Aldo Scarpa y Alexis Capobianco*


Sin duda es destacable el hecho de estudiar el movimiento estudiantil en la década del 90, sobre el cual existe muy poca producción o, si hablamos del movimiento estudiantil universitario, escasísima.

Este es el caso del artículo de Pablo Venosa, publicado en Las olas y el río, sobre el movimiento estudiantil en los 901, el que -como primer aproximación de un proyecto de investigación más amplio- nos aporta una serie de datos y elementos relevantes para la reconstrucción de ese momento histórico.

El artículo se centra en el movimiento estudiantil de secundaria entre los años 95 y 97, con especial énfasis en el año 96, pero también realiza ciertos aportes y plantea algunas hipótesis sobre el movimiento estudiantil universitario, nucleado en la FEUU. Y aquí nos encontramos con una serie de señalamientos y elementos interpretativos que nos parecen por lo menos cuestionables.

En primer lugar llaman la atención algunas afirmaciones que se hacen al comienzo:

En este capítulo se analizan las dinámicas que se generaron dentro del movimiento estudiantil entre 1995 y 1997, haciendo énfasis en 1996 como el año con mayor visibilidad e impacto de las movilizaciones. Este ciclo tiene como eje la reforma educativa impulsada por el presidente del Consejo Directivo Central (codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (anep), Germán Rama, en 1995, con apoyo de la coalición de gobierno presidida por Julio María Sanguinetti y parte de la izquierda. Se dio tras un período caracterizado por cierta inmovilidad del movimiento estudiantil.2 (los subrayados son nuestros).

Hablar de “cierta inmovilidad del movimiento estudiantil” parece ser poco sostenible en cuanto se recuerda el casi permanente estado de movilización que se vivió en la Universidad de la República desde el 90, con huelgas en los años 903 y 93, y huelgas con ocupaciones en los años 94 y 95 (en este último caso, acompañada con huelga de hambre en el Hospital de Clínicas), siendo la huelga del 94 una de las más prolongadas y masivas de la postdictadura4. A esto habría que agregar las movilizaciones permanentes y la huelga de hambre del 91 en defensa del hospital universitario y del año 92 contra el cobro de matrícula, en todos los casos con victoria del Movimiento Estudiantil.

Y más adelante:

En este contexto de reformas y de una izquierda cada vez más fuerte en
lo político, en el año 1996, específicamente a partir de agosto, se desarrolló una de las movilizaciones más importantes que tuvo el movimiento estudiantil en nuestro país en los últimos tiempos. Sempol (2006: 68) afirma que ese año se rompió con el «silencio social» que existía con respecto a las violaciones de los derechos humanos durante la dictadura, al reaparecer movimientos vinculados a estas luchas. Junto con la creciente participación de los gremios estudiantiles, esto contrastaba con el panorama de la crisis que hasta ese momento estaban viviendo las organizaciones sociales en cuanto a participación y convocatoria.5 (los subrayados son nuestros).

Aquí se parece desconocer -además de todas las luchas universitarias- movilizaciones tales como el plebiscito contra las privatizaciones del año 92, que culminó con una derrota contundente a la política privatizadora del gobierno de Luis Lacalle Herrera, y la huelga del SUNCA de 1993 que se prolongó por dos meses aproximadamente. Ambos hechos, conjuntamente con las movilizaciones estudiantiles, convocaron a miles de personas en todo el país. Además, el plebiscito contra las privatizaciones significó una dura derrota para el proyecto neoliberal, en lo que fue tal vez la primer derrota contundente de las políticas privatizadoras de los 90 en América Latina. El resultado plebliscitario fue, además, determinante en las luchas futuras contra los nuevos intentos privatizadoras en Uruguay, que las fuerzas de derecha ya no pudieron plantear más en forma tan abierta como en el 92. También, cabe destacar, que tras los hechos del Filtro, en el año 94, en el que participaron activamente estudiantes tanto del movimiento estudiantil secundario como de la FEUU, además del PIT CNT, el tema de los DDHH y el carácter fascistizado de los aparatos represivos, comenzó a tener un peso mucho más grande en el debate público, y se realizaron movilizaciones que tuvieron una convocatoria masiva, empezando con el entierro de Fernando Morroni a los dos días de la masacre de Jacinto Vera, donde murieron Fernando Morroni y Roberto Facal, y un número muy importante de personas fueron heridos, muchos ellos de bala, por la represión policial ordenada por el gobierno de Luis Lacalle Herrera.

Pero centrémonos en el movimiento estudiantil. Profundizaremos porque a nuestro juicio es insostenible caracterizar por “cierta inmovilidad” al movimiento estudiantil a comienzos de los 90.

En los noventa, la FEUU estuvo particularmente activa en la lucha contra el modelo neoliberal. A nivel de la Universidad se desarrollaron una serie muy importante de movilizaciones, donde destacan las ocupaciones y huelgas, que fueron claves para detener determinadas propuestas y reafirmar determinados principios. Hablamos de movilizaciones que en sus puntos culminantes llegaron a convocar a aproximadamente veinte mil estudiantes.

Así como en los 90, el proyecto neoliberal, tanto en sus versiones más radicales como en las más moderadas, apuntaba a la privatización de empresas públicas y de recursos estratégicos, a la desrregulación laboral, a la imposición de una cultura extremadamente individualista, entre otras transformaciones, también intentó realizar determinados cambios a nivel de la educación en general y de la educación universitaria en particular.

A nivel general de la educación, una de sus características más destacadas fue el ahogamiento presupuestal de la enseñanza pública, justificado por el combate al “deficit fiscal”, que era parte de la dogmática económica predominante. Uruguay tenía en aquel entonces uno de los presupuestos más bajos de la región en relación a su PBI, 2,8%.

