?”, la definición como partido fascista es la que corresponde por su carácter político-ideológico y por su esencia histórico-concreta (partido contrarrevolucionario y ultra reaccionario; demagogia social dirigida al lumpen y a sectores de la pequeña burguesía con su típico “miedo a la libertad” anticomunismo recalcitrante; la opción por la dictadura abierta y terrorista a través de la provocación, el caos, el irracionalismo y el “salvador” mesiánico; en el fondo su papel de instrumento del capital financiero y el imperialismo).
Unos meses más tarde, el artículo “De como el Fascismo se devora al liberalismo”, tomaba nota de como “Cabido Abierto” se había posicionado en puestos propicios para el desarrollo de su demagogia social y comenzaba a acicatear a las corrientes liberales coaligadas en el engendro “multicolor”. Ya a fines del 2021, “Cabildo Abierto” comienza a demostrar cada vez más “francamente”, sus garras y sus dientes y a “picanear” a sus socios de la coalición neoliberal.
Me parece que sería importante que se difunda, que se conozca la audición del 10 de noviembre de 2021 del programa ultra reaccionario, fascista, “Francamente”, emitido en radio Fénix. Es recomendable escuchar lo que allí se dijo entre las 16 y 17 horas aproximadamente. El contenido de la audición es firme y consecuente en su conservadurismo y reaccionarismo. Pero en ese día el conductor se desbocó, perdió los estribos y se desnudó como fascista consumado y desembozado. Cabe la pregunta de si este didáctico exabrupto es producto de la ira y el odio contra nuestro pueblo y la desesperación o si es consciente, un insulto a la inteligencia y la dignidad de los uruguayos, una provocación. Pero, en todo caso, lo fundamental es que el fascismo se nos presenta precisamente, “francamente”, entre la agresividad abierta, la violencia y la demagogia típica del fascismo. Por alguna razón en esta ocasión optaron por presentarse abiertamente.
Y esto tiene un alto valor pedagógico, educativo para nuestro pueblo, para evitar cualquier ingenuidad o ilusión, para descartar toda expectativa sobre la posibilidad de acariciarle la cola al tigre sin que te arranque la mano, soñar que se va a echar plácidamente a los pies de la democracia.
El desborde fascista del conductor, Rubén Sánchez, se produce, naturalmente, en la campaña de agitación para presionar al Parlamento por la aprobación urgente del proyecto de ley de Manini Ríos y Cabildo Abierto, cuando no, que otorga el beneficio de la prisión domiciliaria a los asesinos, torturadores, desaparecedores, violadores y muchos etc. más, mayores de 65 años. Para que estos “angelitos” (verdaderas “bestias pardas”), no se mueran en la cárcel (¡y hay que ver en qué cárceles, en las maravillosas condiciones en que se encuentran detenidos!).
Lo que no se nombra no existe, se invisibiliza y, por lo tanto, no se piensa y no se enfrentan a tiempo las fatales consecuencias para los pueblos. Una vez más, lo que hay que nombrar y denunciar es al fascismo, que se nos presenta desnuda y abiertamente. Cuanto antes nuestro pueblo tome conciencia profunda de su presencia en mejores condiciones estará para evitar su avance y las terribles consecuencias que los pueblos suelen pagar cuando “la perra que está de nuevo en celo” avanza hacia el poder. No; Cabildo Abierto no es un “partido militar”, estos eufemismos en el mejor de los casos no expresan más que la ilusión que es posible y una estrategia correcta acariciarle la cola al tigre. Pero, en todo caso, no es más que una irresponsabilidad que deja inerme a las masas populares.
No se trata de un problema con los militares, de promover un antimilitarismo infantil y vulgar. El problema es que las FFAA no se han democratizado, son una institución fascitizada porque no se quiso o no se pudo -o ambas cosas- redemocratizarlas; el problema no son los militares, sino el fascismo y cuando en América Latina hablamos de fascismo, ya sabemos que se trata de las oligarquías criollas, el capital financiero, EEUU y la CIA. Esto ya lo sabemos y estamos obligados a emular a los animales: no tenemos derecho a tropezar de nuevo con la misma piedra.
