El avance del fascismo está completamente vinculado a la incompatibilidad de la democracia con el patrón de acumulación capitalista. En diferentes momentos las crisis del capitalismo y su intrínseca tendencia a la concentración y centralización llevaron a que se reconfiguren las formas de gobierno, concentrando el poder, y eliminando las aspiraciones democráticas de los pueblos.
J.Dimitrov (1935) definía el fascismo como “El poder del propio capital financiero. Es la organización del ajuste de cuentas terrorista con la clase obrera y el sector revolucionario de los campesinos y de los intelectuales.”, es decir es el capital financiero directamente al frente del Estado, implementando una dictadura terrorista que oprime al conjunto del pueblo.
Esta respuesta es por la necesidad de descargar todo el peso de la crisis sobre los sectores populares, y al mismo tiempo es capaz de atraer a las masas populares porque:
“Especula de forma demagógica con sus necesidades y exigencias más candentes. El fascismo no sólo azuza los prejuicios hondamente arraigados en las masas, sino que especula también con los mejores sentimientos de éstas, con su sentimiento de justicia y, a veces, incluso con sus tradiciones revolucionarias” (Dimitrov J., 1935)
En la actualidad nos encontramos en una de las crisis más profundas del capitalismo. Desde 2008 el capitalismo entró en una nueva crisis de la cual aún no logra salir completamente. Esta es una crisis “global e integral que por primera vez se manifiesta simultáneamente en los principales centros económicos mundiales en las esferas financieras, energética, alimentaria, medioambiental, cultural, de credibilidad y gobernabilidad, e ideología¨. (Crisis mundial capitalista (2008) - EcuRed)
Esto necesariamente implica una contradicción con la democracia, y la necesidad de restringir la participación popular organizada, objetivo que se viene persiguiendo desde larga data pero que en el periodo de post 2 Guerra Mundial se proyectó con fuerza en el trabajo realizado para la Comisión Trilateral por S. Huntington, M. Crozier y J . Watanuki en 1975, el cual fue financiado por la Fundación Rockefeller.
En dicho trabajo se sostiene que existe una crisis de gobernabilidad de las democracias occidentales producida por un “exceso de democracia”, la cual debía resolverse a través de la implementación de una gobernanza que sustituye lo político como inherentemente conflictivo, por una supuesta gobernabilidad de rasgos tecno burocráticos que se erige como axioma indiscutible. Eliminando el conflicto se “domestica” la democracia.
Esta gobernanza según Juan Rial (2015) “ese marco polifacético se estructuró la idea de gobernabilidad como contención de demandas sociales. Políticamente, inicialmente, llevó a la tolerancia y muchas veces a la promoción de regímenes autoritarios.”
Este autor sostiene que este concepto es reelaborado con posterioridad para enfocarse en la idea de management y nueva gestión del Estado de la mano de los organismos multilaterales particularmente:
“En 1989 el Banco Mundial introduce el concepto de gobernabilidad calificando a la buena gobernabilidad como aquella que atiende cuatro dimensiones: a) buena gerencia del sector público, b) “accountability”2 ; c) marco legal que promueva el desarrollo y d) promoción de la información y transparencia. El Banco canonizó la idea en un documento de 1992, Governance and Development, donde definía la gobernabilidad con referencia a cómo se ejerce el poder en la gerencia (management) de la economía y de los recursos sociales para el desarrollo de un país” (Rial J. 2015)
Esto es transformar el Estado en empresa, y las empresas no se gestionan democráticamente. Esta situación es la que permite construir sociedades de mercado donde el capital prescinde de la democracia y cambia el sus vínculos con el Estado. Estas sociedades continúan siendo formalmente democráticas pero se convierten en socialmente fascistas (Boaventura Souza Santos)
Por ellos plantea que desde una visión de izquierda no alcanza con tomar el poder sino que hay que cambiar el signo del poder, construyendo democracias de nuevo tipo que permitan construir sociedades de nuevo tipo. Dicho de otra forma:
“Es decir que hay que inventar nuevas formas de democracia sin rehusar los principios de la democracia liberal, hay que integrar estos principios en una concepción más amplia que pasa por dos pilares.
El primero es el uso contrahegemónico de la democracia representativa, o sea la lucha por una democracia más amplia, sin descalificar la democracia electoral; ésa es una lección reciente de las luchas del continente.
El segundo pilar es el desarrollo de nuevas formas de democracia participativa para crear una democracia intercultural, una democracia en que las reglas de debate y decisión sean multiculturales.” (Boaventura Souza Santos, 2009).
En uruguay durante los últimos 15 años gobernó la izquierda. Esto produjo cambios importantes de términos de inclusión social, ampliación de derechos y cambios en ciertas áreas del Estado, como ser la salud, la educación, la energía, las telecomunicaciones, así como de políticas públicas que fortalecieron la negociación colectiva y la sindicalización.
No obstante ello, no llevó adelante una redemocratización de la sociedad, incluso asumió como propio el discurso vinculado a una supuesta gestión apolítica, basada en una gobernanza que buscaba el consenso social se situara por encima de la lucha de clases, desde la idea de una unidad nacional artificial y absurda.
Esto pasó factura en términos electorales y la sigue pasando cuando desde la derecha se avanza sin dilaciones y en múltiples frentes convergentes en la fascistización de la sociedad. Con diferentes nombres -llamase LUC, Ley de Medios, Presupuesto, pautas de Negociación Colectiva, supuestas auditorías, críticas constantes a el gobierno anterior, supuestas reformas laborales, re-afirmaciones de la impunidad, y una clara apuesta a privilegiar el capital financiero transnacional y los capitales nacionales vinculados al agronegocio exportador- lo que se viene implementando en forma de guerra relámpago y de enjambre es un brutal ajuste de cuentas con los sectores populares mediante una enorme rebaja de la calidad democrática de nuestra sociedad.
Mientras tanto la izquierda continúa sin construir un rumbo y una mirada estratégica que le permita reconfigurar fuerzas en alianzas con el bloque popular para enfrentar y derrotar a este proyecto restaurador reaccionario.
Referencias:
J. Dimitrov La ofensiva del fascismo y las tareas de la Internacional en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo 1935 Informe ante en VII Congreso Mundial de la Internacional Comunista,Fuente: Jorge Dimitrov, Obras Completas, Editorial del PCB, 1954 Esta Edición: Marxists Internet Archive, año 2001
Año VIII Nº 41 Septiembre 2015 Gobernabilidad. A cuarenta años del informe de la Comisión Trilateral. Reflexiones desde Latinoamérica Juan Rial
De Sousa Santos, Boaventura Pensar el estado y la sociedad : desafíos actuales. - 1a ed. - Buenos Aires : Waldhuter Editores, 2009. 264 p. ; 20x13 cm. - (Actualis)
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