A nivel de la Universidad algunas de las propuestas centrales eran: cobro de matrícula, examen de ingreso, cuestionamiento de la Ley Orgánica y, por tanto, de la autonomía y cogobierno. El proyecto apuntaba a una universidad más pequeña, donde se restringiría el ingreso a importantes sectores de la población que no pudieran costear la matrícula, a la vez que se promovía -de diversas formas- la educación privada a nivel terciario y universitario.

Las diversas movilizaciones que realizaron los estudiantes universitarios, sobre todo a comienzos de los 90, fueron fundamentales para derrotar estas propuestas, para que quedaran relegadas del escenario político, y también fueron fundamentales para lograr que el deterioro presupuestal no fuera tan agudo6, pero sobre todo para instaurar a nivel del imaginario colectivo la necesidad de un aumento presupuestal para la enseñanza en su conjunto, dicho de otra forma: para transformarlo en un problema político.

En 1994, se desarrolló durante la huelga universitaria (la huelga que cubrió la Universidad de negro) la recolección de firmas, que habilitó el plebiscito para dirimir si tendría estatus constitucional que se destinara a la educación pública el 4,5% del PBI o 27 % del presupuesto. Ese plebiscito fue posible por la recolección de firmas que hicieron los estudiantes movilizados durante la huelga y ocupaciones del 94. Hasta ese momento, el número de firmas recogido era muy escaso y se estaba muy lejos de lograr el mínimo necesario, seguramente muchos pensaban que era una batalla perdida. Pero con la movilización masiva de los estudiantes universitarios se logró recoger en poco tiempo un número de firmas de alrededor de 400 mil, que superaban ampliamente las necesarias para convocar al plebiscito. Si bien en el plebiscito no resultó ganadora la propuesta de reformar la Constitución, si se instaló el problema del presupuesto educativo como un problema político relevante. Las fuerzas que no apoyaron el plebiscito, en general, no se expresaron contrarias a que se llegara a ese porcentaje, sino que el mecanismo no podía ser una reforma constitucional. Sin duda, esto fue fundamental para que 10 años después, con los gobiernos del Frente Amplio, se concretara un aumento significativo del presupuesto que terminó superando el 4,5%, a pesar de fuertes resistencias internas del Ministro de Economía Danilo Astori en su momento. Este acontecimiento no aparece mencionado en el artículo que aborda la década del 90, y nos parece fundamental para comprender todo el proceso de luchas que se desarrolló en aquella década.

También se llevaron adelante otras luchas que reafirmaron principios históricos de la educación uruguaya como la gratuidad, la autonomía, el cogobierno, su carácter democrático y no elitista, la defensa de la educación pública contra procesos privatizadores, que quedaron como parte de una concepción compartida a nivel del movimiento estudiantil, de los trabajadores docentes y no docentes vinculados a la educación, y de lo que en términos amplios podemos llamar el movimiento popular.

En este sentido, las luchas dadas por los estudiantes de secundaria y de la ANEP en general durante el año 96 fueron sin duda un momento muy relevante. Estas movilizaciones también contribuyeron a la toma de conciencia sobre la importancia de la educación pública y a la reafirmación de determinados principios históricos, en su cuestionamiento a la ausencia de democracia en la imposición de la reforma, y en su orientación general, que iba dirigida a una subordinación mucho mayor al mercado y a un proyecto de país que perpetuaba el carácter capitalista dependiente. Fue una movilización fundamental para que toda una serie de problemáticas educativas se transformaran en problema político, y no en un problema particular de determinados sectores de la sociedad. Tuvieron, como las movilizaciones universitarias, un carácter interpelante de la sociedad. Pero parece difícil establecerlos como una suerte de momento principal o fundamental, como puede ser el año 58 en la década del 50, donde se logró un cambio cualitativo que fue la conquista de la Ley Orgánica. En la década del 90, a nuestro juicio, sería más correcto plantear diferentes momentos que fueron de trascendencia fundamental en la lucha contra el modelo neoliberal en educación, y en la reafirmación de los principios históricos de la educación pública y del movimiento estudiantil. Momentos como las huelgas universitarias del 90, 94 y 2000, y la movilización estudiantil del 96 fueron, sin duda, muy relevantes y, desde nuestra perspectiva, no se puede establecer alguno de ellos como momento fundamental. Pero esta conclusión parece difícilmente evitable cuando se parte de la premisa de un supuesto inmovilismo antes de 1996, y donde tampoco se hace mención a las movilizaciones universitarias posteriores a esa fecha. De hecho, el artículo parece sugerir la idea de que las movilizaciones del 96 sino únicas, fueron las únicas relevantes de esa década. Nosotros consideramos, por el contrario, que la cuestión debe plantearse exactamente al revés: las movilizaciones del 96 están jalonadas por más de cinco años de luchas universitarias y mientras, el movimiento secundario del 96 se diluye lentamente a posteriori de su auge la movilización, la organización universitaria continúa, adquiriendo un nuevo pico hacia el año 2000.

Otras expresiones que nos llaman la atención y que merecen ser por lo menos discutidas son las siguientes:

En 1995 se registraron 21 eventos de protesta. En el primero, ocurrido el 8 de julio, ya se observa el rechazo a la reforma educativa y esta demanda proviene de la FEUU, que la tilda de «una de las formas de expresión del capitalismo dependiente en Uruguay». Para volver a ver una protesta universitaria contra la reforma educativa reportada en Búsqueda hay que esperar hasta la proclama de la marcha del 14 de agosto de 1996 en conmemoración del asesinato de Líber Arce en 1968 y al 30 de noviembre del mismo año, cuando, luego de un panel en la Facultad de Veterinaria, declararon «personas no gratas» a Carmen Tornaría, Germán Rama y Claudio Williman, los miembros de codicen de la anep. En 1997, por más que existe una presencia del actor terciario, los que protestan contra la reforma educativa son mayoritariamente estudiantes del ipa y de Magisterio, con pocos eventos protagonizados por universitarios: una serie de ocupaciones en las facultades de Arquitectura, Humanidades, Ciencias de la Comunicación, Psicología, Odontología y Química, un paro nacional de la FEUU en conjunto con la Coordinadora de Secundaria y utu por aumentos de salarios, «presupuesto justo» y en contra de la reforma educativa, y, finalmente, el repudio de la FEUU a esta última por «inconsulta», «verticalista» y «alimentada por los lineamientos internacionales».6 En total, seis eventos de protesta involucraron a los universitarios en la lucha contra la reforma, con la particularidad de que unode ellos abrió y otro cerró este ciclo de tres años.7