La ofensiva fascista se desarrolla en dos direcciones que son objetivos permanentes en su escalada al poder: arrasar y destruir a las clases subalternas, al movimiento sindical y popular, a las organizaciones políticas antimperialistas y revolucionarias. Pero cuando el fascismo avanza sobre este objetivo, no se detiene, se lanza directamente sobre la democracia, incluso sobre las tendencias liberales. Cuando llega a este punto ha creado las condiciones para acrecentar su influencia y protagonismo, con el objetivo de convertirse en alternativa para los sectores más reaccionarios de las clases dominantes y deviene fuerza que brega por la hegemonía política para acceder al gobierno y sentarse directamente en el aparato de poder del Estado.
Está claro que, en la situación política actual de nuestro país, el fascismo no está en condiciones de avanzar para acceder al gobierno y al poder en lo inmediato. Pero es que la experiencia histórica enseña que el fascismo no se convierte en fuerza política dominante de golpe, no accede al poder en un solo acto; sino, por el contrario, necesita de una escalada regresiva relativamente prolongada en el tránsito de la cual va desterrándose de la cabeza de las grandes masas los valores más avanzados de la civilización; la libertad, la paz, la cultura, los valores democráticos, a través de un proceso político e ideológico ultra reaccionario y contrarrevolucionario mediante la aplicación sistemática de la concepción y la metodología que les son históricamente típicas: la mentira y la demagogia social, la provocación y la violencia (a través de aparatos para militares, escuadrones de la muerte, etc.) para crear un clima de caos y confusión que permita establecer contradicciones artificiales y falsas (al tipo caos – orden, nacionales – foráneos, etc.) y sobre esta base promover una verticalización artificial de las contradicciones sociales, que invisibiliza las reales, de clase, la horizontalización real de esas contradicciones. En tal contexto se impone el crimen desembozado. Si permitimos que el fascismo avance hasta aquí; la suerte de nuestro pueblo ya estará echada.
Precisamente, por esto es fundamental no subestimar, ser irresponsable ante los fenómenos políticos que se vienen sucediendo ante nuestros ojos. No son unos “locos sueltos”. La cosa no va en broma. El fascismo ya está organizado como fuerza política pública, se ha posicionado en cargos políticos de gobierno, está organizado y movilizado. En primer lugar, para tener éxito en la lucha, para impedir que avance en su faena, que la bestia crezca, es imprescindible crear conciencia en el pueblo de su presencia y los riesgos que se ciernen en su futuro.
La audición fascista y definida anticomunista nos alecciona, sino estamos distraídos, sobre la estrategia que lo caracteriza en su ascenso. En primer lugar, arremete con todo su odio contra el enemigo de clase, contra las fuerzas sociales y políticas del cambio, sin sonrojarse cuando niega la violación de los DDHH, e incluso, al mismo tiempo justifica las peores aberraciones al declarar a los dictadores y asesinos héroes que salvaron al país del comunismo internacional. Pero esta justificación y campaña irracional no se detiene ante límite alguno. Ironiza sobre los derechos de género, califica de falsas las denuncias de las compañeras; ironiza con los valores de la diversidad alcanzando una bajeza imposible de superar. En otro medio, el conductor de la audición, preguntado sobre como se resuelven los problemas del Uruguay, responde: “con una dictadura”.
Como le es propio, si logra avanzar el fascismo ya no se detiene, como expresión del capital financiero y el imperialismo tiene como primer objetivo al “comunismo internacional”, pero va más allá y se lanza contra la democracia, las corrientes liberales y contra todo lo que tenga un rasgo de civilización. En su lucha tras sus siniestros objetivos presiona y “picanea” a los sectores liberales-democráticos. Así, se puede escuchar afirmaciones tales como: éste es un gobierno débil, un “flan”; los parlamentarios están sentados ahí, no hacen nada y se llevan mucha plata; ¡voten de una vez el proyecto de Manini y déjense de joder!; nosotros los pusimos ahí; ese viejo podrido (Sanguinetti); etc. Es un ataque frontal a la democracia y a las instituciones. ¿Cómo termina la obra? Con la supresión de la democracia y la dictadura.
El fascismo desnudo, de cuerpo entero, frente a nosotros. Las señales son claras, ya las conocemos. Se trata del crimen y la reacción en toda la línea. El liberalismo, timorato, cede y es devorado.
