El pasado martes 9 de mayo, minutos después de las 18 y 30 horas, en la Casa de las Maestras, tuvo lugar la segunda charla del ciclo Reivindicación de la Soberanía Pedagógica. En esta segunda instancia de análisis disparó el intercambio la Maestra y Profesora de Ciencias de la Educación Mercedes López, y compartió profundas reflexiones sobre los aportes de Reina Reyes.
La actividad contó con una breve introducción a cargo de Gabriela Verde y de inmediato tomó la palabra Mercedes López quien inició la charla expresando: “voy a empezar primero por reafirmar la importancia de este espacio de reflexión y acción creado, por su valor pedagógico, esto de la reflexión y acción, que me parece es uno los supuestos más importantes de la pedagogía”. Y allí realiza la primera cita de Reina Reyes: “…el enemigo, el antagonismo de la rutina, es la reflexión…”.
Continuó y se refirió al nombre del ciclo: “valorar también como una reivindicación de la soberanía pedagógica, me pareció esto de una importancia central… Otro pedagogo importante, Agustín Ferreiro, reivindicaba ya por el 37, la importancia -decía él- de pensar, de no vivir de prestado, y de pensar para desarrollar la creación. Entonces, me parece que esto de la reivindicación de la soberanía pedagógica es también central, recuperar esta centralidad de la pedagogía hoy más que nunca, porque la pedagogía es el conocimiento específico de nuestra profesión… Y lo es también de nuestra autonomía, es decir, la autonomía apoyada en ese conocimiento específico. Por lo tanto, cuando vivimos tiempos… porque ya hemos vivido tiempos en que la pedagogía se minimiza, se desaparece, tanto de la formación como de la práctica del maestro, en definitiva, lo que estamos viviendo es una desprofesionalización, y me parece que eso es importante tenerlo presente desde el magisterio…”
Comienza a referirse a Reina Reyes y expresa: “mujer del Siglo XX, es parte del Uruguay que se va construyendo con la participación social del magisterio nacional, en la sociedad, en cultura y en la política, y esto me parece que es una característica que debemos resaltar, porque Reina Reyes, como muchos de los pensadores, de los pedagogos, de los maestros que construyeron la pedagogía nacional, es decir que fueron decolonizando el pensamiento pedagógico para construir una pedagogía nacional… La participación y el maestro como actor social, me parece que son dos valores que debemos, también, tener presentes siempre, repensarlos en cada momento y en cada oportunidad…”
Mercedes López se había referido a Ferreiro y la Educación Rural, ahora establece el nexo entre la experiencia de la Educación Rural en Reina Reyes, y afirma: “la charla anterior fue sobre Educación Rural… y Reina Reyes participó de todos esos congresos que fueron sustento y fundamento de la construcción de políticas educativas, del programa del 49, de todas las propuestas que realizó el movimiento en favor de una nueva escuela rural, y que tuvo características muy particulares, de acuerdo a Hugo Rodríguez justamente, que plantea esto en Dos décadas en la historia de la escuela uruguaya1. Este movimiento que tiene la particularidad de ser un movimiento dialéctico, que tiene la particularidad de hacer una denuncia de la situación, pero junto a la denuncia la propuesta, junto a la propuesta llevar adelante experiencias concretas y luego en concepciones teóricas. Y Reina Reyes forma parte de todo este movimiento, y lo vemos en su vida como sujeto político - social - cultural…”
Avanza y destaca la condición multifacética de Reina Reyes: “Se recibe de Maestra, pero también va a ser Psicóloga del Concejo del Niño… Jefa del Plan Cultural del SODRE, ocupó cargos en el Ateneo de Montevideo… fue Profesora de Pedagogía durante treinta y cinco años, fue Profesora del Instituto Magisterial Superior. Pero además participó en distintos movimientos de reivindicación y lucha, militó en el Movimiento en Defensa de la Educación Pública, de la Educación Rural, de la autonomía universitaria, de los derechos de niños y adolescentes… también escribió en distintos periódicos. Pero su participación y su aporte más relevante las realizó en el marco del Magisterio Nacional, como Profesora de Pedagogía, no sólo por la actividad docente, sino por el aporte intelectual de las obras, que son fundamentales para el desarrollo de la pedagogía nacional…”
Se adentra en las ideas de Reina Reyes y se refiere a su condición humanista, y señala: “y acá valga la aclaración, que es definido por Reina Reyes desde el humanismo real, su ideal es el desarrollo pleno del hombre y su integración social armónica…”. Allí Mercedes López realiza una delimitación metodológica que sirve de guía para comprender el desarrollo del análisis de la obra y los aportes de la pedagoga: “Son necesarios dos planteos previos, preguntas que ella se hace, de las que parte: ¿Cómo se conjugan el avance científico y técnico con el desarrollo del hombre? Y segundo: ¿De qué hombre hablamos? ¿Cómo define a ese hombre? Con respecto a lo primero, plantea que se ha generado un conflicto entre la evolución científica y las instituciones que el hombre ha creado para responder a los ideales de la sociedad en el momento que fueron creadas. Y hoy (año 70) -nos dice- no existe esa armonía.
