Antes de adentrarnos en el análisis de la Huelga General desarrollada por la CNT el 27 de junio de 1973, es importante explicar el contexto en el cual se desarrolla este hecho y su trascendencia para el contexto político y social del país. No se puede entender el Golpe y la Huelga, si no se entiende que se trata de un proceso histórico y gradual, el cual responde a una crisis profunda del sistema político, de los partidos, de la democracia y del Estado de derecho; crisis que tiene sus orígenes a partir de 1967 con el Pachecato y la aplicación de las Medidas Prontas de Seguridad, y su final en 1973 cuando Bordaberry toma la decisión de disolver las cámaras.
Este último punto es central para entender la dictadura de nuestro país, ya que el golpe es ejecutado por el propio Presidente constitucional, el cual de forma inmediata deviene en dictador de facto. En este sentido, no existió en el proceso usurpación, vacio, sino permanencia de su titular, así como de sus funciones en la toma de decisiones en el Poder Ejecutivo. El caso uruguayo no responde a un golpe militar, como si lo fue en Brasil, Argentina, Chile, etc. Se trata de una dictadura cívico- militar, la cual tiene su apoyo en las FF.AA, pero también cuenta con un fuerte apoyo de la oligarquía nacional, donde distintos actores políticos, como personal burocrático apoyan al régimen; estos sectores aseguraron y garantizaron la dominación pública, tanto política como administrativa, ya sea a nivel nacional, como a nivel departamental y local durante todo el período.
Según Carlos Demasí1 esta inestabilidad institucional encuentra parte de su explicación en la fragmentación partidaria, pero además esta compensaba la falta de autoridad del Presidente, contribuyendo a su permanencia, ya que no existía la posibilidad de que los sectores de los partidos tradicionales opositores al golpe se unieran, y mucho menos que lo hicieran con el Frente Amplio. Es en este contexto de crisis económica e institucional y de “estabilidad sin alternativas” que los militares representaron un factor dinámico que generó expectativas en algunos sectores de la sociedad y del espectro político.
El Golpe de Estado Y la Huelga General: El Pueblo en Lucha.
De forma inmediata al Golpe de Estado, se genera una respuesta social en rechazo a la medida. Esta resolución se encontraba prevista desde 1964 por parte de la central sindical, la misma sostenía que frente a un hecho de esta magnitud, se realizaría una huelga general, pacífica, y en todo el territorio nacional, con ocupación de todos los lugares de trabajo, la cual sería convocada por la Convención Nacional de Trabajadores (CNT). La huelga se extendió durante 15 días, desde el miércoles 27 de junio al miércoles 11 de julio, esta recibió muestras de solidaridad internacional, así como de una amplia mayoría de la clase trabajadora.
Desde el momento que se decreta la Huelga, hasta su final, el Estado poco apoco irá endureciendo las medidas frente a la resistencia de la clase obrera y popular. Encontramos que en un primer momento, el Estado de facto, plantea un intento por una “nueva institucionalidad” caracterizada por el diálogo y por la creación de expectativa social. Se llevan a cabo distintas reuniones entre el Ministro del Interior y representantes de la CNT, con el Rector de la Universidad, Partido Comunista y Partido Demócrata Cristiano. Al mismo tiempo, se desarrollan distintas promesas por parte del régimen a nivel económico-social, buscando debilitar al movimiento obrero y que este deponga las medidas de lucha adoptadas. Aunque si bien esta etapa existió, el régimen cambiara su postura luego de que la CNT presentara su plataforma de cinco puntos, donde establece como consigna central la continuidad de la huelga. Este hecho determinará un giro en el comportamiento demagógico del régimen y un endurecimiento en las medidas represivas por parte del Estado. Estas medidas irán desde el ejercicio de la violencia contra los sindicatos y detención de los dirigentes de la CNT, estigmatización, despidos masivos, sanciones, reestructura de la fuerza laboral, reglamentación del derecho a huelga, y un fuerte contenido anti sindical y anti comunista en la idolología del régimen.
La Respuesta de la Clase Obrera y Popular:
La construcción del poder social en la coyuntura del Golpe de Estado y de la Huelga General se potenció en una voluntad social colectiva, donde la CNT tuvo un rol fundamental, ya que fue quien dirigió el enfrentamiento al régimen dictatorial. Este poder se sustento en una fuerte organización sindical a nivel nacional, en la cual se encontraban distintos sectores integrantes del movimiento obrero (trabajadores de distintas ramas, estudiantes, organizaciones sociales, etc.), así como el vinculo de los distintos huelguistas con el barrio y el vecindario, esto no hizo más que generar un tejido en el entramado de resistencias y solidaridades locales, donde se puede visualizar el involucramiento de gente que no se encontraba participando en ninguna organización, así como la postura pública de la iglesia, la presencia del sector artístico y cultural. A esto se le sumó que le movimiento sindical demostró un fuerte alcance nacional, ya que la organización de la huelga o las distintas medidas de lucha llegaron a varias ciudades importantes del interior del país, esto no hace más que enaltecer la coordinación de la dirección de la CNT, la cual conto además, en un primer lugar, con el apoyo para esta coordinación con sectores de los partidos políticos, particularmente del FA y con la solidaridad internacional.
Según datos aportados por Álvaro Rico2 la huelga general acaparo un poco más de 400 lugares de trabajo en todo el territorio nacional, y alrededor de 100 organizaciones obreras, entre organizaciones sindicales y filiales a nivel nacional, la gran mayoría estaban localizadas en zonas donde se concentraban la mayor cantidad de empresas, fabricas y organismos estatales, barrios como Cerro, la Teja, Unión, Peñarol, Colon, Cordón, Ciudad Vieja, Maroñas, etc. En el interior se destacan localidades donde la radicación de industrias, sindicatos nacionales con marcada tradición de lucha obrera, como Paysandú, Canelones, Salto, Colonia, Rocha, Minas, Soriano, Fray Bentos, Tacuarembó, Artigas, Rivera y San José.