Plantear que los estudiantes universitarios participaron en menos eventos de protesta en relación a la reforma Rama que los estudiantes de secundaria nos parece por lo menos llamativo. Todo movimiento social, sindical, etc. se moviliza más que nada en las cuestiones que lo afectan en forma más directa. Para el caso del movimiento estudiantil universitario, en reformas o políticas que afectan a la Universidad o a la educación pública en general de la que forma parte. Pero la reforma Rama estaba focalizada en la ANEP. Esa reforma sin duda afectaría de una forma u otra a la Universidad, pero no en una forma directa e inmediata, No era promovida por las autoridades de la Universidad ni afectaba en un principio planes, programas o políticas de la Universidad. Pensamos, por el contrario, que lo que debería llamar la atención es que lejos de una postura corporativa, que no pudiera ver más allá del ámbito universitario, hubo una participación efectiva de la FEUU en movilizaciones propias de los estudiantes de secundaria o contra la Reforma Rama. Dicho de otro modo, se actuó en forma unitaria, se tejieron redes de solidaridad, movilizándose la FEUU en función de una estrategia que visualizaba la lucha contra la reforma Rama como parte de una misma lucha general. La participación en esas movilizaciones, además, prueba que no era solamente una solidaridad declarativa, sino efectiva, que se complementó con el apoyo de otras maneras, como la recolección de alimentos y recursos para los estudiantes movilizados. Es curioso que el autor no se formula la pregunta al revés: ¿cuál fue la participación solidaria del Coordinadora de Secundaria en las huelgas, movilizaciones, ocupaciones universitarias de los años 90, 91, 92, 93, 94,95, hasta llegar a la huelga y ocupación del año 2000? Sin duda, no se trata de un problema menor, se podrá ser consciente o no, más o menos ingenuo, pero aquí se trata en realidad de un problema sobre concepciones político-ideológicas y estratégicas-tácticas. Una concepción correcta y madura sabe que se trata de comprender y resolver el problema concreto por los directamente involucrados, con la solidaridad de los compañeros, pero la “posta” la tienen aquellos. Naturalmente, por ejemplo, en un conflicto de los compañeros metalúrgicos no va a haber más participación de los compañeros del SUNCA que los de la UNTMRA. En el fondo en esta argumentación, consciente o inconscientemente, asoma la cabeza la errónea concepción sobre la “unificación de los conflictos”, siempre paridora de derrotas.

Pero esa solidaridad activa no fue solo con los estudiantes de secundaria, fue también con todas las luchas y movilizaciones del movimiento popular en general, y con las fuerzas que a nivel continental luchaban contra las políticas neoliberales.

En las ocupaciones de 1994, no solamente se recogieron firmas por el plebiscito de la educación, sino también a favor de la reforma de la seguridad social8 propuesta por las organizaciones de jubilados, y contra la privatización de la empresa de gas promovida más que nada por UAEOGAS, el sindicato de trabajadores del gas. La FEUU, en aquel entonces, intentó llevar, y esto era visto como un principio histórico de nuestra Federación, la consigna de “obreros y estudiantes unidos y adelante” a la práctica. Se participó activamente en las movilizaciones del PIT-CNT y en instancias como la mesa representativa del PIT-CNT, donde la FEUU contaba con un espacio con voz y sin voto(quizás sea el período en que esta participación fue más constante). Se participó, además, en la organización de los actos del Primero de Mayo y del 20 de mayo9 (desde la primera “Marcha del Silencio”, la organización y la seguridad de la misma estuvo a cargo del PITCNT y la FEUU), en la organización de la Intersocial (el PITCNT y la FEUU participaron y promovieron reuniones de la misma en varios departamentos del país), y se fue solidario en la práctica con los conflictos más relevantes de los trabajadores sindicalizados.

En 1993, en la convención de la FEUU realizada en la Facultad de Ingeniería, se enfrentaron dos grandes visiones en cuanto a la política de alianzas, una que priorizaba la alianza con organizaciones juveniles, en tanto se entendía que la FEUU era una organización de carácter juvenil y otra que reivindicaba lo que se entendía como la tradición histórica de alianzas de la Federación: con las organizaciones sindicales y populares como PIT-CNT, FUCVAM, Madres y Familiares de Desaparecidos, otras organizaciones estudiantiles como la entonces Coordinadora de Estudiantes de Secundaria, etc. La FEUU se concebía, desde esta última visión, como una organización que expresaba los intereses de los estudiantes, que eran considerados como parte constitutiva del pueblo, o parte de lo que hoy se llama bloque de poder contrahegemónico. Las alianzas eran expresión de una estrategia que visualizaba a la Universidad y al movimiento estudiantil en el marco de una sociedad dividida en clases y a la FEUU como expresión de determinados sectores subalternos, sobre todo de capas medias, con intereses objetivamente enfrentados a los de las clases dominantes, a la gran oligarquía aliada al imperialismo10. o sea, en fechas ya tan tempranas como aquella Convención del 93, la FEUU se definió por esta concepción de clase que expresa las mejores tradiciones del movimiento obrero y popular uruguayo. Y, también en aquella instancia, la FEUU reafirmó su solidaridad con la revolución Cubana y su condición de miembro de la OCLAE. Definiciones ratificadas y profundizadas en la octava Convención de 1997 (en el marco de una profunda crisis de las fuerzas avanzadas a nivel mundial y la ofensiva de los sectores conservadores)

