“Todas sus actividades, la filosofía, la plástica, la literatura… todas en definitiva nacen de su preocupación pedagógica.”
La tercera charla del ciclo Reivindicación de la Soberanía Pedagógica contó con la participación de la Prof. María Luisa Battegazzore y la Mtra. Nancy Carbajal, quienes dispararon la polémica sobre la figura de Pedro Figari, sus principales ideas y propuestas pedagógicas.
Como en las otras oportunidades la actividad contó con una breve presentación a cargo del colectivo organizador, en esta instancia fue la Mtra. Natalia Laborite quien presentó la charla y a las panelistas, quienes rápidamente tomaron la palabra y comenzaron a abordar la temática, destacando la importancia de dar los debates pedagógicos, destacando que se trata de la esencia de la labor docente. Y también señalando la necesidad de estudiar y profundizar en los enormes aportes realizados por tantas y tantos, a lo largo de la rica historia de la pedagogía nacional.
María Luisa tomó la palabra refiriéndose al Espacio Chichita Méndez, y afirmó: “…Es el mejor homenaje para Chichita un espacio de reflexión… y además por el concepto que guía este espacio, que es el rescate de nuestra soberanía pedagógica. Creo que Figari -si estuviera vivo- también prestaría su apoyo a ese concepto, en parte, porque Figari buscó siempre la autonomía, la creación propia, para Latinoamérica…”.
Continúa refiriéndose a la condición de Figari como un pensador americanista, y expresa: “…tiene todo un plan de desarrollo regional y americano, ¡lo tiene clarísimo! No es sólo el aspecto cultural, sino que también -con las limitaciones del caso- se ocupa del aspecto económico. Escribe una carta abierta al Presidente Baltasar Brum, y dice en forma perentoria… o nos industrializamos o nos industrializan. Es en 1919, terminada la Primera Guerra, y dice: todos los países del norte están mirando nuestras riquezas para venir a resarcirse de sus quebrantos por la guerra, tiene claro el peligro de la dominación imperialista. Que no la ve sólo como cultural sino también la apropiación de nuestras riquezas. Entonces, él plantea la necesidad de nuestra propia industrialización… Tiene claro que América debe tener su propio criterio de desarrollo, que para Figari no es el desarrollo económico por sí mismo, sino que es el desarrollo humano…”.
Battegazzore también se refiere al lugar que le da Figari al tipo humano particular de esta zona, y dice: “él defiende y destaca la dignidad de la raza americana, como se usaba decir en aquellos tiempos, pero raza en el concepto no biológico, sino cultural. Porque somos una raza que es crisol de razas y de etnias, y Figari lo tiene muy claro, y lo muestra, tanto en sus pinturas como en su obra literaria. Entonces, creo que Figari apoyaría un proyecto que busca recuperar nuestra soberanía pedagógica, y que es especialmente importante en esta época donde vivimos de la imitación… diría Figari que seguimos las modas como borriquillos de tiro…”.
Se desvía un poco de Figari y se refiere al problema de la imitación que predomina en el actual contexto, por ejemplo, en lo que refiere a los planes de estudio, y expresa: “…me he pasado leyendo marcos curriculares, y todas esas cosas espantosas. ¡Y sufriendo con todo eso! Es todo una imitación, hasta las palabras, el lenguaje… ¡es una uniformidad aterradora!”.
María Luisa sigue refiriéndose al tema del vocabulario impuesto, y señala… “…la CEDEFOP1 hace muchos años editó varios volúmenes con la terminología prescriptiva para hablar de educación. Tengo que usar determinado vocabulario, es decir, si me obligan a usar ciertas palabras, me están obligando a usar ciertas ideas, porque como decía mi amigo Hobbes pensamos con palabras. Imponer un lenguaje es imponer un sistema de ideas también…”.
Se adentra en la figura de Figari, y destaca que: “…es un hombre multifacético, aunque nosotros tenemos la imagen de Figari pintor, e incluso restringimos su obra plástica… a los negros, los candombes y el medio rural. Pero Figari pintó muchísimo más, más cosas, más motivos, porque para Figari era importante el motivo, cosa que en la pintura del SXIX pasa a ser poco valorado, y se mira la técnica. Pero para Figari la técnica era sólo un medio… y por lo tanto lo importante no era cómo pintaba el pintor, sino qué pintaba y qué decía… para él es muy importante el tema de sus pinturas…”.