Continúa el análisis y plantea que: “En cuanto al concepto de hombre, hay dos formas de concebirlo, desde la filosofía de lo absoluto, como hombre abstracto, ideal-liberal, para una sociedad jerarquizada, que crea instituciones a través de las cuales se mantienen sus privilegios, por persuasión o por represión. El otro concepto es el del hombre nuevo, al que le atribuye dos características: el hombre concreto, que es esa unidad espiritual - biológica - histórica, que está definido por sus particularidades. Y el hombre situado -concepto que toma de Bourdieu-, que está condicionado por las relaciones económicas, políticas y culturales, y se define por las condiciones de su existencia, este hombre es posibilidad, devenir, proyecto…”
Mercedes López aclara que, dada la vastedad de la obra de Reina Reyes, se va a centrar en dos de sus principales libros. ¿Para qué futuro educamos? y Drama en la Educación, y explica: “los dos están planteados como ensayos… porque el eje central es la reflexión sobre los temas.” Se comienza a referir al primero diciendo: “Y por eso en esta obra parte de una duda ¿para qué futuro educamos?… Esta obra está orientada a reflexionar sobre la colonización cultural en América Latina, el papel de los medios de comunicación, (especialmente en los años 70) radio, televisión y cine, y en este contexto el lugar de las instituciones y la industria cultural…”
Y continúa explicando: “Parte de su análisis muestra cómo los medios enajenan al hombre y la industria cultural actúa para ello. Nos muestra como la televisión, sobre todo, ha sido uno de los medios más efectivos para propiciar un modelo de vida centrado en el consumo, en la cultura del consumo, arrasando toda forma de cultura nacional, que no se corresponde con los intereses imperialistas de quienes nos dominan. En esta cultura de la imagen, la que afecta al hombre, porque originan, y leo textual, originan inercia del pensamiento, debilidad de concentración y pobreza imaginativa, apelan a lo emotivo, empobreciendo la vida intelectual, se desarrolla en el espectador la pasividad, la falta de diálogo, reduce el esfuerzo, creando un efecto narcotizante…”
Profundiza en los aspectos conceptuales más importantes del libro: “Parte de la relación entre colonizadores y colonizados… y de ese avance tecnológico, del desarrollo industrial, del crecimiento del capitalismo y su secuela el neocolonialismo, es decir, una relación de dominio, de opresión, va a decir después, entre colonizadores y colonizados. Y se hace una pregunta, ¿es el hombre lo bastante inteligente y bueno para controlar lo que ha producido? Se ha abierto -dice Reina Reyes- un abismo entre los medios creados para dominar la naturaleza y los logrados para dominar los impulsos irracionales de la conducta humana…”
Avanza en el tema e incorpora un nuevo elemento, el papel de las instituciones, y expresa: “Instituciones como el Estado, la Iglesia y la escuela. Estas instituciones que fueron creadas en el pasado… como expresión formal de los ideales de la sociedad en el momento en que fueron creadas”. Y vuelve a plantear una interrogante: “¿Cuáles son los fines de estas instituciones, o cómo se establecen? A través de los grupos de poder.” Allí realiza un paralelismo entre las ideas de Reina Reyes y las ideas de Juan Casassus, y afirma: “Las instituciones creadas en el pasado, como expresión de determinados ideales, pero que estas mismas instituciones han creado las forma de conservar lo instituido, y ella habla del poder esclavizante de las instituciones, limitando el poder de la inteligencia para lograr cambios”.