Sin duda, la solidaridad con las movilizaciones estudiantiles de 1996 era plenamente coherente con esas definiciones estratégicas que predominaron finalmente en le Convención de la FEUU de 1993,

Esto no quiere decir que no existieran en la FEUU visiones diferentes y discrepancias, como existieron, existen y existirán en todo el campo popular. Pero como fruto de la lucha contra las políticas neoliberales a nivel educativo y general, que se impusieron en esa década como algo avasallante en la mayoría de los países del mundo, y en particular de América Latina, tras la caída del socialismo real, la proclamación del fin de la historia y la perdida de legitimidad del metarrelato socialista según los metarrelatos postmodernos, y como fruto también de un intenso debate interno, las tendencias que terminaron predominando o hegemonizando durante los 90 fueron aquellas que partían de perspectivas más cercanas a una concepción marxista. Es por eso que la alianza con los trabajadores se entendía como estratégica, también con los estudiantes de secundaria, aunque allí predominaran otras visiones a las que predominaban en la FEUU, más cercanas al anarquismo por ejemplo (¿pero nuestro movimiento sindical y popular, en general, no había sido capaz de aunar las diferentes corrientes, anarquistas, socialistas, comunistas, progresistas, etc. en una sola organización sindical y en organizaciones estudiantiles unificadas?). Lo relevante, desde el punto de vista de la visión predominante en la FEUU, eran los objetivos estratégicos, y construir alianzas con sectores que se consideraba que expresaban a sectores populares, más allá de las discrepancias ideológicas y tácticas que podían existir.

Esta misma solidaridad se desarrolló a nivel internacional. La FEUU se va acercando cada vez más, después de cierto alejamiento a comienzo de los 90, a la OCLAE, y a aquellas organizaciones estudiantiles que se consideraban más consecuentes en la lucha contra el neoliberalismo y en defensa de la educación pública. La solidaridad con los estudiantes brasileros movilizados contra el gobierno de Collor de Mello fue un capítulo de esa política de alianzas a nivel continental, como lo fue también la participación activa en la OCLAE, en la que se llegó a formar parte del ejecutivo de aquella organización. No fue casual la confianza que la FEU cubana y la OCLAE manifestaron en la firmeza, coherencia y consecuencia de la FEUU en los principios y tradiciones del movimiento universitario latinoamericanos. También se expresó esa política en la solidaridad con la revolución cubana11, que implicó la participación activa en la Coordinadora de Solidaridad con la Revolución Cubana y en los actos organizados cada 26 de Julio, en el recordatorio del asalto al Cuartel Moncada, incluso participando, en ocasiones, en la parte oratoria del acto. Asimismo, fue muy relevante, en aquellos años de intensificación del bloqueo, la participación constante en campañas de solidaridad, y de recolección de alimentos, o de aquellos productos que fueran necesarios para ayudar de alguna manera a aquel pueblo que era brutalmente castigado por su dignidad. Y una vez más solidarios con los hermanos brasileños, entregando un documento de la FEUU crítico con su gestión en relación a las políticas universitarias al entonces Presidente Fernando Henriquez Cardozo.

En este sentido, la hipótesis explicativa que se cita en nota al pie de porque la FEUU se definió contra la reforma educativa, que adjudica a una supuesta fracción tupamara la definición en contra de la reforma educativa, es absolutamente insostenible: “Una explicación podría ser que gran parte del Frente Amplio apoyaba la reforma, pero
una fracción tupamara dentro de la feuu se oponía, lo que generó discusiones que termi-
naron sin confluir y, por lo tanto, sin resolver huelgas ni ocupaciones (Domínguez, 2011).”12