Y retoma el carácter americanista de Figari a través de su obra, y explica: “…rescata la tradición perdida de América, de la región. Entonces, esa tradición es amplia y están las pinturas rurales, los pericones, los ranchos, los ombúes… Una persona que admiró mucho a Figari, que lo comprendió profundamente, fue Carpentier2. Y Carpentier dice que con los ombúes de Figari pasa como con la ceiba. Y al revés de lo que hizo Adán que le puso nombres a las cosas, los artistas latinoamericanos tienen que ponerle cosas a los nombres, nadie tiene que decir qué es una palmera o qué es un pino, porque están en el conocimiento general de una cultura europeizada, pero nadie sabe lo que es una ceiba o un ombú, y Figari los pintó y los escribió en sus poemas…”.
Luego María Luisa se refiere a las casi desconocidas pinturas de Figari sobre las corridas de toros, a su defensa de la tauromaquia, y destaca: “…Figari de alguna manera rompía ciertos esquemas, y su pintura trata otros temas, por ejemplo: los inmigrantes italianos jugadores de bochas, o el bajo con el baile del tango -que a Figari no le gustaba-, pero lo pinta, y lo pinta con una sabiduría para captar el movimiento…”.
Continúa y se refiere a las escenas sobe sus negros, explica que se trata de sus recuerdos infantiles, y relata los casamientos de negros, los velorios de negros, y comparte: “…cuando muere el hijo, es con el Tríptico3 -que está en el Museo Blanes- que él hace su duelo, no con una imagen, una crucifixión, una Pietà4, es con el Tríptico buscando la cruz, la apoteosis… el negro a caballo y en el campo…”.
Y avanza en la identidad que el tema representa en las propuestas del artista: “…él dice, cuando yo quiero pintar al hombre pinto al negro, porque tienen menos almidón, menos sujetadores de sus instintos, sus pasiones y sus sentimientos, es más natural… Y para Figari lo importante en el dibujo, lo que le da vida, es el movimiento. Por eso él es contrario al clasicismo, por supuesto, a la pintura clásica, académica, pero también al modelaje, porque eso es estático, y la vida está en el movimiento…”.
Battegazzore retoma los aportes de Figari en otras áreas del campo artístico y expresa: “…Figari tiene una enorme obra, literaria, además -que no se conoce, o se conoce muy poco-, escribió poemas, escribió cuentos, escribió obras de teatro, y escribió un relato utópico…”
Allí detalla sobre ese relato utópico varios aspectos, además de recomendar su lectura, y comenta que: “…Historia kiria5 la escribe en medio de una gran crisis existencial, una gran crisis de su conciencia política y de sus valores. Es la crisis de la conciencia europea después de la Primera Guerra. En Arte, estética, ideal6, su obra filosófica… Figari dice que a medida que avanza la civilización van a desaparecer las guerras y la violencia, y viene la Primera Guerra mundial que manda al diablo todas sus esperanzas… Figari fue un filósofo, un literato… y nosotros lo recordamos como pintor, pero para él el lenguaje más importante es el verbal, porque es el más completo…”.
Posteriormente se refiere a la vida de Figari, y expresa: “…es un Doctor, en el sentido más estricto del término para el Uruguay del 900, un Doctor en Derecho. Su tesis de doctorado fue sobre la Ley agraria, y ahí ya plantea su preocupación por la educación en el medio rural…”. Y señala que esa tesis tiene peculiaridades y elementos llamativos para ese momento histórico, porque Figari sostiene que: “…si bien él está en contra del socialismo y el comunismo, entiende que existan por la desigualdad terrible de la distribución de la tierra que impide que algunos trabajen…”.
Retoma la obra Arte, estética, ideal y profundiza en ella, señala que tardó dos años en escribir los tres tomos de la misma, y explica que se trata de una obra filosófica de alto calibre: “…es el único sistema filosófico completo en la filosofía uruguaya… basado en el monismo materialista y en la idea de la evolución… ¿Por qué escribe este libro? Porque habiendo fracasado, habiendo sido derrotado en su primer intento de reforma de la educación, de la Escuela de Artes y Oficios. En 1910 es designado para integrar el Consejo de la Escuela, presenta un plan de reforma… y tiene la oposición absoluta de todo el mundo, incluso de Batlle…”.