Retoma la pregunta anterior y plantea que: “las instituciones creadas tienen ese poder de conservar siempre de la misma manera esos fines por los cuales se han creado”. Y toma otro concepto importante, el de la conducta institucional: “Las instituciones crean conductas institucionales que son muy difíciles de cambiar. Dice Reina Reyes, aun cuando las instituciones cambiaran en su forma, los hábitos detrás de ellas, los hábitos de pensar y de sentir, no se modifican tan fácilmente. Entonces hay un elemento reproductor de las Instituciones sobre el cual es necesario reflexionar…”
Introduce la reflexión sobre los efectos que genera, y sostiene: “Esto crea, dice Reina Reyes: un dramático malestar, entre quienes aceptan y defienden, por interés o por ignorancia, formas de vida impuestas por instituciones creadas en el pasado, y quienes, animados por el deseo de liberación, quieren modificarlas. Estas tensiones, que va a plantear más de una vez, y que las va a plantear claramente para el educador… tensión entre lo que la acción política establece y la acción educativa desarrolla, y cuál es allí el papel del educador…”
Y vuelve a ubicar nuevas preguntas que movilizaban las reflexiones de la pedagoga: “¿La educación que hoy ofrecemos crea disposiciones mentales para liberar al hombre de la influencia de la institución? Y la segunda pregunta ¿La educación es un factor de cambio? Y adelanta en su análisis, dice textual, sólo es posible si el hombre es capaz de independizarse de las formas de vida que le ofrece el medio para poder juzgarlas, si se evade del condicionamiento al que estuvo sometido, actúa a favor del cambio social. El tema es ¿puede? Porque sólo es posible en estas condiciones…”
Continúa y expresa: “La organización económica, que mantiene aparte de la sociedad, sin posibilidades educativas para la reflexión y la creación, es también la que mantiene en manos de pocos la industria cultural, que condiciona a los más.” Y en tal sentido indica respecto a las ideas de Reyes: “Dice, descubrir que los medios de comunicación enajenan al hombre en lugar de liberarlo es tarea que aprende, aunque se tenga conciencia de estar apresado por fuerzas que individualmente no se puedan vencer, resignarse al poderío de la economía es actuar en su favor, en lugar de tener por meta la liberación del hombre. Entonces la oposición fundamental acá es entre enajenación y la liberación, otra vez con aquella pregunta ¿es posible?”
Despliega más ideas de Reina Reyes: “es grave, gravísimo, que los países subdesarrollados de América Latina imiten las prácticas educativas de los países desarrollados sin apreciar que el colonialismo vacía y distorsiona la mente e incapacita al hombre para liberarse de los poderes económicos y políticos que dominan. Esta industria cultural se centra en la civilización de la imagen, cada espectador está bajo la influencia, de contenidos, sugestiones, especialmente propaganda comercial o política, para lograr determinadas conductas e ideas. La imagen constituye el medio más poderoso de sugestión colectiva, y el lenguaje se refuerza mediante percepciones visuales mediante técnicas basadas en el conocimiento psicológico.”
Mercedes López ahonda en la idea y explica que: “En esa relación entre colonizadores y colonizados. El tener reemplaza al ser, porque tiene que ver con ese modelo de consumo, el hombre ya no vive para sí, sino para quien lo domina, esto es el capital en sus múltiples formas de producción. De no modificarse las formas educativas, sólo una minoría, estará en condiciones de oponerse a las técnicas de persuasión económica y política. Es decir, volvemos a aquella pregunta, ¿es posible el cambio? ¿Es posible una educación para el cambio?”
Y luego se refiere a las respuestas que Reina Reyes da a esas preguntas: “Nos puede aparecer en primera instancia como una situación apocalíptica, es decir, esto no se puede cambiar. Sin embargo, no es así, no es esta la postura de Reina Reyes, ve la posibilidad. El tema es ¿la educación puede? Y ahí viene la otra pregunta: ¿qué educación?”