En aquel entonces, si bien existían algunos militantes en la FEUU del MPP (no una fracción tupamara) no tenían un grado de organicidad y peso a nivel de la estructura federal que pudieran hacer siquiera pensable una hipótesis por el estilo. El sector que si tenía una organicidad y un peso mayor a nivel de la Federación era la Vertiente Artiguista, que tenía una visión mucho menos crítica de la reforma educativa de Germán Rama que la que terminó predominando en las resoluciones de la FEUU. La posición de la Federación en torno a la reforma educativa, también en torno a la seguridad social, y otras reformas que se entendían como parte de un mismo proyecto de las clases dominantes, fueron debatidas en la VIII Convención de la FEUU que no casualmente fue en homenaje al Che Guevara, y cuya consigna central era una frase del Che “Que la Universidad se pinte de mulato, de negro, de obrero, de campesino”. La mayoría de los militantes de la FEUU eran de izquierda y simpatizantes del Frente Amplio (lo que no significa que no participaran también militantes de izquierda no frenteamplistas, ni militantes del Partido Nacional y Colorado, solo nos referimos al perfil predominante), como en casi todo el movimiento popular uruguayo hasta el día de hoy, pero la gran mayoría no tenían vínculos orgánicos con organizaciones partidarias. Muchos habíamos sido parte en algún momento de la UJC, aunque en aquel entonces ya nos habíamos ido por diversas razones, pero se fue conformando en los hechos una tendencia que planteaba las principales orientaciones de lo que fue en nuestro país la tendencia ideológica y orientación estratégica comunista: alianzas amplias con el movimiento popular, defensa de los principios históricos13 de la educación uruguaya, una visión que intentaba analizar la realidad universitaria y nacional desde una perspectiva de clase, la solidaridad internacional antiimperialista, etc. En esa convención las dos posturas principales enfrentadas eran, por un lado, rechazar la reforma Rama no solo por sus procedimientos, sino por la concepción general que la sustentaba y la orientación a la que apuntaba como proyecto de país, y por otro, un posicionamiento que rechazaba los procedimientos, pero que señalaba que la reforma tenía no solo elementos negativos, sino también positivos, que era la postura que en general defendían la Vertiente Artiguista y otros sectores ideológicos afines. Tras el debate en comisiones y en el plenario, la visión que terminó triunfando ampliamente fue la de rechazo de la reforma no solo por su forma de implementación, sino por la concepción que la inspiraba y el proyecto de país en que se enmarcaba. Todo este debate fue abierto, apasionado en algunos momentos, y muy lejos de toda acción conspirativa de pequeños grupos que no tenían una existencia real a nivel de la FEUU. Y esto último nos habla de lo que entendemos como una importante virtud de la FEUU de aquel entonces, si bien en ella actuaban organizaciones como la Vertiente Artiguista, o existían concepciones con una orientación ideológica bastante definida, esto no implicó la subordinación de la FEUU a estructuras partidarias o a determinadas tendencias político-ideológicas. Si predominaban determinadas concepciones no era como fruto de una imposición autoritaria y burocrática, sino como producto del debate en el marco de una amplia democracia gremial. Entonces, el MPP, al igual que de lo qué le ocurrió en la Coordinadora de Secundaria, nunca hizo (menos aún) “pie” en la FEUU. En honor a la verdad los compañeros de la Vertiente Artiguista tenían una concepción sobre la Universidad, su reforma, la política de alianzas de la FEUU, etc. O sea, a diferencia de otros “casos” tenían una concepción coherente y seria. Estaban insertos en los centros de estudiantes, actuaban con madurez, responsabilidad, negociaban y eran leales, no “imponían” sus posiciones político- partidarias, la discutían en los centros de estudiante y en la Federación. Fue la única organización político juvenil inserta y que actuó como tal en la FEUU de los 90. Fueron nuestros más serios y principales “contenedores” y supieron asumir con lealtad la “derrota”.

Esta orfandad de reflexión y elaboración de la izquierda respecto de la enseñanza en general y universitaria en particular, explica los disparates que los gobiernos del FA hicieron a nivel educativo, por lo menos de la educación superior. Y, ¡paradojicamente!, que, en buena medida, las concepciones de la VA se impusieran en un terreno en que la fuerza política “no daba pie con bola”.

Durante toda la década la cuestión de los DDHH estuvo presente permanentemente en la FEUU y en la UDELAR, en actividades e iniciativas de la FEUU, de los centros de estudiantes, de la intergremial universitaria, de la propia UDELAR, en la organización permanente los 14 de agosto, en el episodio y las denuncias sobre el “Filtro”, en los 20 de mayo, en el ya reseñado “caso Tróccoli”. Pero, puede sintetizarse todo esto en un acto: en la entrada al Paraninfo puede verse una placa recordatoria de Líber Arce y los mártires estudiantiles, puesta allí a propuesta de la FEUU y acompañada por la UDELAR. Colocada en un acto en el recinto universitario presidido por palabras del entonces Rector Rafael Guarga y un posterior acto en la explanada universitaria con oratoria de la FEUU y multitudinaria marcha hacia el Palacio Legislativo.

Pero la actividad de la FEUU fue muy amplia en aquella década. También se pronunció en aquellos años, sobre un punto candente hoy y muy caro a las políticas neoliberales: las AFAPS. En 1996, la comisión nacional para la recolección de firmas contra las AFAPS se conformó en un acto en el Paraninfo de la Universidad. La integraron: José D’Elía, por el PITCNT; Tabaré Vázquez por el FA; y un miembro del ejecutivo de la FEUU.

Por otra parte, durante toda esta década la Intergremial Universitaria funcionó constante y permanentemente. Es decir, la coordinación sobre los diversos asuntos de la UDELAR y, en particular, en los contextos de conflicto, luchas presupuestales, etc.; entre la FEUU, AFUR (Asociación de Funcionarios de la Universidad de la República), ADUR (Asociación de Docentes de la Universidad de la República), UTHC (Unión de Trabajadores del Hospital de Clínicas).

Por último, en los años 90 la UDELAR fue escenario de un democrático y profundo debate sobre la Universidad a través de las instancias de las “jornadas de debate universitarias”, en las cuales se expresaban las distintas concepciones y tendencias en torno al destino de la institución, o sea, la reforma de la Universidad y del sistema de educación superior. Sendas publicaciones fueron realizadas como base política y teórica para el debate. Sin embargo, tanto estos materiales sobre política universitaria como los resultados o diversas visiones sobre estas cuestiones fueron “enterrados”, “sepultados”, se le extendieron pasaporte para el olvido. En este vacío y en esta improvisación actuaron los gobiernos del FA en las cuestiones de educación superior.

En síntesis, es difícil de explicar, o resulta inconcebible, la afirmación, la caracterización de la década del 90 como un período de inmovilismo social, en general; y de inmovilismo del movimiento estudiantil universitario, en particular. Por el contrario, si algo fue ajeno a este período fue el inmovilismo. En cuanto al movimiento estudiantil universitario, se trató de una década entera de lucha y movilización que se inicia ya en 1990 con una enorme movilización por presupuesto, ¡en el contexto de la crisis del socialismo y su expresión en el movimiento juvenil uruguayo con la crisis de la FES, la FEI y CGUTU!; y se cierra en el mismo año 2000 con otra enorme movilización por presupuesto para la Universidad. Pero, como ya se ha reseñado, en el correr de estos años la FEUU fue protagonista fundamental de todas las luchas llevadas adelante por nuestro pueblo tanto en el terreno nacional como internacional.