Allí expone sobre la historia de la Escuela de Artes y Oficios, fundada en el período de Latorre, que era una rara combinación entre reformatorio y asilo, y funcionaba con modalidad de internado: “…estaba lleno de carteles, el que roma la sierra será arrestado, silencio y orden… ¡Era totalmente autoritario! Y lo que se hacía era enseñar a través de ejercicios reiterativos, que eran siempre iguales, para lograr adquirir ciertas destrezas -término que se está poniendo de moda otra vez. (…) Era para inculcar destrezas y formar obreros hábiles. En el Consejo de la Escuela Nacional de Artes y Oficios estaban representados los empresarios, había delegados de los empresarios, que por supuestos estuvieron en contra del plan de Figari, porque lo que ellos querían era obtener obreros hábiles para sus fábricas y talleres…”.
Continúa desarrollando aspectos de la obra Arte, estética, ideal y profundiza: “…Entonces, Figari después que es derrotado, en ese primer intento de reformar la enseñanza industrial, se encierra y escribe la fundamentación filosófica de su plan educativo… Dice Ardao7, que en Figari todas sus actividades, la filosofía, la plástica, la literatura… todas en definitiva nacen de su preocupación pedagógica, ¡quiere fundamentar su posición pedagógica a través de la filosofía! Y luego, que tampoco lo logra, y renuncia a todos sus puestos… se exilia y se dedica a la pintura. Pero tenía 55 años cuando hace esto, es decir estaba en la madurez. Carpentier dice que vivió la vejez en la juventud, entre legajos y códigos y papeles, y la juventud en su edad madura cuando se dedica a pintar…”.
Battegazzore avanza y se adentra en la naturaleza de sus diferentes producciones: “…Cuando se dedica a pintar, que en esos diez años pinta más de cuatro mil cuadros, o sea que pintaba en forma compulsiva y permanente, como trabajo, también los cuadros tienen una intención educativa. Porque Figari está buscando algo que llegue, siempre buscó comunicar sus ideas, porque él cree que una idea nueva, o nuevos conocimientos, pueden ser una palanca evolucional, dice él. ¿Por qué? Porque él cree que la evolución del hombre no ha terminado, seguimos evolucionando. ¿En qué sentido? Depende de nosotros, él cree que nosotros tenemos que orientar la evolución…”.
A continuación, establece una relación entre sus ideas educativas y sus producciones artísticas: “…Entonces, para que una idea, o un concepto, o un conocimiento se transforme en palanca evolutiva hay que asimilarlos, hay que difundirlos, por lo tanto, la pintura también es un arma educativa, de la misma manera que también lo son sus poemas, o sus cuentos, o su relato utópico…”.
Y a continuación se adentra en sus ideas políticas y en las polémicas de la época: “…Figari hace también, a lo largo de la vida, una evolución política muy profunda, si bien sus ideas filosóficas centrales persisten con total coherencia, sus posiciones políticas van a cambiar mucho, y esto es algo que tampoco se le perdona… Él vive -como decía- la crisis de postguerra, y se transforma en un crítico muy duro del batllismo, del cual había participado, del cual había sido dos veces diputado, y ocupado otros cargos, pero las discrepancias de él con Batlle se dieron siempre. Por ejemplo, a Batlle le gustaba el ornato, el lujo, y Figari estaba en contra de todo eso, entonces, cuando Batlle viene con la idea de construir acá una imitación de la Galería Vittorio Emanuele de Milán, Figari le dice, pero usted que es casi socialista quiere construir acá una imitación de esos ornamentos europeos, ¡para Figari eso era un disparate!”.
María Luisa profundiza sobre la perspectiva de arte para Figari y explica: “…La orientación estética de Figari es uno de los elementos que va a hacer que las críticas contra su plan educativo no solamente provengan de los empresarios, a los que privaría de obreros hábiles. Sino que también vienen de la Facultad de Arquitectura, del Círculo de Bellas Artes, es decir, de la academia… Para Figari la idea de arte difería absolutamente de la idea común de arte. Para Figari arte es todo ingenio del hombre para hacer frente a la realidad en la que vive, para enfrentar sus problemas. Él no habla de arte en sentido de bellas artes, sino que él habla de arte como lo que el hombre es capaz de hacer, no es el producto sino el hacer… Figari habla del arte-industrial, y conocía muy bien todos los desarrollos de esa época, del art nouveau, del art and crafts, las corrientes más actuales en su época en Europa. Y nombra en sus trabajos a John Ruskin, a Louis Prang, al helm-slojd de los suecos, la escuela basada en el trabajo, la escuela-taller de Otto Salomon8, y que en Finlandia llevó adelante Uno Cygnaeus9. Es decir, la escuela centrada en el taller, a partir del taller. Entonces, Figari conoce todo esto y lo nombra… Y acá también había una corriente pedagógica que buscaba articular la educación y el trabajo, con nombres importantes como Figueira10 -que era amigo de Figari- que dirigía el boletín de enseñanza Primaria, donde se difundían estas nuevas corrientes. O sea que Figari estaba muy actualizado, tanto en la parte plástica, como en las ideas más importantes de estos movimientos. Para Figari puede haber un arte-industrial, como hay un arte-científico, o cualquier forma de arte, eso lo define en Arte, estética, ideal…”.
