En artículos anteriores sostuve que la derrota electoral de la izquierda en Uruguay, expresa un reflujo en la dialéctica revolución-contrarevolución. Es imprescindible problematizar lo sucedido con rigurosidad; no en términos de autocrítica flagelante, sino de reconocer errores y superarlos.

Esto implica:

1. Asumir al enemigo.

2. Examinar causalidades.

3. Construir prospectiva.

4. Indagar caminos.

Asumir al enemigo

Podemos fácilmente equivocarnos si abordamos este punto desde una visión fragmentada y esquemática.

El marxismo como definiera Luckaks (1), es una ciencia de la totalidad, que justamente analiza las relaciones que se establecen entre los opuestos y su identidad.

Armando Hart, también nos remite a ello cuando sostiene que el materialismo histórico concibe la cultura desde su integralidad. (2)

Es decir que la expresión de la lucha de clases en y por la superestructura, es una lucha por la totalidad de la construcción del sentido civilizatorio y no por tal o cual parte determinada.

Esto la derecha política lo entiende muy bien. Cuando desde la izquierda les criticamos su ausencia de programa, no queremos entender que justamente el programa que unifica a la derecha, es desplazar a las fuerzas progresistas del estado, debilitar a las organizaciones sociales, particularmente a los sindicatos, realinear la política internacional al servicio del imperialismo yanqui, como forma de convencer a las masas populares que la única opción seria y posible es que se subordinen a la oligarquía dominante.

Es en este sentido que la política reaccionaria se remite a resolver la totalidad de la contradicción entre oligarquía y pueblo, y no a aspectos particulares de tal o cual política económica, social o agenda de derechos.

Su planteamiento es reconstituir un consenso social que avale la utopía conservadora de forma perdurable y que resulte en una correlación de fuerza que le permita el ejercicio del poder.

Para ello es necesario tomar el control del poder ejecutivo y legislativo, sumado a los resortes mediáticos, judiciales y militares que nunca perdieron.

Sanguinetti lo expresa sin tapujos cuando habla de educación.

También debemos tener en claro que no sólo son la coalición Frankenstein, y las oligarquías nacionales, sino sus patrones imperialistas los que trazan esta estrategia. Reducir esta confrontación de clases por el poder a una diferencia entre formas de gestión o política económica es un error garrafal.

Frente al proyecto de la reacción que es totalizando el de la izquierda también debe serlo.

La autocastración política que apela a una democracia en general, sin contenido de clase, que cree en una transición ordenada (aunque esté bien dar la información necesaria), a la posible participación en entes o en la escondida Ley de Urgencia, si realmente cree que esto es posible, es además de profundamente ingenua peligrosa, ya que contribuye a la estrategia de la reacción al diluir en las masas la idea que lo que se viene es otro proyecto de país al servicio de otras clases, porque la contradicción no es de formas sino que subyace el modo de producción y en la justificación de la explotación y alienación del ser humano.

Plantear " ojalá les vaya bien", es en sí un pensamiento de derecha ya que invita a pensar que los que está en juego no es dos intereses que se excluyen mutuamente a partir del lugar que cada clase ocupa en el capitalismo dependiente uruguayo. Por el contrario lo que está postura oculta es la lucha de clases en su sentido abarcativo.

La pregunta es que le vaya bien ¿a quién? ¿A las cámaras empresariales, a los terratenientes, al capital financiero, al Imperialismo? ¿O a la clase obrera y al pueblo?

Aunque parezca necio en estos tiempos es fundamental la necedad de asumir al enemigo, parafraseando a Silvio Rodríguez.

Examinar las causas

Dentro de los errores propios sin duda el principal es no haber disputado consecuentemente, la totalidad del proyecto filosófico, ético, político, y estético comunicacional propuesto por el bloque de poder. Junto a ello no crear una institucionalidad superadora que permitiese desarrollar una democracia avanzada.

También subestimamos al enemigo, y su capacidad de producir un golpe blando a través de la utilización goebbeliana de los medios masivos creando una realidad fantasmática.

A esto se le suma la utilización permanente de la justicia para frenar avances y en el último período las acciones terroristas ejercidas por integrantes de las fuerzas armadas, utilizando a estas como partido neofascista. Esto no sólo por las amenazas golpistas sino por la utilización de esa estructura por un oligarca de nefasta tradición familiar, Manini Ríos, devenido en general primero y en político después para proyectarse como figura fuerte, que representando los intereses más oligarcas y reaccionarios fuese capaz de presentarse como defensor del orden y protector de los sectores más desfavorecidos.