Toda estructura social reproduce objetivamente las condiciones materiales que permiten establecer una visión hegemónica de la sociedad y el mundo de manera espontánea. En torno a esta situación general suelen surgir variantes ideológicas más o menos profundas que expresan los vestigios de una concepción del mundo sin futuro histórico; expresión de los prejuicios y vaivenes de las capas intermedias. Es recomendable superar el carácter espontáneo de la repetición de las ideas, anhelos y prejuicios, tanto de la ideología dominante como de los puntos de vista vacilantes y sin perspectivas de las capas intermedias. Es decir, tener un punto de vista consciente, un juicio crítico, sobre las tendencias ideológicas y políticas que interactúan en la sociedad y las consecuencias prácticas de las mismas.

En la investigación se explícita el marco teórico y la metodología de estudio, que es de carácter cuantitativo, no se parte, por tanto de una posición ideológica espontánea. También se señala el carácter de ¨construcción intelectual arbitraria¨ de ¨unidades de análisis¨ como la de ¨evento de protesta¨ y los recortes en el espacio y el tiempo que se pueden derivar de esta14. El problema que visualizamos es que en el estudio de la lucha estudiantil de los 90 se extraen conclusiones arbitrarias que son tomadas como reales, y que crean una visión distorsionada, falsa de los procesos históricos, poniendo todo “patas para arriba”; donde hay desacumulación, incapacidad de crecimiento orgánico se ven avances; donde hay madurez, acumulación, desarrollo de organización, donde se registran victorias tras victorias, se ve inmovilismo.

 

 

 

 

 

 

*Aldo Scarpa fue militante del Centro de Estudiantes de Humanidades y Ciencias de la Educación, delegado al Consejo Federal de la FEUU y miembro de la Mesa Ejecutiva en los 90. Alexis Capobianco fue militante del Centro de Estudiantes de Humanidades y Ciencias de la Educación, delegado al Consejo Federal de la FEUU y consejero por el orden estudiantil en el Consejo de la Facultad de Humaniddes y Ciencias de la Educación también en los 90.

1Venosa, Paolo, “La reforma y los ‘agitadores’. El movimiento estudiantil de 1996.” en González Vaillant, Gabriela y Markarián, Vannia (coords.) El río y las olas. Cuatro ciclos de protesta estudiantil en Uruguay 1958 1968 1983 1996, Montevideo, Universidad de la República, 2021.

2Ibídem, p. 68.

3En columna publicada en La Diaria en el año 2020, señalaba Italo Bove, exdirigente y exmiembro del Consejo Directivo Central por la FEUU: “Este 18 de noviembre se cumplen 30 años del inicio de la primera huelga y ocupación de la Universidad de la República (Udelar) posdictadura. Luego vinieron muchas más, pero aquella huelga por un presupuesto digno para la Udaler (durante la discusión del Presupuesto Quinquenal del gobierno de Luis Alberto Lacalle Herrera) fue un punto de quiebre en la eterna lucha del movimiento social y popular por un mundo mejor. Ahora, ante la discusión presupuestal del gobierno de otro Lacalle, se repite la necesidad de lucha por un presupuesto universitario digno.” Bove, Italo, “A 30 años de la mítica huelga universitaria del 90”, La Diaria, 18 de noviembre de 2020. Recuperado de: https://ladiaria.com.uy/opinion/articulo/2020/11/a-30-anos-de-la-mitica-huelga-universitaria-del-90/

4Al respecto señalaba Mauro Conti, ex integrante de la Mesa Ejecutiva de la FEUU: “En los años 90 el neoliberalismo intentó ahogar presupuestalmente a la Universidad. Hubo 5 huelgas universitarias diferentes, en 1990,1993,1994,1995 y 2000. A pesar de todo, nunca nos olvidamos de nuestros compañeros y nuestras compañeras y luchamos por Verdad, Memoria y Justicia.” Conti, Mauro, “91 años de la FEUU”, El Popular, 30 de abril de 2020. Recuperado de: https://elpopular.uy/91-anos-de-la-feuu/

5Ibídem, p. 127.

6Al respecto señalaban los estudiantes del Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas y Administración, desmitificando el dicho de que “Con los paros no se logra nada” que: “En este sentido los estudiantes de Ciencias Económicas destacaron que en los últimos diez años ha habido 5 huelgas universitarias (1990,1993,1994,1995 y la de este año 2000), y en todas y en cada una de estas instancias, la movilización que en general se dio por períodos de alrededor un mes, tuvo importantes resultados para la Universidad. Señalaron que en 1990 se obtuvo un incremento del presupuesto universitario de U$S 10 millones, en 1993 un aumento salarial para docentes y funcionarios no docentes del 27%, en 1994 se logró pasar del incremento salarial planteado por el Poder Ejecutivo del 1,5% a un 6% previsto para el conjunto de los funcionarios de la Administración Pública, mientras que en 1995 se logró un incremento de U$S 10 millones.” https://www.lr21.com.uy/sociedad/28890-huelgas-anteriores-dieron-recursos-a-la-universidad

 

7Venosa, Paolo, op.cit., pp. 131-132.

8Sobre seguridad social se elaboró un extenso documento en la VIII Convención donde se rechazaban las AFAPS, allí se sostenía: “Esta reforma implica según informes del BPS una caída real de las ya menguadas jubilaciones que oscila entre un 6% y un 36% menos, según la Asesoría Económica y Actuarial del BPS que elaboró tablas en base a datos y estimaciones oficiales del BPS, Banco Central, BSE, etc. Las mismas demuestran que en el 90% de los casos conviene quedarse solo en el BPS y no afiliarse a ninguna AFAP, y en el caso de los mayores de 40 años este número se eleva al 98%. Como confesara Isaac Alfie, asesor del Ministerio de Economía y Finanzas del anterior y actual gobierno: ‘La ley no soluciona todos los problemas, será necesario complementarla con otra que profundice los recortes en las prestaciones que en esta ley son excesivamente livianos’(Revista Tres, 29/3/96) El objetivo es claro, los uruguayos deberán trabajar más y ganar menos, para seguir fortaleciendo la acumulación de capital.” VIII Convención de la FEUU. Homenaje a Ernesto “Che”Guevara a 30 años de su asesinato, FEUU, Montevideo, 1998, pp. 28-29. Los efectos perjudiciales para los futuros jubilados quedaron muy claros en el caso de los cincuentones, los que reclamaron poder salir precisamente del régimen de AFAPS, lo que la ley impedía. Tal vez la reforma de la que hablaba Isaac Alfie en 1996 es la que hoy está propuesta por el gobierno de coalición, en que él se desempeña como Director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto.