Sigue desplegando el concepto: “¿Qué es necesario que la educación desarrolle? La flexibilidad intelectual, el juicio crítico, la estabilidad emocional. Esta relación entre colonizadores y colonizados construye el dominio de hombres y pueblos, esta colonización por cultura foránea ahoga nuestra propia cultura y la creatividad… Y como producto de esa enajenación se da una internalización de la dependencia, es decir, ya no hay una imposición, hay una internalización y el sujeto mismo justifica esa dependencia.” Y continúa: “Queda planteado -dice Reina Reyes- el problema que motiva este ensayo, si la acción para modificar la estructura de los países de América Latina, exige una socialización que combata el individualismo, la indiferencia egoísta, el conformismo, la evasión, ¿cómo se han de educar las nuevas generaciones? Es decir, si todo esto es posible, hay que hacerlo, es urgente.”
Mercedes López explica el concepto de apocalípticos e integrados: “…ni apocalíptico, es decir, la civilización de la imagen no es el apocalipsis de la cultura, pero tampoco integrarla. ¿Qué es necesario? Un pensamiento crítico, que le permita al hombre liberarse integrándose, y en ello la educación tiene un papel. ¿Qué educación? Y entonces aquí, plantea dos miradas, dos conceptos distintos de educación. Una educación que es la que conduce al hombre a adaptarse… el sujeto que pasivamente se adapta a la sociedad en la que vive. Esta formación adaptativa, es una formación dogmática, que crea una determinada estructura de personalidad, es decir, hay un ideal de hombre que está dado y se va a procurar formar a todos los hombres de la misma manera, adaptándolos a la misma realidad. El maestro en este caso es portador de valores fijos. Este tipo de educación -dice Reina Reyes- es un obstáculo para la autonomía del hombre.”
Continúa y explica la segunda mirada: “Por otro lado, plantea el concepto de una educación creadora, que conduce al hombre a superar la situación. La formación es para la superación del sujeto, la liberación del sujeto, y la educación lo ayuda a crearse a sí mismo… no hay un modelo preestablecido al que el hombre tiene que crearse. El maestro va a seleccionar el mundo factible para cada personalidad. ¿Cómo denomina Reina Reyes a esta educación? Educación laica. Para el desarrollo de la educación laica se necesitan dos caracteres, el pensamiento reflexivo y el sentimiento de igualdad. Incluso, dice ella, como bases de la actitud laica, que es una actitud de vida.”
Y se adentra en el concepto de educación laica: “Esa educación laica, que evita las imposiciones dogmáticas, que conduce a observaciones objetivas, hace posible la elección del individuo de valores diversos. Ya no hay valores fijos a los cuales el sujeto se tiene que adaptar, existen valores diversos, y el sujeto es el que elije, y hay un respeto de las características intelectuales y afectivas de cada uno. El pensamiento reflexivo es un acto complejo, y se diferencia del creer, una cosa es el pensar reflexivo y otra cosa es el creer… el pensamiento reflexivo parte de la duda… y además el desarrollo emocional, porque parte del concepto de sujeto integral…”
Profundiza las explicaciones y señala que en la educación laica: “Se enseña en base a experiencias seleccionadas y dirigidas que el niño realiza en un clima de libertad y colaboración. Y para todo esto es necesario -dice Reina Reyes- métodos activos. Y hace hincapié en esta cuestión del método… es más importante el camino que elegimos para que el niño vaya construyendo su propio pensamiento…”
Mercedes López introduce el otro aspecto, el sentimiento de igualdad: “La educación -dice Reina Reyes- debe crear conciencia de igualdad, en el sentido de respeto al otro. Es decir, yo soy igual al otro, soy diferente, y a su vez soy igual, esto tiene que ver con el respeto a la diversidad, pero tiene que ver con considerar al otro un igual a mí, condición esencial de la laicidad.” Y señala la diferencia entre respeto y tolerancia: “sobre todo porque hemos escuchado, muchas veces, que laicidad es tolerancia, en cambio Reina Reyes hace esta diferencia… Tolerar implica siempre una relación desigual, es decir, yo tolero al otro, pero en realidad me estoy poniendo en una situación de superioridad. En cambio, el respeto se apoya justamente en esa relación de igualdad, y por eso es base de la laicidad y es base de la democracia…”. Y allí cita a la pedagoga explicando que la laicidad: “…requiere sentimientos que se traducen en apreciaciones de valor y en actitudes, para ello es importante la socialización, lo que viven los grupos a los que pertenece, por ejemplo, la escuela…”.