Luego continúa explicando la condición autodidacta de Figari, y respecto Arte, estética, ideal comenta: “…Figari dice podrá ser bueno o ser malo, pero es mi libro, y fui totalmente libre cuando lo hice, defiende la libertad intelectual más radical, y esto lo defiende también en la educación, y esto es una de las críticas que se le hacen, que él defiende el criterio de ese obrero-artesano que quiere forjar, que tenga criterio propio, y esto es lo que no le aceptan…”. Sigue explicando y comenta un informe de la Facultad de Arquitectura de la época que señala “…que el trabajador no tiene que tener ningún criterio propio, ni siquiera un sentimiento distinto del arquitecto. Es decir, la separación entre el trabajo intelectual y el trabajo manual es absoluta. El que realiza el trabajo manual tiene que simplemente acatar órdenes, no tiene que tener ningún criterio propio, era todo lo contrario a lo que pretendía Figari…”.
Y luego se refiere a otra cualidad de Figari, su interés por las expresiones del arte americano, y detalla: “…Figari busca motivos y estilos en el pasado americano y no en Europa, y esto tampoco era del gusto de los empresarios… Figari lleva a los alumnos de la Escuela Nacional de Artes y Oficios a visitar el Antropológico de la Plata o el Etnológico de Buenos Aires, para que los alumnos vieran los modelos del arte indígena, es decir, Figari busca que en todo estuviera nuestra conciencia americanista…”.
Emprende un aspecto muy profundo, las ideas estéticas de Figari: “…Como es coherentemente materialista, no cree que existan entidades como la belleza, cuando decimos belleza es una simple abstracción, no existe la belleza. No hay cualidades, sino cosas con cualidades -eso no lo dijo Figari lo dijo Engels- pero eran parecidos en ese aspecto. Figari dice que la estética, que el valor estético, es histórico y subjetivo, cada época tiene sus valores estéticos… Pero no se limitan al arte, él piensa que el deporte, por ejemplo, también puede tener valores estéticos. Y el ideal para Figari no tiene que ver con la idea, sino que tienen que ver con la finalidad, con la búsqueda orgánica de mejorar, instintiva, porque para él el hombre es parte de la naturaleza, el hombre es un valor morfológico -dice él- simplemente, pero es parte de la naturaleza, y todo es vida… Caño Guiral11 dice que el signo distintivo de Figari es bios, porque para Figari todo es vida, incluso en el átomo… en lo que él llama materia anórgana -no llama inorgánica, él dice anórgana-, también tiene vida de acuerdo a su energía, otro de los binomios de Figari es sustancia-energía, la sustancia y la energía van juntas, y hay vida en todo…”.
Battegazzore cierra su intervención señalando que para entender el proyecto pedagógico de Figari hay que entender su visión de la filosofía y del arte: “…El ideal es la finalidad, el ideal es lo que siempre está buscando, a través de sus muchas obras, de sus muchas actividades…”.
1 CEDEFOP - Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional.
2 Alejo Carpentier (1904 - 1980) fue un escritor cubano que influyó notablemente en la literatura latinoamericana.
3 Se refiere a la obra ‘Flores al muerto’ - Tríptico de homenaje a su hijo.
4 Se refiere a la obra La Piedad del Vaticano o Pietà de Miguel Ángel.
5 Historia Kiria - Pedro Figari. Primera edición de "Le Livre Libre", París, 1930.
6 Arte, estética, ideal - Pedro Figari. Primera edición Imprenta Artística de Juan Dornaleche. Montevideo, 1912.
7 Arturo Ardao (1912 - 2003), filósofo e historiador de las ideas uruguayo.
8 Otto Salomon (1849 - 1907), educador sueco, destacado escritor y defensor de la educación basada en el trabajo.
9 Uno Cygnaeus (1810 - 1888), clérigo, educador y pedagogo finés.
10 José H. Figueira (1860 - 1946), fue un antropólogo y educador uruguayo.
11 Jesús Caño Guiral (1932 - 2002) filósofo, docente y escritor de nacionalidad española y uruguaya.