Recientemente escuchamos las declaraciones del Senador Penades quien afirma que en la bancada nacionalista hay un acuerdo general sobre el proyecto de Manini, que las diferencias son de matices. Sanguinetti, cuándo no, hace conocer su posición favorable sobre la iniciativa fascista; con el reparo de que no es el momento de considerarla. Conociendo las mañas del viejo dirigente liberal no resulta arriesgado suponer que esta posición sólo obedece a cálculos electorales. Es decir; que el pronunciamiento sobre tal nefasta iniciativa sea posterior al pronunciamiento ciudadano sobre la LUC, para que en la decisión popular no incida el rechazo de la ciudadanía a esta nueva “agachada” de las corrientes liberales-democráticas ante las presiones del fascismo. La estrategia viene funcionando y se van cumpliendo los primeros “actos” de la “obra”. En esto también es imprescindible la memoria, porque si finalmente sobreviene la barbarie sobre nuestro pueblo deberíamos dejar, por lo menos, las enseñanzas correspondientes a las generaciones futuras: la génesis, el proceso de desarrollo y el crecimiento de la bestia.
El carácter inhumano del capitalismo estalla ante nuestros ojos, es una realidad en nuestra experiencia vital. Centralización de la riqueza e injusticia social como nunca antes conoció la peripecia humana. Concentración de la producción y agresión a la naturaleza (calentamiento global, epidemias, etc.). La guerra como una constante en el escenario planetario y el armamentismo como consecuencia (matanza y negocio), permanente destrucción de las fuerzas productivas, etc. En este contexto resurge la ultraderecha y el fascismo a escala planetaria.
Estas tendencias se expresan de manera singular en nuestro país. Una coalición de gobierno que aplica un proyecto neoliberal con mayoría de partidos liberales, pero que no renuncia (allí está presente), a la carta del fascismo en la estrategia imperialista para el continente.
Todo indica que proyecto neoliberal que se impone a raja tabla agudizará la lucha de clases. En ese escenario el fascismo jugará la carta de la provocación y la confusión, el caos. Procurará llevar a nuestro pueblo al “golpe por golpe”, a lo que antes llamábamos un proceso de “guatemalización”, para aislar al movimiento popular y a la izquierda de amplios sectores de las masas aún confusas y/o indecisas, para estar en condiciones del cumplimiento de sus objetivos.
Nuestro objetivo ha de ser no permitir ser aislados del pueblo y para eso es necesario no caer en sus provocaciones ni en radicalizaciones infantiles. Por el contrario, se trata de elevar el nivel de conciencia, unidad y movilización del pueblo en el marco de la democracia y la legalidad, precisamente, para aislar y derrotar al fascismo.
Nunca aplicar formas de lucha que el pueblo o una parte del mismo no esté en condiciones de comprender, apelar siempre a su cultura democrática y progresista. No olvidar que la fuerza, el poder coercitivo lo tienen ellos y los grandes medios de comunicación/confusión, también. ¡Ah!, y no despreciar un dato curioso, que el “demócrata” Ruben Sánchez vivió, curiosamente, treinta años en EEUU, probablemente atendiendo un “kiosquito”.
Epílogo
Sin embargo, hay razones de sobra para tener confianza en nuestro pueblo, en su conciencia democrática y progresista. Se trata del pueblo uruguayo; el mismo que forjó la unidad de la clase trabajadora (ejemplo unitario y único en el mundo capitalista), estrella luminosa en torno a la cual se alinearon astros maravillosos: la juventud y el movimiento estudiantil, lo mejor de nuestra intelectualidad y nuestros científicos, lo mejor de nuestra cultura, el arte, el canto, la música, etc.
Este pueblo, que hace más de medio siglo unificó todo lo que es izquierda y progresismo, en una organización original y quizás única, que es modelo para la reflexión de todo pueblo en lucha.
Este pueblo, que ya derrotó al fascismo desde la huelga general al triunfo del plebiscito del 80 (victoria popular inédita a nivel internacional).
Este pueblo, que, cuando arreciaba la ofensiva neoliberal a partir de los 90, una vez más, a contra pelo del mundo, reafirmó que las empresas públicas seguirían siendo del pueblo y que logró mantener la Seguridad Social como derecho garantizado por el Estado.
Este pueblo, que en aquellos tiempos y en duras batallas, preservó la gratuidad y el derecho a la educación, incluida la universitaria. Que a través de la lucha universitaria convirtió la década del 90 en una época en que fueron derrotados: los intentos de cobro de matrícula, de limitación del ingreso, de liquidar la autonomía y el cogobierno, de liquidar el hospital universitario, etc.
Por lo tanto, podemos estar seguros que con una conducción política y social que esté a la altura de este pueblo, el pueblo uruguayo garantizará que el fascismo:“NO PASARÁ”