Luego incorpora el papel del educador en la visión de Reina Reyes: “Todo es posible cuando el educador, cualquiera sea su posición personal, adopta una actitud laica frente al alumno, garantía de juicio crítico y correcta socialización. El Maestro laico respeta la opinión de otro, por distinta que sea a la suya, y frente al niño piensa no sólo en los resultados inmediatos, sino en los que se darán en el tiempo y harán de él un hombre libre y respetuoso…”
Ahora Mercedes López penetra en los conceptos planteados en Drama en la educación, libro publicado en el año 1975, y mucho menos conocido que las otras obras de la pedagoga, y señala: “…es una obra más radical en el análisis, incluso hay una postura más explícita de su cambio ideológico… y vamos a encontrar términos -otra vez- mucho más explícitos, cuando habla de la opresión, cuando habla de la dominación, cuando habla de la educación con términos más cercanos a lo que generalmente identificamos con Paulo Freire…” Y cita: “El propósito que me anima a escribir este ensayo es luchar por una educación desalienante.”
Se refiere al contexto en el que se escribió la obra: “es un escrito en contexto de dictadura, y señala el papel del poder económico y político, en la cada vez mayor imposición de valores ajenos a la autonomía de la cultura de los pueblos de América Latina… Otra vez retoma esta relación de colonizadores y colonizados, y de esa imposición de una cultura, de un modelo cultural, de un modelo de vida…”. Y vuelve a citar, destacando como va dando respuesta a las preguntas que fue planteando: “…hubo avances de la ciencia, pero cuando estos avances se oponen a los intereses del poder económico, hoy internacional, su aplicación es detenida. O cuando los fundamentos científicos de una educación liberadora son conocidos, pero, en los países colonizados, el poder político imprime a la educación el rumbo que le imponen las clases dominantes al servicio de sus intereses…”
Profundiza y señala que es un libro de denuncia y propuesta: “…y en esta denuncia plantea cuales son los dramas a los cuales se enfrenta la educación… El primero es el creado por la incompatibilidad entre la acción política y la acción educativa… El segundo tiene que ver más con la desigualdad que impide la integración social… Y el tercero, que nombra ella como un drama intelectual, es la contraposición entre las imposiciones autoritarias y el ideal democrático…”
Y a partir de allí desarrolla cada uno: “El primero… proviene de la coexistencia de dos maneras de concebir la sociedad y al hombre. La primera manera que tiene que ver con la concepción liberal, con una filosofía de lo absoluto, en la que se defienden la jerarquización social y se otorgan privilegios… Por otro lado, quienes reconocen que la organización social es fruto de la opresión del débil…” Y recurre a la cita para destacar la reflexión de Reina Reyes: “el educador que es esclarecido por su formación científica desea hacer del hombre dueño de su destino, por considerarlo capaz de modificar la estructura social que lo aprisiona… Pero se encuentra con esta incompatibilidad, entre un poder político que establece una estructura que no tiene por fin modificarla, ni hacer del hombre dueño de su destino, y la acción educativa que su formación le dice que tiene que ser. Entonces esto es lo que crea el drama del educador, un drama vivido por los educadores conscientes de su respuesta frente al futuro…”
Con respecto al segundo drama Mercedes López señala: “…una sociedad que otorga privilegios crea desigualdades, y esta se manifiesta de distintas formas, pero la más cruel es el hambre y las alteraciones físicas e intelectuales, incluso Reina Reyes plantea que la más dramática es el hambre específica… es el hambre por falta de proteínas… y es más grave porque afecta de forma irreparable el cerebro… ¿Qué puede hacer el educador cuando el niño llega a la escuela? Estas situaciones no permiten el fin de la educación, que es el desarrollo pleno, integral de la personalidad, ni la igualdad de oportunidades, base de la democracia, por eso… si bien no hay democracia sin educación, no hay educación sin proteínas. Porque tiene que ver con esta gravedad que produce la desigualdad social… Este es un aspecto del drama de la educación, cuando el poder político mantiene vigente una estructura social, que condena desde su gestación, a miles de integrantes de nuevas generaciones. Ni los mejores planes, programas de enseñanza, ni métodos, son otra casa que alardes de una política educativa para la democracia, si no se comienza por satisfacer las necesidades vitales de las clases sociales pauperizadas…” Y continúa refiriéndose al problema con otra cita: “La igualdad de oportunidades educativas no existe si no existen previamente igualdad de satisfacción alimentaria…”