Los sectores semilumpenes siempre y producto de la precariedad desde la cual se insertan en la sociedad siempre han sido pasto para los desbordes de autoritarismo paternalista y demagógico. Prácticas llevadas adelante desde una corrección política discriminatoria por parte de las capas medias refuerzan este sentido en el subproletariado.

Por otra parte las capas medias altas también se sintieron defraudadas por la izquierda.

Éstas, cosmopolitas, robinsoneanas en su versión Paulo Coelho Bucay, sienten en sí mismas que son el ejemplo del emprendedor, del esfuerzo individual, del pensamiento positivo y demás disparates posmodernos extraídos de libros de autoayuda.

No sienten justo que la carga impositiva recaiga sobre ellas, al tiempo que se "mantienen vagos" y " a los grandes no se los toca" (aunque en esto último tienen razón). Estos sectores también lúmpenes a su manera, enojados, a veces rezongados por la izquierda y asustados por la inseguridad fueron nuevamente cooptados por la derecha, a pesar de la mejora sustancial de sus condiciones de vida.

Podemos decir que al abandonar la filosofía de la praxis, y sustituirla por el pragmatismo anglosajón la izquierda destruyó parte de la acumulación histórica alcanzada.

Construir prospectivas

El proyecto de la derecha es perpetuarse, busca eliminar la posibilidad de un retorno rápido de la izquierda. Pensar que en cinco años volvemos por simple analogía con Argentina es infantil y parte de una visión determinista basada solamente en la economía.

Proponer ser una oposición correcta, propiciando la alternancia, también es una postura retrógrada. Y también una “carta a los reyes magos”.

La derecha política tiene como propósito eliminar cualquier posibilidad de retorno de la izquierda al gobierno, si bien la alternancia es típica de los sistemas bipartidistas, plantear que en cinco años vuelve a ganar la izquierda por generación espontánea, sin un plan de acción y sólo desde esperar la jugada del otro es un sueño ridículo.

La derecha en el gobierno, aunque llegó sin apoyos fuertes en términos de correlación de fuerzas; tiene condiciones que favorecen su estabilidad:

1) La economía del país mantiene un crecimiento y la relación deuda PBI es sostenible.

2) Existen importantes inversiones extranjeras ya comprometidas.

3) La visión de Uruguay en el exterior es de un país avanzado y confiable.

4) Tiene una estructura política con experiencia gubernamental y política.

5) Controlan los medios de comunicación, el poder judicial, y las fuerzas armadas.

6) Tienen un enemigo externo que es unificador y será utilizado como chivo expiatorio.

7) Cuenta con el apoyo del imperialismo para funcionar como una cabeza de playa respetada a nivel internacional.

Asimismo existen factores que traen problemas a su estabilización.

A- La existencia de un movimiento obrero maduro, unificado y con capacidad de movilización.

B- La existencia de movimientos sociales potentes particularmente el feminismo y los DDHH.

C- Las contradicciones dentro de la propia coalición.

D- Las demandas de los sectores reaccionarios, desde subir el dólar, hasta volver atrás en derechos conquistados.

E- La situación económica mundial y las contradicciones interimperialistas.

Un escenario probable es que se busque llevar adelante el programa en términos de shock, ley de emergencia, al tiempo que se despliegue una campaña mediática demonizadora de la izquierda. Al mismo tiempo negociará ciertas concepciones con los sectores sociales organizados para desarticular la presión conjunta del bloque popular. Es posible que al final del período de desarrollen vínculos clientelares para asegurar la reelección.

Por otra parte las contradicciones internas se van a presentar y la izquierda deberá saber explotarlas.

Indagar caminos. ¿Qué hacer?

Si la izquierda no asume un papel de iniciativa constante, se encamina a un suicidio político.

El bloque popular debe combinar adecuadamente las luchas en las instituciones y en las calles, con perspectiva de crear agenda, confrontando constantemente los dos modelos de país.

Al mismo tiempo se impone reconstruir el entramado social a partir de la ocupación del territorio por el movimiento obrero. El desarrollo permanente de una política de alianza que exprese iniciativas y programas populares. Estas agrupaciones territoriales deberán constituirse en la práctica en germen de una nueva institucionalidad, que avance hacia una democracia de nuevo tipo y que debe continuar su desarrollo más allá y propiciando también los cambios electorales.

Un movimiento cívico de masas que con centro en la clase obrera articule la lucha por el sentido común de las masas. Se trata de recrear el Congreso del Pueblo, pero con un carácter permanente.

Se trata de lograr mayores niveles de unidad en amplitud y profundidad en todos los planos de acción.

 

  1. Gyorgy Luckaks: Lenin 1924
  2. Armando Hart: La condición humana
Autor: Diego Alonso

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