A raíz de este apoyo la CNT desarrolla una plataforma política y reivindicativa de su postura frente al Golpe de Estado. Dicha plataforma fue firmada por José D´elia y enviada al ministro del interior. Esta contaba con 5 puntos o ejes reivindicativos del movimiento huelguista, donde se hacía fuerte hincapié en la defensa de las libertades, garantías y derechos, de la democracia, del funcionamiento de los partidos y el parlamento.
En este sentido, lo 5 puntos planteados por la CNT al ministro del interior reafirman la plena vigencia de las garantías para la actividad sindical y política, así como la libertad de expresión; el inmediato restablecimiento de todas las garantías y derechos constitucionales; distintas medidas de saneamiento económico, como nacionalización de la banca, comercio exterior e industria frigorífica; recuperación salarial, sueldos y pasividades, contención en los precios de los artículos de consumo popular; y por último, la erradicación de las bandas fascistas que actúan de forma impune en la enseñanza.
Como mencionamos con anterioridad estas reivindicaciones planteadas y defendidas por la CNT, no serán tenidas en cuenta por parte del Gobierno, sino que por el contrario, la respuesta frente a estos reclamos será la represión y persecución por parte de la dictadura a los distintos dirigentes de la CNT, así como con cualquier organización sindical del país que desafiara los plantes del régimen.
Esta situación no empaña la importancia de la Huelga General en la historia del movimiento sindical uruguayo y en la historia de la resistencia del pueblo frente a los atropellos del régimen fascista. Cuando en la madrugada del 27 de junio los distintos dirigentes se aproximaban a los diferentes lugares de trabajo se encontraban que estos ya estaban ocupados por los trabajadores, esto no hace más que reafirmar el alto grado de conciencia con el que contaban las masas organizadas. La huelga se planto contra el Golpe de Estado y esto no hace más que transformarla en un movimiento con un fuerte carácter político, si bien no pudo lograr el retroceso del golpe, y un número importante de los integrantes de la CNT (principalmente comunistas y socialistas) creían que era necesario su levantamiento, ya que era crucial el repliegue para pasar a desarrollar otro tipo de estrategia frente a la dictadura, no deja de ser la primera acción social nacional contra el régimen.
Según una entrevista realizada por Alvaro Barros-Lémez a Rodney Arismendi en 19873, no se puede hablar de un fracaso de la Huelga General, ya que las dictaduras no caen por una huelga, a no ser que esta termine en un proceso revolucionario que lleve a la caída del gobierno. Pero esto no fue lo que pasó, la huelga no pudo transformarse en un proceso insurreccional de enfrentamiento a la dictadura y como defensa de la democracia. Pero no por esto deja de ser importante, la huelga general determino un enorme impulso y marco una definición, es por esto que la dictadura no tuvo capacidad de demagogia social.
Entonces, podemos llegar a la conclusión de que estos 15 días de lucha llevados a cabo por la clase obrera y popular no hicieron más que culminar el proceso de desenmascaramiento de la dictadura, dejaron a la vista sus formas de proceder, su uso excesivo de la fuerza y de la violencia estatal. En cambio, para la CNT represento la confianza y el apoyo por parte del pueblo, el cual veía a la clase obrera como una herramienta de lucha para enfrentar al régimen. A esto se le suma que cuando una parte del objetivo estaba cumplido, y cuando se veía fuertes signos de desgaste, y que ya no se cumplía con el papel requerido, y que esto podría ser aprovechado por el enemigo para el aniquilamiento de la herramienta, la CNT y la clase obrera tomaron de forma acertada la medida de levantar la huelga, esto es la demostración más visible de que la central controlaba todos los aspectos de la medida y la situación. Esta decisión fue tomada por parte de la Mesa Representativa de la CNT el 12 de julio de 1973, y determinó continuar la lucha en otros planos y normalizar la actividad en todo el país.
Por último, y a modo de conclusión, es de vital importancia continuar reivindicando estos espacios de reflexión respecto a distintos acontecimientos de la historia reciente, los cuales han significado verdaderos hitos en la historia de nuestro país. Como sostuvimos, la huelga significó el primer movimiento social de carácter nacional contrario al régimen dictatorial, es importante el estudio de sus memorias, ya que esto nos permite repensarnos, pero además mantener presente la memoria colectiva de la sociedad, de la política y de la cultura durante estos 12 años que marcaron una de las etapas más oscuras de la historia de nuestro país. Al mismo tiempo, este estudio nos permite realizar un análisis más exhaustivo de nuestro presente, nos lleva a analizar de forma crítica la unidad de nuestro movimiento sindical, a establecer que conductas o valores a nivel social se han modificado y cuáles de estos aspectos aún hoy están presentes o se reivindican a nivel colectivo.
1 Demasi, Carlos. Marchesi, Aldo. Markarian, Vania. Rico, Álvaro, Yaffé, Jaime. La Dictadura Cívico- Militar Uruguay 1973-1985. Montevideo, Banda Oriental, 2013. Pág. 26.
2 Rico, Álvaro. Demasi, Carlos, Radakovich, Rosario, Wschebor, Isabel. Sanguinetti, Vanesa. 15 días que estremecieron al Uruguay: Golpe de Estado y Huelga General. 27 de junio – 11 de julio de 1973. Montevideo, Fin de Siglo. 2005, Pág. 37
3 Documento del Partido Comunista del Uruguay. 50 años de la heroica Huelga General. Pág7