A partir de ese concepto avanza y establece el vínculo con la desigualdad cultural: “En otro aspecto, también la desigualdad genera drama, y tiene que ver con el progreso cultural social…” Y acude a una nueva cita: “La condición para el progreso cultural de la sociedad está en la diversidad de los hombres, en sus formas de pensar y sentir. La carencia de alimentación, salud, higiene, amor, protección, es negativo para las posibilidades de creación personal. Cuando la opresión -causa de la desigualdad-, el colonialismo interno -signado por el interés de los colonizadores- se afianza, conduce inconscientemente a la aceptación de la injusticia como norma…”
Se detiene en el problema y retoma: “Entonces, esto de la creación, que decía al principio, ya marcaba Agustín Ferreiro en los años 30, esta importancia de la creación… Cuando no hay un pensamiento reflexivo, un pensamiento crítico, que pueda develar esa enajenación, lo que se produce es la internalización de la desigualdad, cuando yo internalizo, ya no es que respondo a una imposición desde afuera, lo veo como propio, justifico yo esta injusticia que se está dando, sin ser consciente de que esta injusticia es creada desde afuera… La desigualdad produce marginación, produce alienación, que impide la concientización de la opresión y ello impide la integración social…” Y nuevamente señala las preguntas que se plantea la pedagoga frente a lo que observa de la realidad: “¿La educación ha propiciado la integración? ¿Qué actitud debe tomar el maestro? ¿El docente debe abstenerse frente a esta situación? ¿Justificarlo? ¿Ser indiferentes? ¿O actuar fuera del aula? Es decir, actuar más allá del aula… y la respuesta la dará la conciencia de cada educador…”
Se adentra en el último drama seleccionado: “Es el drama intelectual, es el conflicto entre una autoridad que impone y el maestro que sabe qué debe hacer… ¿Cuál es la contraposición? Por un lado, cuando impera una política educativa que mantiene incambiada la estructura escolar y los métodos tradicionales, cuando predomina el ejercicio de una autoridad coercitiva que pone en peligro los fines de la educación… Por el otro lado, el maestro, con conocimiento científico, dado por su formación, piensa que la educación debe apoyarse en el cultivo de actividad integral, fomento de la creatividad, promover vivencias auténticas… Esta contradicción crea un conflicto -y es un conflicto intelectual-, crea un drama para el educador, de no poder hacer lo que está convencido que tiene que hacer, para el futuro individual y social en que actúa… Y en el desarrollo de estos dramas, Reina Reyes plantea este como el de carácter más dramático…” Y vuelve a formular preguntas sobre el rol que le ocupa al educador ante la realidad, cita: “¿Cómo reacciona fuera de la escuela ante una situación política en que la autoridad desconoce los aportes de la ciencia? ¿Se hace cómplice de una forma encubierta de dominación? ¿Acepta la conducción anticientífica del educando disfrazada con frases altisonantes sobre el orden, la libertad, la democracia? ¿Si vive este conflicto con intensidad dramática, cabe su abstención en la actividad política de su país?”
Allí Mercedes López explica que, si bien el objetivo del ensayo es plantear la duda para poder promover la reflexión, de todos modos Reina Reyes propone: “Puede parecer utópico -dice- pensar en una acción educativa contraria a las fuerzas poderosas, pero hay innumerables ejemplos en la historia.”
Para finalizar lee del libro Drama en la educación las últimas reflexiones de la pedagoga: “Sueño y creo realizable la descolonización de la cultura de América Latina y la efectiva integración de sus pueblos. Sueño y creo en la realización de un futuro en el que las ciencias que estudian al hombre y a la sociedad fundamenten con sus conocimientos una política educativa capaz de formar hombres a la vez libres y solidarios. Sueño con el acrecentamiento de la columna de jóvenes, unidos, sin fronteras, políticas, económicas o raciales, capaces de demostrar que en nuestro continente hay una nueva manera de vivir en la que se armonizan justicia y libertad…”
Mtro. Esteban Coitiño
1 Dos décadas en la historia de la escuela uruguaya – El testimonio de los protagonistas. Autores varios. Edición de la Revista de la Educación del Pueblo. Año 1987.