9Pocos días antes de la realización del 20 de mayo, el Centro de Estudiantes de Humanidades y Ciencias de la Educación expulsa al confeso torturador Jorge Trocolli, acción plenamente respaldada por toda la FEUU. Esta expulsión se transformó en un hecho de conocimiento público con repercusiones a nivel de medios de comunicación, político y de la opinión pública en general. Citamos una parte de la declaración del CEHCE: “Ante las declaraciones del Cap.(R) de Navío Jorge Tróccoli, estudiante de la Licenciatura de Ciencias Antropológicas, sobre su actuación en la pasada dictadura militar, se replantea en nuestro país el tema de los Derechos Humanos. La violación de los Derechos Humanos no es sólo un tema del pasado en nuestro país. También lo es del presente, de un presente en el cual las mismas clases dominantes del pasado continúan atentando contra derechos básicos de los seres humanos como son la vida, la salud, la vivienda, el trabajo y la educación. Es precisamente a través de la educación que se nos trata de imponer un proyecto de hombre, en el cual los valores predominantes sean el individualismo y la insensibilidad. Estos mismos sectores dominantes fueron quienes crearon y educaron el aparato represivo responsable de las torturas, las muertes y las desapariciones de tantos uruguayos; con el único objetivo de mantener intactos sus intereses y profundizar su proyecto de país. Quienes ayer se beneficiaron con la dictadura son los mismos que hoy se benefician con la aplicación del proyecto neoliberal, que profundiza aún más las injusticias sociales y que no da garantías de que lo ocurrido no vuelva a suceder. Es por eso que nos genera desconfianza que se pretenda que el pasado quede en el olvido y que se disfrace la búsqueda de la verdad como una simple actitud de venganza y revisionismo. Entonces, ¿sobre qué pilares se construyenuestra democracia? Entendemos que una verdadera democracia debe construirse sobre la verdad, la memoria y la justicia. Nos negaron la justicia, busquemos la verdad entre todos, exigiendo se cumpla con el Art. 4 de la Ley de Impunidad.” Declaración Centro de Estudiantes de Humanidades y Ciencias de la Educación, en Sanguiñedo, Francisco, “La FEUU ayer y hoy. Setenta años de documentos del Movimiento Estudiantil Uruguayo”, recuperado de: https://sitiosdememoria.uy/sites/default/files/2021-07/la-feuu-ayer-y-hoy.pdf, pp. 535-536. A su vez la FEUU declaraba: “Hace 10 años algunos políticos quisieron tapar el sol con un dedo. Le dijeron al pueblo uruguayo, que es posible construir un futuro digno, con justicia, una democracia sólida, sin tener «ojos en la nuca». Los qué reclamados justicia no pretendíamos vivir del pasado pero la historia le ha enseñado a los pueblos que una sociedad que no conoce y comprende de su desarrollo histórico no puede entender su presente y construir un futuro democrático. Cuando la mayoría de los sectores políticos votaron en el parlamento la Ley de Impunidad, fuimos de los que creímos que este tema había que resolverlo con la más amplia participación popular por eso promovimos el Plebiscito. Mas allá de que el proceso de el referéndum estuvo teñido por un discurso basado en la política del miedo por parte de quienes defendían la ley y que contaron con el apoyo desinteresado de los grandes medios de comunicación, nosotros por principios acatamos y seguimos atacando sin la mas mínima duda el resultado de las urnas. Sin embargo los hechos confirman nuestra posición. Tras años de silencio el domingo 5 de mayo los estudiantes universitarios mediante la carta de «autoconfesión» publicada por el Capitán de Navío Jorge Troccoli nos rencontramos con el pasado presente en nuestras aulas. Los estudiantes convivimos con quien aparentemente era un compañero más, sin saber que tras aquel simple alumno había un torturador. ¿Podría haber torturado este hombre a algunos de sus actuales compañeros de clase o quizás a los padres de uno de ellos?,¿Cuantos Troccolis más habrá en nuestras aulas, y en el resto de la sociedad?, ¿Podrían ser Mariana o Simón uno de los compañeros de clase de estos «señores» ¿Podría haber sido uno de nuestros mártires estudiantiles como Ibero Gutiérrez docente de esta persona? ¿Puede vivir una sociedad en paz y en tranquilidad sin conocer la verdad? ¿Puede existir un futuro seguro en estas condiciones?. No podemos olvidarnos que el aparato represivo de los profesionales de la tortura y la desaparición fueron creados y educados para reprimir al movimiento popular. cuando los trabajadores, los estudiantes y el pueblo todo luchaban por mejores condiciones de vida, en defensa de la enseñanza publica y la democracia, ciertos sectores privilegiados de nuestra sociedad optaron por la represión para mantener intactos sus intereses y profundizar su proyecto de
país. Esos mismos sectores se beneficiaron con la dictadura y promovieron tras su caída la impunidad. Hoy en nuestras fuerzas de seguridad siguen ascendiendo los militares implicados con las violaciones de los derechos humanos durante la dictadura y continuara planificándose coordinaciones regionales por fuera de todo marco legal (caso Berríos). Hoy asistimos a como los propios redactores de la ley de impunidad borran con el codo lo que escribieron con la mano transformando en letra muerta el artículo 4 de dicha Ley. Este artículo prevé la posibilidad de investigar y conocer la verdad sobre las desapariciones, las muertes y las torturas. Sin embargo los sucesivos gobiernos han trabado esta posibilidad. Nosotros exigimos hoy el derecho de las víctimas directas, los familiares y la sociedad toda de conocer la verdad. Po r eso convocamos a la más amplia participación de los universitarios y delpueblo todo a la marcha del lunes 20 de mayo «POR VERDAD, MEMORIA Y NUNCA MÁS” FEDERACION DE ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS – F.E.U.U.” Ibidem, pp. 537-538 file:///C:/Users/Usuario/AppData/Local/Temp/la-feuu-ayer-y-hoy.pdf

10Esta visión se expresó claramente en el encuentro de estudiantes del año 96 realizado en la Facultad de Veterinaria cuando se plantea la estrategia para enfrentar el proyecto de país neoliberal: “Hay que crear las correlaciones de fuerza sociales, políticas e ideológicas capaces de sostener y mejorar de verdad lo mejor que ha creado nuestro pueblo a lo largo del siglo. Esta lucha es de resistencia a largo plazo y si logramos mantenernos y avanzar crearemos las condiciones para aplicar una propuesta alternativa cerrando esta etapa y abriendo una nueva. Nuestra obligación es fortalecer el movimiento estudiantil, la F.E.U.U., fortaleciendo nuestras alianzas sociales históricas levantando los valores democráticos, solidarios y de justicia. Propuestas para el Federal del Taller de Participación y Cogobierno. I) Necesidad de posturas políticas nacionales. II) Necesidad de posturas políticas de defensa de la Universidad y la Ley Orgánica. III) Estrechar alianzas con el movimiento popular, también, para que éste tome como suya la lucha de la universidad pública.” Ibídem, p. 555.

11Se declaraba en la VIII Convención de la FEUU de 1997: “La F.E.U.U. expresa a más de 35 años del comienzo del criminal bloqueo imperialista su solidaridad con el pueblo cubano y su revolución. El hermano pueblo de Cuba es sin duda hoy en día, no sólo el más digno representante de los ideales que llevaron adelante los libertadores como Artigas, Bolívar y Martí, sino también, del guerrillero heroico Ernesto “Che” Guevara, asesinado hace 30 años en Bolivia. Martí y el “Che” fueron hombres que nos señalaron el camino para la construcción de una América Latina libre, digna y soberana y en la lucha contra ese “gigante de botas de siete leguas” que hoy pret ende dominar y enseñorar el mundo y borrar el ejemplo de la República de Cuba con un bloqueo criminal que tiende a profundizarse con la ilegítima ley Helms Burton, la cual contó con el rechazo de la comunidad internacional. Es por eso que hoy nuevamente la F.E.U.U. reafirma su compromiso con la autodeterminación de los pueblos, la condena al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba por los EE.UU., como asimismo su solidaridad con el pueblo y la revolución cubana, bastión de la dignidad de Nuestra América.” Ibídem, p. 540 file:///C:/Users/Usuario/AppData/Local/Temp/la-feuu-ayer-y-hoy.pdf

12Venosa, Paolo, op.cit., p. 132.

13Se señalaba en la Editorial de Jornada del 14 de agosto de 1997: “En lo que a nuestra Federación respecta, no nos cansaremos de seguir defendiendo al gratuidad y la autonomía de nuestra Universidad. no renunciaremos nunca a nuestro compromiso de cogobernarla, seguiremos aportando a la discusión fraterna con los distintos órdenes, los Servicios y las autoridades universitarias.”. Sanguiñedo, Francisco, op.cit, p. 539. file:///C:/Users/Usuario/AppData/Local/Temp/la-feuu-ayer-y-hoy.pdf Y en los documentos sobre educación superior emanados de la VIII convención: La actual situación, en la que el gobierno de coalición intenta aplicar políticas
tendientes a intervenir en la política universitaria, despojándola de su autonomía, siguiendo de esta forma las tendencias que a nivel regional se aplican, fruto de las “políticas globales” que los organismos de crédito internacional intentan imponer, debe tener a la Federación reafirmando sus principios.
La defensa de la Universidad pública y autónoma, libre de toda injerencia y presión que se pueda ejercer desde el poder político o desde cualquier otro grupo de poder, ya sea económico, social o religioso, es uno de los pilares de nuestra casa mayor de estudios. La Universidad no debió, no debe y no deberá estar nunca respondiendo a otros intereses que no sean los de la sociedad en su conjunto y es a ella a la que debe beneficiar y rendir cuentas.
La defensa de una Universidad inserta en la sociedad, a la cual pueda acceder el mayor número de estudiantes posible, una Universidad gratuita, dejando de lado intentos de matriculación que no sólo no resuelve los problemas (como ya se demostró en países vecinos), sino que por el contrario lo único que hace es restringir y elitizar el acceso a la educación terciaria. El Estado tiene la obligación de brindar educación a todos los integrantes de la sociedad. La defensa de la Universidad cogobernada, democrática, donde todos sus actores estén representados, donde estudiantes, docentes y egresados formen parte del gobierno universitario, donde los Órdenes sean motores de la discusión y generadores de ideas, son cosas que debemos defender y profundizar.” Ibídem, p. 543 https://sitiosdememoria.uy/sites/default/files/2021-07/la-feuu-ayer-y-hoy.pdf

14González Vaillant, Gabriela y Markarián, Vannia (coords.) El río y las olas. Cuatro ciclos de protesta estudiantil en Uruguay 1958 1968 1983 1996, Montevideo, Universidad de la República, 2021, p. 12.

Autor@: Aldo Scarpa

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